Masajes tailandeses: El lujo asiático existe (Y así lo disfrutamos)
Hoy nos damos el capricho de la semana. Fomentamos los auto-regalos por varios motivos: porque equivocarse es imposible. Porque siempre llegan en el momento apropiado. Y porque sí. (No encontramos una razón de peso mejor). Hoy es día de disfrutar un poco (más). Cuatro horas de ritual en The Organic SPA dan para mucho. Así nos relajamos en la Milla de Oro madrileña.

Desconecting total

Cuerpo. Mente. Y Espíritu. O lo que es lo mismo: The Organic SPA. Un lujo tailandés en plena Milla de Oro. Un Spa Orgánico de lujo inspirado en las técnicas milenarias orientales. Apagamos el teléfono. Dejamos el portátil y sucumbimos a una experiencia. La Real Tailandesa, la llaman. Cuatro horas de relax nos esperan. Todo empieza con una copa de Champagne y unos bombones. Con los pies descalzos y las burbujas del champagne aún en el paladar, llega el tradicional lavado de pies Thai. Y es en este primer momento cuando se abren todos los sentidos.

Huele a limones. Y a jazmín. Es un aroma natural. Refrescante. Suave. Y entonces llega la primera gran sorpresa: nos espera una bañera de hidromasaje aromatizado con estas flores. Tras el baño, nos ponemos en sus manos. Las terapeutas tailandesas nos esperan. Es hora del masaje exfoliante corporal. Elimina células muertas y prepara la piel para seguir con el ritual. La textura de los cosméticos lo dice todo. Y el olor. Son 100% orgánicos y naturales. Elaborados con los aceites esenciales de flores y plantas de Oriente. Qué bien sienta dar la bienvenida al bienestar. A la armonía. A la calma).

El ritual de la Flor de Loto
90 minutos. Es lo que dura el masaje. Aunque este dato aquí y ahora es irrelevante. El tiempo se ha parado. El silencio acapara cada uno de nuestros poros. La respiración se hace más tranquila. From Tips to toes. O lo que es lo mismo, de la cabeza a los pies. El masaje de inspiración Thai-Balinese nos deja la piel radiante y sedosa (nos aseguran que durante días.) Los mimos continúan. Esto es un templo a la filosofía slow. Nos encanta cuidarnos de manera consciente.

Tratamientos faciales para iluminar la piel. Este es con Flor de Loto. Otros 90 minutos de cuidados. Y unas manos masajean el rostro. Con los ojos cerrados se siente aún mejor cada movimiento. Esta limpieza en profundidad devuelve la salud y luminosidad. Nos dicen (muy bajito, casi entre susurros) que la perdemos por el estrés, la contaminación o la falta de sueño. Qué lejos quedan en esta cabina.

Y mientras disfrutamos de la infusión (también orgánica), pienso en mi próxima vez. ¿Qué me traerá hasta aquí? ¿Será el tradicional masaje tailandés, el masaje indonesio balinés o el chino Tui Na? O tal vez el de pindas herbales calientes. Aún es pronto para saberlo. Lo que sí tengo claro es que ya estoy pensando en mi nuevo auto-regalo. Porque hay que escuchar al cuerpo. (Ese sí que no se equivoca nunca).
Más información en: Lagasca, 90. Madrid.
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