Cómo conseguir retratos de calidad profesional

Fotografiar personas resulta una experiencia gratificante para cualquier fotógrafo. Le mostramos cómo eliminar las distracciones y cómo utilizar el encuadre correcto para obtener unos buenos retratos.

Cómo conseguir retratos de calidad profesional
Cómo conseguir retratos de calidad profesional

Existen una serie de consejos que, si se siguen, mejorarán en gran medida la calidad de cualquier retrato. Como siempre, no pasa nada por saltarse alguno, pues son simplemente unas normas básicas que pueden ignorarse para aumentar así la creatividad de las fotografías.

Tan importante como el sujeto que se va a fotografiar es el fondo que aparecerá detrás de él. Lo ideal es usar fondos simples, eliminando en la medida de lo posible cualquier distracción. Ayuda mucho usar una lente con el zoom al máximo y una apertura grande para que el fondo aparezca desenfocado. Otro apartado que conviene cuidar es la exposición. Por ejemplo, en un día muy soleado lo mejor es situar al sujeto a contraluz y utilizar la medición puntual sobre el rostro. De esa forma conseguirá que la cara, que es el elemento más importante de la fotografía, aparezca correctamente expuesta. Además, resulta muy útil usar un reflector (y no son muy caros), ya que permiten rebotar la luz y concentrarla en el rostro del sujeto. La composición resulta también fundamental a la hora de conseguir un retrato original y efectivo. No obstante, en este caso procure no seguir la regla de los tercios porque sirve más bien de poco. Si lo que observa por el visor de la cámara tiene buen aspecto, probablemente la fotografía funcione. Eso sí, evite disparar desde un punto de vista muy alto o muy bajo a la persona que va a retratar, ya que puede que en la fotografía aparezca bastante desproporcionado.

Respecto a las poses, existen muchas posturas que pueden funcionar bien, pero sobre todo conviene asegurarse de que la persona que fotografía está cómoda, ya que, si no, su expresión lo delatará y el retrato no quedará bien.

Por último, el color constituye otro de los aspectos fundamentales. No conviene incluir muchos colores en la misma fotografía. En este caso, se aplica la regla: cuanto más sencillo, mejor. Limítese a tres o cuatro tonos distintos, pero llamativos.

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