Irene González
Castillo Almohade
Baños de la Encina
El Castillo Almohade de Baños de la Encina es una de las fortalezas más antiguas de Europa, y supone el máximo exponente de la arquitectura militar islámica. Este antiguo castillo se asienta sobre el cerro del Cueto, frente a las comarcas olivareras del norte, el valle del Guadalquivir y las montañas de Sierra Mágina. Es una fortaleza soberbia, que a lo largo de su vida ha servido desde estancia real, a cementerio parroquial en los siglos XIX y XX. El Castillo Almohade jugó un papel determinante durante el califato de Córdoba. Su muralla está protegida por quince torreones, incluida la Almena Gorda, construida en tiempo de los cristianos. La planta del castillo dibuja una singular elipse. Cuando fue conquistado por Fernando III el año 1 225 sus ejércitos construyeron, en el interior del patio de armas, un inexpugnable alcázar. En Baños de la Encina no hay que perderse el Camarín del Cristo del Llano, ni el yacimiento arqueológico de Peñalosa, de la Edad del Bronce.
Irene González
Castillo del Trovador Macías el Enamorado
Arjonilla
Arjonilla, rodeada de magníficos olivares, guarda en su casco histórico el castillo del Trovador Macías el Enamorado. Según cuenta la leyenda, el joven Macías y Doña Elvira sufrieron un romance muy desafortunado, del que tiempo después Lope de Vega relató los pormenores. El Castillo del Trovador es de origen musulmán, aunque siglos más tarde, fue remodelado por los monjes calatravos. Su poderosa torre del Homenaje mira hacia un patio de armas donde en otoño se celebran unas vistosas jornadas medievales. No hay que dejar Arjonilla sin visitar su almazara, el Museo de la Cerámica, y su deliciosa fábrica de dulces y mantecados.
Irene González
Castillo de Santa Catalina
Jaén
El Castillo de Santa Catalina, que se erige sobre el cerro que domina Jaén, también tiene origen musulmán. Sobre la primera gran alcazaba los cristianos levantaron, en el XIII Santa Catalina. A partir de ese momento constó de tres fortificaciones claramente diferenciadas: el Castillo de Abrehuy, el Alcázar Viejo y el Alcázar Nuevo. Sobre las dos primeras fortalezas se construyó en 1 965 el actual Parador Nacional de Turismo. El Castillo de Santa Catalina tuvo un especial protagonismo durante la Guerra de la Independencia porque fue uno de los centros de operaciones más importantes de las tropas de Napoleón. Desde este privilegiado emplazamiento, y un poco más adelante, desde la Cruz de los Balguerías, se contemplan unas vistas únicas de la ciudad de Jaén y de su espectacular Catedral, y además, se vislumbra parte de la provincia. Jaén es una gran desconocida con un casco histórico excepcional. No hay que perderse los Baños Árabes, únicos en el mundo, su Catedral y su Museo Provincial. Y por supuesto, el paseo por sus típicas cantinas para tapear.
Irene González
Castillo Calatravo
Lopera
Justo en el centro urbano de Lopera se alza el magnífico Castillo Calatravo, construido sobre los restos de una primitiva fortaleza árabe. Esta fornida fortaleza destaca por sus enormes dimensiones y su excelente estado de conservación. Tiene dos grandes torres de homenaje, la de Santa María, y la de San Miguel, rodeadas por una extensa muralla almenada. Su patio de armas es más grande de lo habitual para este tipo de fortificaciones. También son muy interesantes los restos de la capilla gótica que usaban los monjes calatravos para orar. En Lopera no hay que perderse la Casa de la Tercia, del XVI, y su iglesia gótica.
Irene González
Torre de Boabdil
Porcuna
El origen de Porcuna se remonta a época íbera y romana cuando fue conocida con el nombre de Obulco. En la época andalusí, la Villa de Porcuna contaba con un doble recinto fortificado con murallas y torreones, que albergaba una importante alcazaba. Tras la conquista por las tropas cristianas, la orden militar de Calatrava reforzó esta alcazaba. Entre los vestigios de esta sensacional fortificación, destaca la gran torre del homenaje de 28 metros, llamada Torre de Boabdil, donde al parecer estuvo prisionero el rey Boabdil en 1 483, tras ser derrotado en la Batalla de Lucena. Sin lugar a dudas en una de las construcciones defensivas más bellas de Andalucía. No hay que abandonar Porcuna sin visitar el yacimiento arqueológico de Cerrillo Blanco, la Casa de Piedra y la Iglesia parroquial que contiene murales de Julio Romero de Torres.
Irene González
Castillo Calatravo
Alcaudete
Es Castillo Calatravo de Alcaudete, que en sus comienzos fue una atalaya árabe, es uno de los mejor restaurados de toda España. A mediados del XIII la Orden Militar de Calatrava convirtió esta fortaleza en el bastión más importante de la que entonces era frontera, y además fue el gran punto de salida del avance cristiano hacia las tierras árabes de Granada para su reconquista. Así que fue un punto vital en las guerras entre cristianos y nazaríes. Su sólida Torre del Homenaje es una de las más altas de la época medieval. Su interior acoge el centro de interpretación de la Orden de Calatrava, una inmejorable forma de conocer la evolución histórica del entorno en el medievo, la forma de vida de los calatravos, y cómo era aquella sociedad, primero árabe, y después cristiana. El castillo Calatravo primero fue alcázar, después castillo y por último, palacio renacentista ligado a los condes de Alcaudete. En los alrededores de la villa, resulta muy apetecible un paseo por la Vía Verde del Aceite.
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Fortaleza de la Mota
Alcalá la Real
La Fortaleza de la Mota no deja indiferente, su majestuosidad delata que es uno de los sistemas defensivos más complejos y magníficos de Al Andalus, que además, tras la reconquista, se convirtió en uno de los centros de poder y de cultura más importantes de la Edad Media. Desde su ubicación se dominaba la frontera histórica entre Jaén y Granada. En un enclave mágico, a casi 1 100 metros de altura, sus murallas, puertas, palacetes, bodegas, callejas y rincones, hechizan. Es comprensible que este emblemático lugar ya estuviera ocupado desde la prehistoria. El magnífico conjunto monumental está compuesto por el Castillo y la Iglesia Mayor Abacial, espacios convertidos en centro de interpretación de la Vida en la Frontera. En Alcalá la Real es obligatorio recorrer el casco histórico donde no hay que perderse el Pilar de los Álamos, el Palacio Abacial, y el Palacete de las Hilanderas. Y por supuesto, es indispensable tapear en sus tabernas.