Las 7 ermitas más impresionantes de España

Alejadas de las poblaciones y con una gran belleza arquitectónica y paisajística, se encuentran la multitud de ermitas que hay en la geografía española. 

Ermita
Ermita / Irene González

Por todo lo largo y ancho de nuestra geografía se encuentran bellas edificaciones dedicadas, originariamente, al recogimiento de frailes y ermitaños. Las ermitas, estas capillas o santuarios siempre se encuentran alejadas de las poblaciones, en lugares de difícil acceso y recónditas, pero sobre todo, siempre en parajes de una impresionante belleza paisajística. En algunos casos con el tiempo, junto a estas pequeñas construcciones, se adosaron capillas, iglesias u otros santuarios. Aunque es imposible cuantificar el número de ermitas que pueblan nuestra geografía, lo cierto es que no existe montaña, cerro o colina donde no aparezca en el horizonte un santuario, ermita o capilla. En estos parajes se cultivaba en paz la vocación de aquellos religiosos que se alejaban del mundo. Y lo cierto, es que casi todos tienen un halo de mágico misticismo que embriaga. Hoy recorremos siete de las más impresionantes ermitas de nuestra geografía.

San Pantaleón de Losa, Burgos

En Burgos, junto al pueblo de San Pantaleón, se alza la soberbia Ermita de San Pantaleón de Losa, donde la realidad supera la leyenda. Esta ermita románica corona la Peña Colorada, un extraordinario espolón rocoso con forma de quilla de barco, que domina la comarca de Las Merindades. San Pantaleón está rodeado de mitos, leyendas, y enigmas tan fascinantes como el Santo Grial, y los Caballeros de la Orden de Jerusalén. Su elevada estructura románica, que responde al gran desnivel del terreno, simboliza excelentemente la alianza del hombre y la naturaleza. Conserva restos de un fresco románico, y una curiosa portada con detalles llamativos como los capiteles con los castigos infligidos a San Pantaleón durante su martirio. Al parecer, para la construcción de San Pantaleón se reutilizó material escultórico que procedía de otro templo un siglo más antiguo que el de San Pantaleón, y que estuvo en el mismo solar, o muy próximo. Lo cierto es que este lugar tiene un halo esotérico, y posiblemente ya fue sacralizado un milenio antes, en la época romana tardía, o en la paleocristiana. Y mucho antes, aquí hubo, quizá, un castro celta de los autrigones.

Ermita de Las Fuentes, Ávila

En la abulense villa de San Juan de Olmo se alza la Ermita de las Fuentes, en un lugar considerado casi como tierra sagrada. Junto al nacimiento del Almar, un afluente de Tormes, se levantan la Ermita de Las Fuentes y su interesante necrópolis. Su magia y belleza hicieron que la Unesco declarara a este conjunto histórico artístico, Patrimonio de la Humanidad en 1 985. Probablemente la riqueza de agua del lugar hizo que los romanos sacralizaran el entorno, y probablemente los vetones ancestrales lo hicieran antes, porque el agua era para ellos un recurso mágico esencial para iniciar una nueva vida en el más allá. Este magnífico templo dedicado a la Virgen de Las Fuentes ha sido restaurado de forma exquisita.

En una fachada lateral tiene una puerta de entrada con arco de medio punto, y sobre ella, una espadaña de ladrillo. Es muy aconsejable concertar la visita con antelación, para ello solo hay que llamar a la iglesia parroquial de San Juan del Olmo.

Ermita de San Frutos, Segovia

En Villaseca, cerca de Sepúlveda, sale una pista de tierra que lleva hasta la misteriosa Ermita de San Frutos. Hay que dejar el coche en el parking y caminar unos 400 metros hasta su ubicación, uno de los lugares más atractivos de las Hoces del Duratón. Para acceder al complejo sacro hay que cruzar un pequeño puente del siglo XVIII tras el que aparece la Ermita, de un encanto inimaginable.

Al borde del profundo cañón, en el páramo castellano trazado por el río Duratón, se distinguen las Hoces sobre las que planean majestuosos buitres leonados. A sus pies el río se retuerce para recorrer un cañón de belleza sin igual. Esta construcción románica del XII, se construyó sobre la visigótica del VII que allí se alzaba anteriormente. Al parecer, la fundación de este soberbio santuario, se le atribuye a San Frutos y a sus dos hermanos, Santa Engracias y San Valentín, que eligieron este apartado lugar del mundo para dedicarse a la vida contemplativa. El monasterio benedictino de San Frutos hay que recorrerlo sin prisa, al igual que la ermita y su cementerio. En el camposanto se conservan tumbas antropomorfas de la Alta Edad Media, que están relacionadas con la reconquistade estas tierras segovianas por Fernán González, en el X. Más tarde fueron reutilizadas por los monjes del priorato. Las puestas de sol desde cualquier risco de San Frutos, resultan fascinantes.

