
Para empezar, está situado al borde de un imponente acantilado de 88 metros de profundidad. Donde se alza ahora el edificio, antes había un muelle abandonado.
Tiene 18 pisos de los cuales 16 están bajo tierra y el resto bajo el agua, con lo cual permite que muchas de sus 300 habitaciones sean prácticamente un acuario para el disfrute de los huéspedes.

Las áreas comunes como la piscina y el Spa y sus restaurantes, situados bajo el mar, son sencillamente imponentes.
Además se trata de un proyecto sostenible ya que genera su propia energía, calefacción e iluminación mediante energía geotérmica.
