Gijón Romano: un viaje arqueológico sin igual con vistas al Cantábrico

Situada a orillas del mar, la ciudad más poblada de Asturias puede presumir de contar con un rico patrimonio cultural de la época romana.

Campa Torres.
Campa Torres. / Photographer:Victor Estevez Gomez - www.machbel.com

Bañada por las olas del Cantábrico, Gijón esconde los restos arqueológicos más inesperados, testigos todos ellos de la ocupación por el imperio Romano de la Asturias Transmontana, habitada por comunidades castreñas y pueblos indígenas. Un legado del que pocas ciudades de la cordillera cantábrica pueden presumir y que a día de hoy se mantiene más vivo, coherente y expresivo que nunca. De ahí que este patrimonio arqueológico convierta a Gijón en un lugar de referencia cultural y turística para todos aquellos que quieran viajar al pasado romano de una ciudad y un municipio que recibe a sus visitantes con los brazos abiertos.

El itinerario perfecto para cualquier época del año pone de manifiesto la importancia de conservar y preservar estos importantes conjuntos arqueológicos que conformaron la herencia romana de Gijón y sus alrededores. Una etapa histórica trascendental que se siente en cada una de las paradas que nos esperan en la que es sin duda una de las rutas turísticas de mayor calidad que ofrece ahora mismo la cornisa cantábrica.

Villa Romana

Villa Romana Gijón. Archivo fotográfico. Museos Arqueológicos de Gijón. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular del Ayuntamiento de Gijón/Xixón.

/ Yeray Menéndez

¿Por dónde empezar? Para entender un pasado romano que ahora se nos antoja lejano y a veces inimaginable, nada mejor que pasear por el Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres, inaugurado en 1995. Allí se encuentra el castro de Noega, un poblado castreño prerromano considerado como el origen de Gijón. En su momento el más extenso de la costa cantábrica, en él se realizaban la mayor parte de las actividades metalúrgicas y comerciales de la época.

Un paraje sin igual en el que tuvieron lugar las guerras de conquista contra cántabros y astures en época de Augusto y tras las cuales este castro se romanizó y se convirtió en un centro de referencia para organizar el territorio recién sometido. Prueba de ello es que se construyó una gran torre, que funcionaría como faro posteriormente, con una inscripción dedicada al emperador. Un monumento que simbolizó la llegada de Roma a orillas del Cantábrico y que puso de manifiesto su completo dominio de la península Ibérica.

Estatua de Octavio Augusto en Gijón

Estatua de Octavio Augusto en Gijón.

/ Victor Estevez Gome

Según datos históricos, a partir del siglo II d.C., los habitantes del castro se trasladan de manera gradual a un nuevo núcleo urbano que se crea en lo que es el actual centro histórico de Gijón. Precisamente, esta será nuestra siguiente parada: el barrio de Cimavilla. Un cómodo paseo a pie nos sumergirá en sus alabados restos patrimoniales conservados de manera exquisita. Todos ellos símbolo de la arqueología romana que campa a sus anchas por sus alrededores. En especial cuatro de ellos: las termas, la factoría de salazones, el pozo romano de Tabacalera y la muralla tardorromana.

Comenzaremos la ruta en el Museo de las Termas Romanas de Campo Valdés. Un complejo termal de carácter público que era utilizado principalmente para tonificar el cuerpo a través de baños calientes y fríos, saunas y ejercicios físicos. Unas termas que pierden su función 'wellness' a finales del siglo IV o inicios del V d.C., y se ocupan parcialmente como zona de vivienda. Posteriormente, algunas de sus estancias se convertirán en zona de culto con un cementerio en su entorno.

Campa Torres

Campa Torres. Archivo fotográfico. Museos Arqueológicos de Gijón. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular del Ayuntamiento de Gijón/Xixón.

/ Víctor Gómez - http://machbel.

Ahora es el turno de adentrarnos en la factoría de salazones de la Plaza del Marqués, datada en los siglos III y IV d.C. Una fábrica de la que se conservan varias piletas rectangulares utilizadas en la época romana para fabricar conservas y salsas de pescado. Un estudio de la arqueofauna de dicho lugar concluyó que la diversidad de especies marinas era colosal: lapas, ostras, bígaros, mejillones, berberechos...todas ellas provenientes de la pesca del litoral. Piezas que eran limpiadas con el agua dulce proveniente de pozos locales y de un gran aljibe situado en la Plaza de Jovellanos.

Un espectacular yacimiento que tuvo que ser soterrado por exigencias del diseño urbano de la zona, pero del que queda a la vista el llamado Pozo de la Barquera. No es el único. Las ruinas del pozo romano de Tabacalera ponen también de manifiesto la importancia de Gijón en la época romana. Datado entre el periodo tardorromano y la Edad Media, dicha edificación abastecía de agua a la ciudad y sus ruinas corresponderían a una edificación en forma de torre de un máximo de unas dos plantas.

Pozo de la Barquera

Pozo de la Barquera en Gijón. Archivo fotográfico. Museos Arqueológicos de Gijón. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular del Ayuntamiento de Gijón/Xixón.

/ Archivo fotográfico. Museos Arqueológicos de Gijón

Y así llegamos a la que sería la cuarta maravilla que se esconde en el barrio de Cimavilla, la muralla tardorromana. Una imponente construcción que constituye, sin ninguna duda, la expresión más monumental del Gijón Romano. Una muralla que formó parte del programa regional de fortificaciones bajoimperiales aplicado en Hispania, relacionado con el mantenimiento de la presencia del ejército en el Noroeste por razones de tipo estratégico.

Nos despedimos de Cimavilla, pero Gijón aún tiene mucho más que ofrecer. En concreto, una villa y un ramal Transmontano que harán las delicias de todos aquellos visitantes que quieran experimentar de primera mano cómo era la vida bajo el dominio del Imperio Romano. Para ello, nada mejor que visitar la Villa Romana de Veranes, un yacimiento muy bien conservado que permite contemplar numerosos espacios de representación como salones de recepción, pórticos, comedores, baños... Imaginarse cómo serían los banquetes y las celebraciones entre sus paredes no resultará nada difícil a sus visitantes.

Nada mejor que terminar este periplo romano tomando el Ramal Transmontano de la Ruta Vía de la Plata. Un precioso recorrido (que puede realizarse a pie, en moto o en bicicleta) cuya longitud es de 17,757 Km (en Gijón) y que está señalizado con pintura y placas de bronce en su casco histórico y con placas de resina en el resto del concejo. Un camino que no tiene pérdida ya que su inicio se encuentra al lado de las Termas Romanas de Campo Valdés.

Murallas de Cimavilla

Murallas de Cimavilla. Archivo fotográfico. Museos Arqueológicos de Gijón. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular del Ayuntamiento de Gijón/Xixón.

/ Victor Estevez Gome
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