La Dama de Elche está de aniversario: conoce los secretos de la dama más misteriosa del arte español

Este mes de agosto se cumplen 125 años del descubrimiento de la Dama de Elche, la escultura que nos invita a viajar al pasado ibero. La visitamos en el Museo Arqueológico Nacional, su casa, para conocer todos sus secretos

Dama de Elche Museo Arqueológico Nacional

La Dama de Elche, en la sala 13 del MAN.

/ Ralf Pascual

Más de 15.500 son los bienes culturales que figuran en la colección permanente del Museo Arqueológico Nacional. Piezas de incalculable valor entre las que hay una, la Dama de Elche, que, desde 1971, acapara la atención y que este 2022 seguirá haciéndolo, ya que se celebra el 125 aniversario de su descubrimiento.

Su hallazgo ya fue especial, porque no apareció en una excavación regular, sino que se encontró por casualidad un 4 de agosto de 1897 durante unas labores agrícolas entre olivares y tierras de cultivo en la finca de La Alcudia, en Elche.

Dama de Elche Museo Arqueológico Nacional

Dama de Elche con la Dama oferente del Cerro de los Santos al fondo. 

/ Ralf Pascual

La Reina Mora (soberano apodo que, al parecer, le dieron su descubridor, Manolico Campello, y los locales tras encontrarla) ha sido también la Reina Viajera. Su viaje está lleno de paradas y avatares. “Posiblemente esos avatares que ha sufrido a lo largo de su historia la conviertan doblemente en pieza única”, explica una de las expertas que mejor la conoce, Alicia Rodero, conservadora jefe del departamento de Protohistoria y Colonizaciones del Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Primera parada: el Louvre

Tras su hallazgo casual, la Reina Mora viajó a la casa del doctor Campello (dueño de la finca La Alcudia) en Elche para posar ante el gentío desde un balcón. La siguiente parada fue París, ciudad a la que viajó envuelta literalmente en algodones. Fue en la capital francesa donde pasó de Reina a Dama al ser expuesta en el Louvre después de que gestionara su compra el arqueólogo e hispanista francés Pierre Paris por 4.000 francos.

Dama de Elche Museo Arqueológico Nacional

Hueco para la urna cineraria. 

/ Ralf Pascual

Cuarenta y cuatro años después regresaba a España, para exhibir su rica ornamentación en el Museo del Prado y tras otros 30 años, recalar en su casa actual, el Museo Arqueológico Nacional (MAN), del que ha salido dos veces rumbo a Elche y desde donde sigue conquistando a todo el que se coloca frente a sus 65,08 kilos de peso, posa su vista en su enigmática figura y piensa en los misterios que encierra esta pieza de una cultura propiamente hispana anterior a los romanos.

Segunda parada: los iberos

De hecho, acercarse a la Dama es añadir otra parada a este particular viaje, la que nos lleva a los iberos, a la cultura de esos pueblos que habitaron la Península Ibérica (en la zona meridional y el levante) desde finales del siglo VI a. C. hasta el final de la conquista romana. Un grupo social que presentó una fuerte jerarquización y que hizo de los ritos funerarios de cremación una de sus señas de identidad.

Dama de Elche Museo Arqueológico Nacional

Dama de Elche. 

/ Ralf Pascual

La propia Dama de Elche nos revela ambas características. Nos acercamos a ella en la sala 13 del MAN, lugar en el que vive esta pieza única, datada entre el siglo V y la primera mitad del IV a. C. Su fino ropaje y sus ricas joyas ya nos indican que estamos ante una figura relevante dentro de su grupo social. Todo apunta a que se trata de una dama de la aristocracia ibera, cuyos descendientes la habrían divinizado.

Exvotos bronce Museo Arqueológico Nacional

Exvotos en bronce de oferentes en el MAN. 

