Un día en el fondo del mar: los secretos del museo subacuático de Lanzarote

Sólo con botella de oxígeno se pueden contemplar estas esculturas sumergidas a unos doce metros de profundidad.

Museo atlántico de Lanzarote, España
Museo atlántico de Lanzarote, España / Tom Kelly

Lo encontramos al sur de Lanzarote, muy cerca de la Bahía de las Coloradas. Aquí, en uno de los más de 35 puntos de inmersión de los que goza este rincón del archipiélago canario (y que incluyen barcos hundidos, veriles, tubos de volcán y una sorprendente vida marina) el mar esconde una estampa insólita: unas 400 esculturas inspiradas en los habitantes reales de la isla y sumergidas a unos 12 metros de profundidad. Piezas que son obra del artista británico Jason deCaires, considerado el Jacques Cousteau del arte moderno y que juntas conforman el Museo Atlántico, el único parque subacuático de Europa.

Museo atlántico de Lanzarote, España
Museo atlántico de Lanzarote, España / Tom Kelly

Su visita, claro, ha de hacerse con botella de oxígeno (también es posible con snorkel, aunque la visibilidad resulta muy reducida) por lo que este lugar no sólo es el último paraíso para los amantes del submarinismo sino también la combinación más redonda del arte con el deporte.

Escenas cotidianas

Abierto hace apenas unos años, esta muestra submarina que se extiende por una superficie de 2.500 m2 ha colocado a la isla canaria, efectivamente, en el mapa mundial del buceo. Porque además de las fascinantes visiones que aguardan siempre en los fondos, lo que se encuentra al deslizarse por este museo es un conjunto de bellísimas historias de corte social.

Museo atlántico de Lanzarote, España
Museo atlántico de Lanzarote, España / Tom Kelly

Una pareja en pleno selfiecomo símbolo de la vanidad en las nuevas tecnologías. Un grupo de figuras que avanza hacia un muro entre la inmensidad, recreando así el absurdo de las barreras. Unos niños navegando en barquitas de latón como denuncia a los precarios jolateros. Una escena de naufragio en recuerdo de aquellos que pierden la vida por alcanzar un mundo mejor.

Museo atlántico de Lanzarote, España
Museo atlántico de Lanzarote, España / Tom Kelly

Función ecológica

Más allá de su belleza artística, el Museo Atlántico de Lanzarote ha sido también concebido para la preservación del océano.Porque lo que se aprecia (o más bien se apreciará) junto con estas estatuas, es además un arrecife artificial a gran escala.

Museo atlántico de Lanzarote, España
Museo atlántico de Lanzarote, España / Tom Kelly

Esculpidas en hormigón de pH neutro, la idea es que, con el tiempo, se incremente la biomasa marina y esto atraiga vida natural. Es decir, que cada obra se revista de conglomerados de moluscos, algas y vegetales. Algo que ha comenzado a producirse ya. Desde la colocación de las primeras figuras se ha constatado una mayor afluencia de especies, que van desde tiburones ángel hasta barracudas, pasando por sardinas, pulpos, esponjas… y hasta la extraña raya mariposa. Por si fuera poco, el 2% de los ingresos se destinará a la investigación de los fondos marinos de Lanzarote.

Museo atlántico de Lanzarote, España
Museo atlántico de Lanzarote, España / Tom Kelly

Para todo tipo de buceadores

El Museo Atlántico, que constituye el cuarto trabajo de deCaires a escala mundial (los fondos de las Bahamas, la isla de Granada en las Antillas y la costa mexicana de Cancún también acogen sus peculiares esculturas) está ideado para buceadores de todos los niveles. Desde los que disponen de la titulación homologada para descender hasta 16 metros hasta los que aún no se han iniciado en la práctica del submarinismo. Estos últimos deberán realizar un bautizo previo a través de una escuela de buceo. En ambos casos la visita siempre será acompañada por un guía de los centros oficiales.

Museo atlántico de Lanzarote, España
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/ Tom Kelly

Que esta maravilla submarina se haya establecido en Lanzarote (existieron propuestas para ejecutarse en Australia, Oriente Medio y el Caribe) no es casualidad. La más oriental de las Afortunadas goza de una inigualable topografía subacuática (gracias a la originalidad de su suelo volcánico) y de aguas de una transparencia extrema que pueden alcanzar una visibilidad de hasta 40 metros.

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