Miradores de infarto y acantilados arcillosos: la ruta de senderismo más espectacular de España se hace por el 'Cañón del Colorado manchego'
Es uno de los recorridos más populares y bonitos de La Mancha y no hay excusa para pasar el día allí.

La comunidad castellano-manchega esconde muchos secretos que van más allá de pueblos tan bonitos como Sigüenza en Guadalajara y Villanueva de los Infantes en Ciudad Real o calles tan lujosas como las de Albacete. Entre todas estas poblaciones, el patrimonio natural queda en el olvido en numerosas ocasiones, pero no por eso es menos impresionante. Muestra de ello son las rutas de senderismo que nacen en esta región y que, la mayoría, giran en torno al río Tajo, que la atraviesa por Guadalajara, Cuenca y Toledo.
A 30 kilómetros de la antigua capital de España, Toledo, se abre paso un lugar bucólico que parece sacado del mismo estado de Arizona. Su enorme parecido al Gran Cañón del Colorado le ha valido una fama sin precedentes. Gigantescas gargantas de color rojizo y picos arcillosos que han esculpido el paso del tiempo y la erosión del viento dan forma a las conocidas como Barrancas de Burujón. Algunos picos alcanzan los 120 metros de altitud, como el Pico del Cambrón.
La zona de las Barrancas
Se encuentra entre los términos municipales de Albarreal de Tajo, Burujón y La Puebla de Montalbán, aunque es en el kilómetro 24 de la CM-4000 (Toledo-Talavera) donde aparece la primera señal hacia la senda de las Barrancas. Consta de un camino circular de cuatro kilómetros que no se tarda más de dos horas en recorrer. Una característica que no comparte con su hermano estadounidense es que este lugar cuenta con un embalse que embellece aún más el paisaje.

Los acantilados y gargantas están ubicados a la orilla norte del embalse de Castrejón, que puede observarse casi desde cualquier punto de la senda ecológica. Esta es la ruta más destacada que se conoce por los diversos miradores que se reparten a lo largo de la misma. Desde ellos es posible apreciar todos los detalles de este paraíso repleto de animales y vegetación, donde llama la atención la inmensa cantidad de especies de aves rapaces que allí habitan.
Una ruta por miradores
Desde el aparcamiento donde comienza la ruta hay que caminar dos kilómetros para encontrarnos con el primer mirador, el de Cambrón. Este, además, es uno de los puntos más representativos de las Barrancas. Desde él se admira la gran diferencia de paisajes que existen en La Mancha, con algunos lugares casi desérticos y otros tan vivos como este. Aunque se trate de una ruta de senderismo, cabe destacar que puede realizarse en coche por completo.

El siguiente mirador es el de los Enebros, que marca el final del trayecto. A partir de aquí se puede regresar al inicio del sendero o tomar otro diferente que nace allí mismo y desciende hasta la orilla del embalse. Todo el entorno ha sido declarado Monumento Natural y Zona de Especial Protección para las Aves, por lo que es un espacio único que se divide en dos en cuanto a vegetación: el entorno ripario, con carrizos, eneas y zarzamoras; y el paisaje mediterráneo, con tomillo, romero o almendros.

Entre la fauna destacan especies como los conejos, las liebres o las perdices. Otras también comunes son cigüeñas, patos, ánades, martinetes, garzas o cormoranes. Aunque lo más valioso son sus especies amenazadas que allí habitan protegidas: águila imperial ibérica, buitre negro, búho real... Por otro lado, es importante recordar que los miradores están acondicionados para personas con movilidad reducida, por lo que cualquiera puede disfrutar de este paraíso en la Tierra.
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