Los 7 monasterios que nunca pensaste visitar

Retirados del mundanal ruido, los ermitaños se refugiaron en los más bellos y recónditos parajes de nuestra geografía, donde alzaron bellas catedrales rurales.

Monasterio de Santa Cristina
Monasterio de Santa Cristina / Irene González G&S

La palabra monasterio procede del griego monasterion, de la raíz mono, que significa uno solo. Porque en origen, los monjes cristianos eran ermitaños, muy solitarios y vivían en clausura. Así que en origen solo vivía un anacoreta. Más tarde fueron acogiendo más frailes y se convirtieron en abadías o prioratos, según estuvieran dirigidos por un abad, o un prior. En el Medievo los monasterios evolucionaron añadiendo a su entorno granjas, huertos, hospitales y otros edificios en los que practicaban la farmacopea y el estudio, y que además, les servían para autoabastecerse. Poco a poco fueron apareciendo órdenes con sus propias reglas como los cistercienses, los franciscanos, y los dominicos, entre otras.

Los primeros monasterios se levantaron en lugares alejados de las poblaciones, en lugares recónditos que les permitieran estar lejos de la tentación y centrarse en la observación y la meditación. Casi todos se erigieron en colinas, valles angostos, bosques y parques naturales que los arroparon. Siempre eran lugares solitarios y alejados del mundanal ruido con un denominador común, la extraordinaria belleza y singularidad de la tierra dónde se construyeron. Estas increíbles catedrales rurales, con tanta historia como belleza, son ideales para entendedor gran parte de nuestra historia. Muchos de ellos fueron el epicentro de las aldeas. En ellos hubo intrigas, poder, cultura, política, ayuno y pobreza.

Los monasterios eran visitados muy a menudo por reyes y reinas, y muchos de estos monarcas los eligieron para acabar en ellos sus días. Pero ante todo, fueron el germen cultural de una época oscura, y el desarrollo de la actual farmacopea, en aquellos tiempos, compuesta de productos que daba la naturaleza. También fueron el cimiento del arte culinario, ya que las cocinas monacales fueron el laboratorio de los selectos productos de la tierra. Sin duda, hay que visitar estas joyas que se esconden en los lugares más bellos de nuestra geografía. Todos tienen una historia cuajada de intrigas, sabiduría, poder, bondad y un halo de misterio.

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