/ Ralf Pascual

“Túnica, manto y velo es un atuendo corriente en este tipo de personajes y se repite tanto en otras esculturas en piedra, como en los pequeños exvotos en bronce. En cuanto a la joyería, hay que destacar los tres collares, dos de ellos con colgantes en forma de anforitas y el tercero con estuches porta-amuletos en forma de U. Destacan igualmente los rodetes, que presumiblemente pudieron ser de metal en los que se recogería el pelo, unidos por una banda que descansa sobre la cabeza, además de un posible portatiaras que serviría para elevar el velo por encima de la cabeza, según la descripción de Estrabón. A los lados del rostro se adorna con pendientes de placas e ínfulas que cuelgan y, por último, una pequeña fíbula que cierra el escote de la túnica”, explica con detalle Alicia Rodero.

Alicia Rodero, conservadora jefe del Museo Arqueológico Nacional. Dama de Elche

Alicia Rodero, conservadora jefe del departamento de Protohistoria y Colonizaciones del Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

 

/ Ralf Pascual

En la espalda de la Dama, la señal de que la cremación era una práctica habitual en su cultura. “La escultura en sí misma nació como busto para ser utilizada como urna cineraria, es decir, contenedor de los restos óseos incinerados de un personaje perteneciente a la alta sociedad”, explica.

Gracias a la Dama, y a otras damas y exvotos, sabemos también que en época ibera la actividad textil era una de las más importantes. Y seguro que podremos saber más cosas en el futuro: “Con nuevos sistemas de análisis, algo se podrá hacer y descubrir, al igual que con las intervenciones arqueológicas que se están desarrollando en La Alcudia, lugar de donde procede la escultura”. “Con el paso de los años, la investigación aportará herramientas tecnológicas y analíticas de mayor calidad”.

Dama de Elche Museo Arqueológico Nacional Madrid

Detalle de la urna cineraria.

/ Ralf Pascual

Tercera parada: la conspiración

La Dama de Elche no solo carga sobre sus hombros con el peso de dar forma a una cultura ibérica dentro del contexto mediterráneo, también ha cargado con las teorías de la conspiración. Nos referimos al historiador del arte, John F. Moffitt, que la acusó de ser un fraude en su libro Falsificación de arte: el caso de la Dama de Elche (1995). Algo que causó “mucho revuelo en un primer momento, pero finalmente la realidad siempre coloca a cada cual en su lugar”, nos apunta Rodero.

10 años más tarde de la publicación del libro, un estudio del CSIC tiraba por la borda la supuesta falsificación de la Dama, confirmando la antigüedad de su pigmentación y confirmando que no se detectaba ningún anacronismo en su policromía, en la que se detectó pigmento azul egipcio y cinabrio natural. “Colores que se ven a simple vista, el rojo para labios y tiara, y el azul egipcio conservado en diversos puntos del manto”, nos especifica la experta. No obstante, “ los visitantes, en bastantes ocasiones, siguen preguntando si la Dama del Museo Arqueológico es la original o una copia”.

Dama de Elche Museo Arqueológico Nacional

Sala 13 del MAN. 

/ Ralf Pascual

Cuarta parada: la conservación

¿Cómo se conserva una pieza que tiene más de 26 siglos? Rodero lo explica: “El reto es obvio, mantener las piezas en el mejor estado posible para disfrute de todos los ciudadanos. Las tareas de conservación están asignadas al departamento del mismo nombre del Museo Arqueológico Nacional. Fundamentalmente es ese departamento el que de una forma más directa vela por la buena conservación de las piezas, controlando la humedad relativa, la iluminación y temperatura tanto en las salas de exposición permanente como en las salas de reserva, aunque en el día a día hay un intenso trabajo de colaboración”.

En los 125 años que han pasado desde la aparición de la Dama de Elche, las labores de conservación han, por supuesto, evolucionado. Por un lado, se trabaja más en la “conservación preventiva, es decir, prever y atajar los males que pueden afectar a las piezas, sea cual sea la materia prima en la que estén fabricadas”, explica Rodero. “Por otra parte, hay medios técnicos que ayudan a controlar las posibles fluctuaciones de humedad relativa y temperatura. A esto hay que añadir los nuevos diseños de vitrinas y la utilización de nuevos materiales en los soportes de las piezas que contribuyen también a asegurar una correcta conservación preventiva. En síntesis, esa conservación busca establecer unas condiciones adecuadas con el fin de evitar posibles intervenciones directas sobre las piezas”, añade.

