Árboles de mayo por Luis Pancorbo
Uno apunta viajes con muchas y sanas ramas verdes, llenos de fiestas y de países exóticos; lo que apetezca y se pueda, considerando siempre lo que decía Stevenson: "un viajar lleno de esperanza es mejor que el llegar".

Más que el mes de las flores, mayo es el mes de los palos. Aún se alzan palos en muchos lugares del mundo, hasta en la hondureña Costa de los Mosquitos, para danzar a su vera entrelazando cintas y esperanzas. Árboles de mayo, agua de mayo, cosas la mar de saludables, otra cosa era casarse en este mes. No era bueno y por eso, por pura paradoja, había "bodas de mayos ", matrimonios simbólicos de mayos y mayas, que incluso podían ser unos niños. Una representación que aludía al impedimento, dictado por el dedo más antiguo de la fantasía, de casarse en este mes. Por eso se hacían matrimonios ficticios de "carácter arcaico y pagano ", según Caro Baroja. Y no faltaba razón al que escarbara en el porqué: éste es el mes de Venus, la diosa del amor, la que exige sacrificios en su especie, algo que va más allá de cuestiones reglamentarias, religiosas, contractuales y demás coplas y esperanzas.
Pero uno no va por donde no le llaman, sino por el viejo camino que se hace al andar. Y es que no hay nada más grato ni sorprendente que el viaje pegado a las hojas del calendario. Eso permite ir a la Antártida antes de que se deshiele o al África negra antes de que se despueble en beneficio de los cayucos rumbo a la playa tinerfeña de Los Cristianos. El viaje es del tamaño y pretensiones que uno considere, no lo que quieran otros. Por eso hay que buscar rutas propias de primavera, de verano, de todas las estaciones, que por otro lado ya suelen confundirse entre sí. O ir surcando los pétalos por el Valle del Jerte hasta llegar a los últimos cerezos en flor, pero que ya no están en la provincia de Cáceres sino en el burgalés y hermoso Valle de Caderechas.
Hojas y pétalos, cómo no va a entender el español la emoción del japonés ante el florecer efímero del sakura o ante el enrojecer del arce otoñal. Por árboles que no quede, como nunca dijo el bombero pirómano. Uno apunta viajes con muchas y sanas ramas verdes, llenos de fiestas y de países exóticos o menos; lo que apetezca y se pueda, considerando siempre lo que decía Stevenson, que "un viajar lleno de esperanza es mejor que el llegar ". Aunque Ste- enson añadía algo que a lo mejor no casa bien con el tiempo que vivimos: "...y el verdadero triunfo es el trabajo ".
Cada maya, en la zona conquense de Beteta, escogía al mejor pretendiente entre todos los que la solicitaban y bailaba con él todas las fiestas del mes. Pintaba el mayo, pintaba la mujer. Pero "pintar el mayo " no es privativo de España. En algunos enclaves de Inglaterra celebran el Día Real de Mayo (Royal May Day ), digno de verse, por ejemplo, en Knutsford. Es un risueño pueblo de Cheshire que debe su nombre no al gato de Lewis Carroll sino a Canuto, el rey danés que vadeó el río local Lily en 1016 y se marcó el consiguiente tanto del conquistador. Desde 1864 celebran allí el Royal May Day con la elección de una dama, la Maya diríamos en España, y una procesión encabezada por el Green Man , un hombre verde, o duende de los bosques, que ha derrotado al duro invierno. No menos espléndida es la llegada del heno fresco a Helston (Cornualles), cuando entra en el pueblo una hilera de parejas adornadas con flores.
Ser coronadas con flores como Reinas de Mayo y al pie de un árbol fue la ilusión de muchas chicas españolas, inglesas y alemanas, con sus fiestas de este mes, las Mailehen . Si acaso, los ingleses han añadido a mayo una pimienta especial con su Real Día del Roble (Royal Oak Day ). El 29 de mayo se conmemora la restauración del rey Carlos II, el que se libró de la muerte ocultándose en un roble después de la batalla de Worcester (1651), topónimo que viene al pelo de una salsa muy apropiada para animar carnes rojas no sin ahogarlas en sus debidos picheles de cerveza. Al tercero o cuarto era cuando la primavera había triunfado y se decía mucho "Dios afeite al rey ". Peligros, como cuando Ovidio avisaba que las vírgenes y las viudas no debían encender la llama del Himeneo en este mes so pena de que se apagase.
En Cataluña, como bien recordó Aureli Capmany, siempre tuvieron muy claro el poder fatídico del mes de mayo, al menos en lo relativo a los esponsales: "Bodes maials/ bodes mortals ". Maya era la madre del dios Mercurio, pero algunos se empeñan en buscar flores virginales en este mes. Palos de ciego.
Síguele la pista
Lo último