Ermita de San Frutos
Ermita de San Frutos / Irene González

San Bartolomé, río Lobos (Soria)

La impactante hoz, y la ermita ubicada en mitad del cañón, tienen un encanto especial que desde el primer momento hechiza al visitante. La ermita de San Bartolomé, del siglo XII, era de la Orden del Temple, una de las famosas órdenes militares cristiana, que tuvo gran importancia en la zona. Su brusca erradicación ha dado lugar a leyendas que han mantenido vivo el nombre de los Caballeros Templarios hasta nuestros días. La ermita, perfectamente conservada, está llena de simbología, y con su cruz templaria y la estrella del Sión, es sin duda una de las más enigmáticas, esotéricas y misteriosas de las edificaciones templarias en la Península Ibérica. A la izquierda de la Ermita está El Balconcillo, un pequeño espacio ubicado en la parte superior del espolón sobre la ermita. En El Balconcillo se asentaron los hombres de la Edad de Bronce, que dejaron grabados y pinturas rupestres en algunas cuevas. A la derecha de la ermita está la Cueva Grande, con una entrada impresionante, flanqueada por enormes paredones de piedra donde casi siempre hay buitres que observan fijamente a los visitantes. El interior de la Cueva tiene un tamaño colosal que sobrecoge por su magnitud y profundidad y al parecer, en su interior se han encontrado restos prehistóricos.

Ermita Virgen de Monfragüe, Cáceres

La Ermita de la Virgen de Montfragüe se alza en Villarreal de San Carlos, la única población dentro del Parque Natural. Para acceder a ella hay que continuar hasta Torrejón el Rubio, y atravesar el Salto del Gitano. Casi adosada a una de las torres del Castillo está la ermita que cobija a la Virgen de Montfragüe, una talla bizantina que, los cruzados de la Orden de Monte Gaudio, trajeron desde Jerusalén en el siglo XII. Esta atalaya, que ofrece las mejores vistas de la Reserva de la Biosfera de Montfragüe, ha sido utilizada a los largo de la historia por las órdenes militares celtas, romanas, árabes y cristianas, por su privilegiada ubicación sobre el escarpado y accidentado terreno de la colina donde se erige. Y no es para menos, desde la Torre del Homenaje del castillo se puede divisar casi la totalidad del Parque Nacional, y muchas de las colas que forman las aguas embalsadas del río Tajo en el gran embalse de Alcántara. Sobre esta sencilla ermita vuelan los buitres negros y el águila imperial, ambos, emblemas del Parque de Montfragüe. El ascenso hasta la ermita ofrece la mejor vista del magnífico bosque mediterráneo que puebla el parque. Entre alcornocales, quejigos e impresionantes madroños se llega a la mística Ermita de la Virgen de Montfragüe.

Ermita del Santo Cristo, Planes de la Baronía (Alicante)

Con algo más de 800 habitantes Planes de la Baronía es una atractiva villa ubicada a los pies de la Sierra del Cantalar, de la que se empieza a tener noticias en la época del caudillo Al Azraq, “el de los ojos azules”. A media hora de Alicante, y a algo menos de cuatro de Madrid, es una auténtica sorpresa por sus valles, sierras donde se alza casi inalcanzable, y frene al magnífico Castillo, la Ermita del Santo Cristo. A la Ermita se asciende por un verdadero y literal Vía Crucis. La subida es en zigzag, y muy dura, en menos de un kilómetro se coronan 600 metros de altura, por lo que es recomendable detenerse en cada una de las estaciones de este camino de peregrinos. El desnivel es un auténtico calvario solo recompensado por las sensacionales vistas que ofrece. Antes de llegar a la última estación, cerca de unos cipreses, la calzada termina en un camino asfaltado que lleva hasta el santuario. Junto al templo, del siglo XV, está la antigua casa de los ermitaños. La panorámica es impresionante desde este mirador natural, que dispone de un parque infantil y de merenderos. Lo más recomendable para visitarla, es acudir al cura del pueblo.

Santa María de la Piscina, San Vicente de la Sonsierra (La Rioja)

Santa María de la Piscina se erige sobre un humilde, aunque mágico, otero. Desde esta loma las vistas a la Sierra de Cantabria, el monte Toloño, y la llanura del Ebro, son grandiosas. Santa María está en un enclave sagrado como así lo señalan la abundancia de dólmenes y restos prehistóricos de la zona, donde también hay interesantes tumbas antropomórficas en las rocas de los alrededores de la Iglesia. La ermita de Santa María de la Piscina es el edificio románico más completo y bello conservado en La Rioja. Pertenece al románico pleno, pues fue comenzada hacia la mitad del siglo XII y, excepto el escudo de la Divisa, colocado encima de la portada sur hacia 153 7, no tiene añadidos posteriores. Es muy interesante porque es la única ermita románica de la región que se mantiene en estado puro. Según cuenta la leyenda, el yerno del Cid Campeador, el infante don Ramiro Sánchez, que fue Caballero de la primera cruzada, salió hacia Jerusalén por la muralla donde estaba la mítica piscina de Probática. Y por ello, dejó encomendado que a su muerte, se construyera aquí la ermita.

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