Museo Arqueológico Nacional Dama de Elche

Figuras de oferentes en la Sala 13 del MAN. 

/ Ralf Pascual

Este año el viajero podrá profundizar en este símbolo de la cultura ibérica gracias a varias actividades proyectadas en el museo. Alicia Rodero nos las explica: “Desde el departamento de Difusión tienen programada La pieza del mes,que explicará en detalle la Dama de Elche, y un Itinerario cultural sobre vestimenta que se apoyara también en la Dama. Y desde el mes de julio hasta septiembre montaremos la Vitrina cero(del 5 de julio al 2 de octubre) dedicada a la Dama”.

Todo acto, toda actividad, siempre parece poca para este icono de la arqueología ibérica que ha ilustrado sellos, billetes, etiquetas de caramelos, portadas de libros, emojis... y que se ha utilizado durante mucho tiempo “como símbolo de lo patrio, de lo español”. “Eso ha generado este mito en torno a ella”, reconoce la experta Alicia Rodero.

La Dama de Baza, también de aniversario

Con permiso de la de Elche, otras dos damas son las estrellas de la sala de la Protohistoria del Museo Arqueológico Nacional: la Dama oferente del Cerro de los Santos y la Dama de Baza. Esta última también está de aniversario, ya que se han prorrogado a este 2022 los eventos conmemorativos por el 50 aniversario de su descubrimiento. Este tuvo lugar en el Cerro del Santuario, necrópolis de la antigua ciudad de Basti (Baza), en la provincia de Granada, en un momento en que se estaba allanando el terreno para acondicionar un campo de tiro.

Dama de Baza en el Museo Arqueológico Nacional

Dama de Baza. 

/ Ralf Pascual

Alicia Rodero, conservadora jefe del departamento de Protohistoria y Colonizaciones del MAN, nos ayuda a entender dos de las claves que hacen tan especial a esta escultura policromada encontrada en la sepultura número 155 de la citada necrópolis: “Primero, que apareció durante una excavación arqueológica realizada con métodos actuales, por lo que gracias a ellos se conoce, sin ninguna duda, su significado y su contexto. En segundo lugar, tiene un gran valor el hecho de que conserve la policromía. Es la confirmación clara y evidente de que toda la escultura ibérica estaría pintada, aunque hoy la veamos del color de la piedra en la que se esculpió”.

Sentada sobre su trono alado, la Dama de Baza impacta al viajero al estar recreada en su vitrina del museo la cámara funeraria subterránea en la que se encontró, algo que permite una comunicación casi directa con ese viaje al mundo de los muertos del que nos habla. Su policromía, el pichón que sostiene en su mano, el ajuar funerario que se encuentra a sus pies... todo nos indica que se trata de una mujer importante de la sociedad ibérica de la primera mitad del siglo IV a. C. El trono de alas en el que está sentada nos habla de otro viaje: el del mundo de los vivos al mundo de los muertos.

Alicia Rodero, conservadora Museo Arqueológico Nacional

Alicia Rodero en el MAN. 

/ Ralf Pascual

Noticia de un hallazgo

‘Hallazgo en Íllici'. Así titulaba la noticia del descubrimiento de la Dama de Elche unos días después de su hallazgo, el 4 de agosto de 1897. Descrita con todo detalle por el arqueólogo y artista Pedro Ibarra y Ruiz, que también era archivero municipal de Elche, fue el primero que la fotografió y dio cuenta de su hallazgo a historiadores y otros expertos. Curiosamente, Pedro la identifica como una escultura de un hombre, no de una mujer: “El objeto hallado es una hermosa escultura en busto, tallada con suma perfección en piedra común. Representa la imagen de un varón de facciones correctísimas y en todo el desarrollo de su juventud”.

