Así es el avión más rápido del mundo: 3.540 kilómetros por hora a 25.000 metros de altura
Surcó los cielos entre el 22 de diciembre de 1964 hasta el 1998, se llamaba Lockheed SR-71 y era capaz de volar a tres veces la velocidad del sonido.

El avión, no cabe duda, es el transporte más rápido del mundo. Una suerte de la ingeniería que nos permite volar de un punto a otro de nuestro vasto planeta en tiempos que jamás se podrían haber imaginado hace siglos. Y es que el transporte más seguro del mundo es, también, el más veloz.
Ejemplo de ello son aviones como el Boeing 737-800, uno de los que usa Ryanair para sus vuelos, que es capaz de viajar a una velocidad máxima de 946 kilómetros por hora. Una velocidad que ya es una auténtica hazaña, pero que nada tiene que ver con la que llegaba a alcanzar el avión más rápido del mundo: el Lockheed SR-71.

Este avión de fabricación estadounidense, que sobrevoló nuestro planeta durante más de 20 años (del 1964 al 1998), era capaz de volar a lo que científicamente se llama Mach 3.32: tres veces la velocidad del sonido con unas velocidades máximas de 3.540 kilómetros por hora. Casi cuatro veces las velocidades de la actualidad.
Hay otros más conocidos como el Concorde, que era capaz de hacer un vuelo Madrid – Estados Unidos en apenas 3 horas y media, y que alcanzaba una velocidad de 2.179 km/hora. Pero nada se asemeja a esta obra de la ingeniería que servía de reconocimiento estratégico de largo alcance.

Lockheed SR-71, una joya de la ingeniería
Este avión, al que se le conocía también como Blackbird, fue una de las armas más poderosas para los Estados Unidos. Este les servía como un avión de reconocimiento estratégico de largo alcance y fue, durante toda su existencia, un proyecto de alto secreto que se creó para evitar radares.
Su forma, que nos transporta directamente al futuro, disponía únicamente de una cabina para dos tripulantes, tenía una envergadura de 32,7 metros y su peso vacío era de 30.600 kilos, prácticamente 4 veces más que los de la actualidad. ¿Por qué era tan rápido si pesaba tanto? Las claves están en las tomas de aire del avión, en uno de los diseños de aeronaves más potentes jamás creados.

Ester avión, que tenía que adaptarse a enormes cambios de presión y velocidad contaba con un cono puntiagudo situado en el frontal del motor, que se encargaba de mantener el aire entrante permitiéndole viajar a una velocidad sónica.
Pero no todo es tan bonito como parece. Volar a estas velocidades también tenía sus problemas: como el aumento de la temperatura del bólido, que llegaba a aumentar hasta los 316º centígrados en su exterior y hasta 120º centígrados en su interior. Es por ello que su estructura, tan pesada, estaba hecha de titanio y no de aluminio, permitiendo que se calentara.

Las ruedas, como puedes imaginar, no estaban tampoco hechas como las de la actualidad. Estas estaban hechas de látex mezclado con aluminio y rellenas de nitrógeno, alcanzando una presión diez veces superior a la que pueden tener las ruedas de un coche convencional.
Ester avión, que rompió con los esquemas de la aviación a nivel mundial, llegó a volar a 25.929 metros de altura. Uno de sus pilotos, Brian Shul, asegura que este avión podía alcanzar velocidades mucho superiores a las registradas. Él, como cuenta, llegó a volar por encima de Mach 3.5, a unos 4.174 kilómetros por hora, cuando esquivaba un misil en Libia.
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