20 curiosidades sobre Grand Central Terminal, la estación de tren más grande del mundo

Si has viajado a Nueva York, seguramente habrás planeado una excursión para visitar la mítica Grand Central Terminal. Hoy te presentamos algunas curiosidades para que la puedas conocer a fondo.

Grand Central Terminal, interior

Te descubrimos 20 curiosidades de la Grand Central Terminal de Nueva York.

/ Bim / ISTOCK

En pleno corazón de Manhattan nos trasladamos hasta la calle 42 y Park Avenue. Allí se encuentra Grand Central Terminal, la estación de tren más grande del mundo si tenemos en cuenta que tiene casi medio centenar de andenes y 75 vías. Por este lugar pasan diariamente más de 750.000 personas, entre viajeros y curiosos; de hecho, es uno de los lugares turísticos más visitados de toda la Gran Manzana.

Grand Central Terminal es parada obligatoria debido a su valor histórico, artístico y arquitectónico, pero, además, esconde un montón de curiosidades que te vamos a desvelar para que, si pasas por allí, puedas mirar la estación con otros ojos.

Reloj a la entrada de Grand Central Station

En la fachada de la estación destaca una escultura llamada La gloria del comercio y un espectacular reloj Tiffany.

/ Wirestock / ISTOCK

Escultura de la fachada

La fachada que da a Park Avenue está coronada por las efigies de Mercurio, Hércules y Minerva, que representan la velocidad, la fuerza y la sabiduría, respectivamente. Se eligieron para ensalzar las virtudes del ferrocarril y están realizadas con piedra caliza de Indiana.

Reloj de Tiffany

Justo debajo de las estatuas se encuentra un inmenso reloj de Tiffany de casi 4 metros de diámetro; de hecho, es el más grande que la mítica firma ha hecho hasta la fecha.

Techo abovedado

Nada más acceder a la estación, llama la atención su espectacular techo. Se pueden apreciar 12 constelaciones y 2.500 estrellas pintadas con pan de oro sobre un color turquesa. Si el viajero dedica un largo rato a observar esta obra que lleva por nombre El cielo por techo, podrá apreciar en una parte lateral un rectángulo muy ennegrecido. Cuando se llevaron a cabo obras de rehabilitación, el techo se restauró, pero se decidió dejar una muestra del techo original. Y sí, esa parte está absolutamente ennegrecida. ¿Imagináis por qué? Hasta que se prohibió fumar en lugares públicos, el humo (y el hollín) que había en la estación no ayudaba especialmente a conservar el color original.

Techo Grand Central Terminal

En el techo se pueden apreciar doce constelaciones, con más de 2.000 estrellas pintadas con pan de oro.


/ undercrimson / ISTOCK

Plantas y materiales

El interior de la estación está realizado con mármol rosa de Tennessee y cuenta con varios niveles. La mayoría del público se concentra en tres de ellos, que son los dedicados a la estación propiamente dicha, taquillas, andenes y servicio de restauración.

La joya de la estación

En el Main Concorse o vestíbulo principal se encuentra el centro de información coronado por Ball Clock, un reloj esférico de cuatro caras diseñado por Seth Thomas. Está valorado en 20 millones de dólares y sincronizado con el reloj atómico del observatorio naval de Bethesda, Maryland. Se cuenta que para que el reloj se atrase tan solo un segundo, tendrán que pasar miles de millones de años.

Puntualidad

El Ball Clock marca la hora exacta, mientras que los paneles informativos con los horarios de salidas de los trenes están adelantados un minuto para que el viajero no llegue tarde.

Vestíbulo Grand Central Station, Nueva York

No hay nada más neoyorkino que quedar en el reloj de Grand Central Terminal.

/ cmart7327 / ISTOCK

Escalinatas

Si quieres obtener una buena panorámica del vestíbulo, deberás situarte en la Grand Staircase, escalinata que se inspiró en la situada en la Ópera de París.

Punto de encuentro

El Ball Clock es el corazón de la estación. Es punto de encuentro tanto como para neoyorkinos como para visitantes. Y es que la gran mayoría de gente que queda en la zona de Midtown, lo hace en el reloj de Grand Central Terminal.

Símbolo familiar

El explorador más avezado descubrirá infinidad de bellotas y hojas de roble como elemento decorativo. Así, por ejemplo, las rejas de las taquillas, cuentan con estos símbolos que representan a la familia Vanderbilt, una de las más importantes dentro del negocio ferroviario y que, además, se encargó de financiar la propia estación.

Taquillas Grand Central Terminal

Hay que fijarse bien en las taquillas para descubrir algunas bellotas y hojas de roble.

/ rhyman007 / ISTOCK

Descubre la estación a fondo

Como ya hemos comentado, es una de las principales atracciones turísticas de Nueva York. En una de las taquillas se pueden alquilar audioguías para descubrir todos los secretos que esconde la estación. También existe una aplicación de pago que nos puede guiar en nuestro recorrido o, si el viajero es más de la vieja escuela, siempre podrá contratar un tour guiado.