Dama de Elche Museo Arqueológico Nacional Madrid

Dama de Elche vista de lateral. 

/ Ralf Pascual

El arqueólogo se maravilla ante la cara de la escultura: “No encuentro palabras para describirla. Severa majestad, unida a cierta dulzura en la espresión [sic]”. Y también hace mención a su cavidad posterior, aunque en aquel momento todavía no se adivinaba su uso funerario: “No debo callar hacer mención de un detalle […]. Es un hueco abierto en la misma figura y que su mayor diámetro es de 0,18 centímetros y su profundidad de 0,16”.

Unos días después de esta crónica, el 30 de agosto de 1897, otra publicación, La ilustración española y americana, hacía gala de su calidad de revista ilustrada y publicaba una fotografía de la escultura remitida por el propio Pedro Ibarra.

Iberoturismo

Una manera de completar nuestro conocimiento sobre la cultura ibera es visitar otros lugares clave distribuidos por la Península Ibérica. La experta Alicia Rodero nos indica algunos: "A riesgo de dejarme muchos en el tintero, se pueden citar Olèrdola (Barcelona), Ullastret (Girona), Castellar de Meca o el Tossal de Sant Miquel (Valencia), Cabezo de Azaila (Teruel), Cerro de las Cabezas (Ciudad Real), Cástulo o Toya (Jaén). Además, conviene recordar que muchas piezas importantes procedentes de estos y otros yacimientos se conservan en los museos arqueológicos provinciales".

1) Ullastret, Girona

El conjunto arqueológico de Ullastret es uno de los más destacados de España. El yacimiento ibérico del Puig de Sant Andreu de Ullastret (Baix Empordà) está considerado la ciudad ibérica más grande de Cataluña de aquella época, cuyo momento de máximo esplendor fue hacia los siglos IV-III a. C., cuando la población superaba las 6.000 personas. Templos, calles, casas nobles... y sobre todo unas imponentes murallas hacían de Ullastret una gran capital, con un papel central en el comercio junto a la ciudad griega de Empúries, que le quedaba muy cercana. Hoy se puede caminar por esta ciudad ibérica de 2.000 años gracias a la tecnología 3D en Patrimoni.gencat.cat/es/ullastret3D, pero también se organizan visitas guiadas físicas a través del Museu d'Arqueologia de Catalunya.

Museo Arqueológico de Linares

Museo Arqueológico de Linares.

/ Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía

El oppidum —o ciudad fortificada— de Cástulo, primero, fue el más importante núcleo de población de la Oretania ibérica y, más tarde, se constituyó en municipio romano, llegando a ser sede episcopal en época bajo-imperial. Esta compleja secuencia estratigráfica y temporal, que ha llegado a nuestro tiempo en unas extraordinarias condiciones de conservación e integridad, constituye un segmento significativo de toda la historia de Andalucía. El Conjunto Arqueológico de Cástulo, creado en 2011, engloba el Museo Arqueológico de Linares y la propia ciudad de Cástulo, localizada a siete kilómetros de Linares.

4) Cabezo de Alcalá, Azaila

Situado a un kilómetro del municipio turolense de Azaila, el yacimiento arqueológico de Cabezo de Alcalá es uno de los más relevantes de Aragón. En la visita guiada, organizada por Vida Primitiva y de unos 60 minutos, se puede conocer el modelo de vida de una ciudad ibérica del valle medio del Ebro. El conjunto comprende una gran acrópolis que conserva sus calles con pavimento pétreo y sus aceras, un pequeño templo, termas… y una gran necrópolis del Bronce final (s. IX a. C.). La visita se completa con el centro de visitantes y actividades de Azaila, donde se pueden tocar y probar objetos de uso cotidiano en el mundo ibero, como un telar de pesas, panoplia militar para vestirse de guerrero ibero…

Tossal de Sant Miquel

Tossal de Sant Miquel.

/ Turisme Llíria
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