El país de los relojes y el chocolate con leche tiene en sus cientos de lagos el alma de sus paisajes idílicos. En sus orillas o elevados sobre promontorios se asientan hoteles exquisitos donde el lujo es dejarse inundar por la paz de estos mares interiores que han sido el refugio dorado de personajes ilustres. Aquí donde la sofisticación del entorno alimentó la musa de escritores, músicos y artistas, hoy los huéspedes encuentran el sentido del arte de vivir.
¿El colmo de lo bucólico? Hoteles de Suiza con vistas a lagos... suizos
Miradores a la auténtica belleza suiza...
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Elisabeth Fransdonk
Fairmont Grand Hotel, Ginebra
El hotel más grande de Ginebra (412 habitaciones y trece salas de reuniones con capacidad para 1.300 personas) es como un oasis en el corazón de la ciudad, a pocos pasos del casco antiguo, el distrito comercial y los Baños de Pâquis. También es el hogar de tres restaurantes gourmet, un acogedor salón, un bar, boutiques exclusivas, un Spa de élite y una piscina cubierta y climatizada. Y todo ello de cara a las aguas del Lemán.
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Will Pryce
Four Seasons Hotel des Bergues, Ginebra
La elegancia y sofisticación encuentran su razón de ser en este hotel de Ginebra que es el preferido por los mandatarios de todo el mundo. En su Spa emplazado en la azotea, en su restaurante con estrella Michelin y en sus habitaciones diseñadas por Pierre-Yves Rochon, el peso de la historia queda revitalizado con unas comodidades contemporáneas y un servicio amable, cálido y genuino.
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D.R.
Le Mirador Resort & Spa, Vevey
Su lema es vivir por encima de las nubes, algo que cumple con su posición elevada en el Mont Pèlerin, justo encima de la encantadora ciudad de Vevey. Con ello consigue una panorámica de infarto sobre el lago Lemán y sobre los viñedos en terraza de Lavaux, que son Patrimonio de la Humanidad. Las montañas de los Alpes como telón de fondo cierran la estampa mágica de este hotel que traslada a sus huéspedes muy cerca del cielo.
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Valentin Luthiger
Eden Roc, Ascona
Su emplazamiento espectacular a la orilla del lago Maggiore, en el soleado sur de Suiza, se complementa con unos fabulosos jardines desde los que admirar la panorámica y una escuela propia de deportes náuticos para recrearse en las aguas. Además, este hotel, que combina en su decoración clasicismo y modernidad, hace bandera de la sostenibilidad al certificar una reducción considerable de las emisiones de CO2.
Hoteles de infarto en los lagos de Suiza
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Matteo Barro
President Wilson, Ginebra
Con una ubicación ideal a orillas del lago Ginebra y con el majestuoso Mont Blanc como telón de fondo, este hotel no solo goza de la exclusividad del Spa de la Mer y de las exquisiteces del chef Michel Roth, galardonado con una estrella Michelin. También tiene el honor de acoger la suite más cara del mundo, que ocupa toda la octava planta y entre cuyos clientes se cuentan celebridades como Bill Gates o Richard Branson.
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ERIC GACHET
Beau Rivage , Ginebra
El icónico hotel del que salió Sissi aquella fatídica mañana en que fue asesinada conserva una suite con el nombre de la emperatriz y algunos de sus objetos personales. También mantiene el aura clásica que lo distingue desde 1865 y que lo convierte en uno de los alojamientos más lujosos y elegantes de Ginebra, con maravillosas vistas al lago Lemán y a los picos nevados de los Alpes.
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Michelle Chaplow
Park Hotel Vitznau, Lucerna
El glamour de la Belle Époque se condensa en este suntuoso hotel asomado al lago de los Cuatro Cantones, más conocido como el lago de Lucerna. Un complejo de cuatro palacios donde la privacidad y la discreción son las grandes bazas. Detrás de sus muros centenarios se oculta un interior renovado con tecnología de vanguardia y una bodega surtida con más de 30.000 botellas de vino de las marcas más prestigiosas de Europa.
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D.R.
Beau-Rivage Palace, Lausana
La historia ha dejado su huella en este alojamiento del lago Lemán, en el que en el año 1923 se firmó el Tratado de Lausana que ponía fin al Imperio Otomano. Aquí donde Víctor Hugo se maravilló con el entorno y donde Coco Chanel se curó de sus avatares amorosos también dejaron su rastro Charlie Chaplin, Gary Cooper y Nelson Mandela. Su secreto, además de un chef con tres estrellas Michelin, es irradiar el encanto del pasado.