Ventanales

Nos hemos fijado en el techo y ahora llega el turno de los ventanales, que alcanzan los 23 metros de altura. Una de las cosas que más sorprende a los viajeros es descubrir gente paseando por ellas. ¿Cómo es esto posible? Existe una pasarela entre la doble cristalera que conecta las diferentes partes de la estación y la suelen utilizar los trabajadores para llegar a sus puestos de trabajo. Es una pena, pero el público general no puede acceder a ella.

Anécdotas históricas

Otra curiosidad con respecto a sus ventanales forma parte de la historia del país. Durante la segunda guerra mundial y para evitar ser un blanco fácil, las enormes cristaleras se pintaron de negro para que no se filtrara la luz del interior.

Ventanales Grand Central Terminal

Es posible descubrir gente deambulando por las pasarelas que hay entre los ventanales de la estación.

/ Updog Designs / ISTOCK

Accesibilidad

Para bajar al nivel inferior hay grandes rampas y es que la Grand Central Terminal fue una de las primeras estaciones en incorporar rampas para salvar las barreras arquitectónicas y para facilitar el transporte de equipaje.

Galería de los susurros

Otro punto neurálgico de Grand Central es su Whispering Gallery o galería de los susurros. Si ves a numerosos turistas de cara a la pared, no es que estén castigados ni meditando, sino que están probando como el sonido viaja de esquina a esquina a través de la galería. El sistema de arcos de baldosas de la galería se lo debemos al arquitecto y constructor español Rafael Guastavino Moreno, que patentó este sistema de construcción de bóvedas bajo el nombre de Guastavino System.

Restaurante Oyster en Grand Central Station

El Oyster Bar Restaurant se inauguró en 1913.

/ littleny / ISTOCK

Oyster Bar, el más antiguo

Al lado de la galería de los susurros se encuentra el restaurante más antiguo de toda la estación: el Oyster Bar, abierto en 1913. Su especialidad es el marisco y en su carta se ofrecen más de 30 variedades de ostras diferentes.

Restauración y apartamento Campbell

Además del Oyster Bar hay un food hall en la planta -1 que cuenta con numerosos establecimientos de comida. Se cuenta que más de 10.000 personas comen en la estación diariamente. Y hay para todos los gustos, desde burritos y hamburguesas en locales de comida rápida hasta restaurantes de renombre, como Cipriani, en el que conviene reservar con antelación. Otro rincón mítico de la estación es el conocido como apartamento Campbell, elegante y curioso bar ubicado donde en su día estaba la residencia ocasional del director de la estación, John Campbell. Una joya arquitectónica en la que se combinan madera, vidrieras y piedra con una gran chimenea como elemento central.

Mercado para todos los gustos

Grand Central Terminal cuenta, también, con su propio mercado (Grand Central Market), en el que comprar desde productos de primera necesidad hasta gourmet o delicatessen. Y si lo que prefieres es comida preparada, deberás dirigirte a la zona conocida como Great Northern Food Hall.

Mercado en Grand Central Terminal

Los neoyorkinos también acuden a Grand Central Terminal a hacer la compra.

/ Travelview / ISTOCK

Sala Vanderbilt y sus lámparas

La que fue la sala de espera principal de la estación recibe el nombre de sala Vanderbilt y hoy en día está acondicionada para realizar eventos especiales y corporativos. En Navidad, por ejemplo, ser realiza un mercadillo muy conocido. Sus lámparas miden algo más de tres metros de ancho y pesan más de una tonelada. Y no hace falta que perdáis tiempo contando cada bombilla. Si contratáis la audioguía os van a chivar que hay más de 130.

Deporte en Grand Central

En Grand Central Terminal hay incluso pistas de tenis. Sí, como lo lees. En la planta 4ª se pueden alquilar estas pistas para darle a la raqueta, pero no son nada baratas. El precio del alquiler por una hora varía en función del horario y el día, pero las tarifas arrancan en torno a los 80 euros y pueden llegar hasta los 330 euros.

Exterior Grand Central Terminal

La fachada esconde una estación que es una auténtica joya.

/ Andrey Krav / ISTOCK

Cine y televisión

Y no podemos finalizar esta lista de curiosidades sin mencionar la importancia de la Grand Central Terminal en la historia del cine y la televisión. Cualquier cinéfilo podrá, seguramente, dar el nombre de varias películas que se hayan rodado en este lugar. Si confeccionáramos una lista sería bastante grande, pero ¿por qué no reseñar las apariciones más míticas? ¡Vamos allá!

  • Armageddon (1998): Veremos como la Grand Central explota por los aires debido a la caída de varios meteoritos.
  • Madagascar: También ha sido escenario animado para los animales de esta cinta producida por Dreamworks.
  • El curioso caso de Benjamin Button: Sí, Brad Pitt también ha pasado por aquí.
  • Men in Black y Soy leyenda: Will Smith ha rodado varios largometrajes en esta ubicación.
  • Mad Men: Don Draper frecuentaba bastante el Oyster Bar tras sus maratonianas jornadas en la agencia de publicidad.
  • Gossip Girl: ¿Ya sabes quién es la reina cotilla de esta serie que tiene en las calles de Manhattan su mejor escenario?

Hasta aquí las 20 curiosidades que esconde la Gran Central Terminal, un lugar emblemático que hay que visitar al menos una vez en la vida.

Síguele la pista

  • Lo último