Pocos escenarios resultan tan deslumbrantes como el que conforma este sistema de cordilleras montañosas que se eleva como una enorme muralla, sin interrupción, paralela a la costa oeste de Norteamérica. Desde Canadá hasta Estados Unidos y a lo largo de todo un rosario de Parques Nacionales (Jasper, Banff, Kootenay, Yoho, Waterton...), esta barrera geológicamente más antigua que los Alpes o el Himalaya encarna el concepto de inmensidad, de belleza infinita e inabarcable. Alojarse en este entorno es constatar el significado de lo superlativo. Desde la plétora de lagos turquesas hasta los ríos de aguas bravas, desde las rocas de filo imposible hasta los valles profundos. Y todo ello, claro, ceñido por el horizonte dentado de unas imponentes montañas ante las que solo se puede constatar la pequeñez del ser humano.
Por Noelia Ferreiro
Bill Marsh, Photographer
Escondido en el valle del Bow River, con las Montañas Rocosas canadienses como telón de fondo, este hotel dotado de espaciosas suites de madera y un reconfortante Spa ofrece un emplazamiento espectacular en el corazón del Parque Nacional Banff, un espacio natural que, por su vegetación preservada, sus paisajes agrestes y su fauna abundante, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
Redacción Viajar
Su entorno no puede resultar más idílico: altos picos nevados, el majestuoso glaciar Victoria y un reluciente lago esmeralda envuelven este alojamiento que nació como como una base para los alpinistas y que hoy es famoso por sus escénicas rutas guiadas por la montaña y sus múltiples actividades al aire libre (senderismo, piragüismo, pesca, rafting por aguas bravas…). Y también por su excepcional oferta gastronómica.
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Su ubicación en la ciudad de Banff, a pocos pasos del Parque Natural canadiense, permite a sus huéspedes disfrutar de ambos mundos: la escena animada de un centro urbano y la soledad y el silencio de la naturaleza, pues desde los balcones privados de cada habitación se divisa el río Bow y hasta los glaciares al fondo. Por sus enormes salones, muchas parejas lo eligen para casarse bajo el marco de las montañas.
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Conocido como Castle in the Rockies por su arquitectura de castillo señorial escocés, este legendario resort de montaña, declarado Patrimonio Nacional Histórico, brinda su hospitalidad en las Montañas Rocosas desde hace más de 130 años. En verano ofrece un reputado campo de golf mientras que en invierno está consagrado al esquí por los alrededores, con escuela, abonos y alquiler de material.
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La elegancia sencilla y el confort alpino son las señas de identidad de este hotel recientemente inaugurado, para cuya construcción se han empleado materiales cálidos y naturales como la piedra y la madera. Destaca su excelente restaurante –donde se hornea el pan cada mañana–, sus habitaciones con todo lujo de detalles y sus espectaculares piscinas en la azotea con la panorámica de las Montañas Rocosas.
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Galardonado por su elegancia y por su servicio wellness, este elegante hotel cuida hasta el más mínimo detalle para redefinir, a golpe de lujo y sofisticación, el concepto de retiro de montaña. Su exquisito complejo de Spa, con tratamientos rejuvenecedores y un servicio personalizado de fisioterapia, resulta el colofón perfecto para un agotador día de trekking por los senderos del Parque Nacional Banff.
Redacción Viajar
Su amplia variedad de alojamientos (condominios, cabañas y suites) convierte a este hotel oculto entre los árboles en el más idóneo refugio tanto para unas vacaciones en pareja como con la familia o un grupo de amigos. El contacto con la naturaleza es el gran atractivo de su oferta de lujo sencillo y rústico. Poco más (y nada menos) se puede encontrar aquí más allá de la tranquilidad más absoluta.