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170 años de pasteles
Kärntner Strasse, 51
El antiguo pastelero de la corte elabora una buena versión de la famosa tarta Sacher, pero, sobre todo, crea piezas propias como la tarta Gerstner, con crema de chocolate, o la Sisí, con mermelada de grosella roja, mazapán y pasta de azúcar blanco.
Lo más especial. Su última innovación consiste en bañar en chocolate los dulces clásicos: la Punsch-krapferl-Schokolade, en chocolate de color rosa; la Apfelstrudel-Schokolade, con una capa de chocolate sobre su base crujiente de ganache, barquillos, una pizca de canela, mazapán de manzana y pasas. Gerstner K.u.K. Hofzuckerbäcker celebró en 2017 su 170 aniversario y comparte su espacio de café y confitería en el palacio Todesco, frente a la Ópera, con el salón de vinos Schlumberger, otro histórico proveedor imperial.
Xocolat Manufaktur
Locos por el chocolate
Servitengasse, 5
La Xocolat Manufaktur es un lugar muy especial donde los chocolates gourmet se elaboran con mimo artesanal y se puede contemplar su elaboración. Allí se puede escoger entre pralinés de Grand Marnier, trufas de whisky, lenguas de gato, chocolate en barras, en cremas... Todos los ingredientes que usan se pueden comprar, incluidos los licores.
Lo más especial. Han creado trufas basadas en los dulces clásicos vieneses: las Wiener Mehlspeise saben a ron, pasas, limón y vainilla; en las trufas de Punschkrapfen predomina el ron, y las trufas de Marillenknödel llevan una delicada capa de migas y chocolate blanco con relleno de crema de albaricoque. Además, allí se encuentran todas las demás delicias vienesas reinterpretadas. Una parada imprescindible, y golosa, para los connaisseurs.
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Tradición en rosa
Singerstrasse, 1, y otros 29 establecimientos
Para ir sobre seguro, la mayor variedad de la confitería vienesa se encuentra en las tiendas de esta cadena de pastelerías con nombre operístico que se reconocen por el color rosa en la decoración y un diseño al estilo de los años 50. Su fundador, Josef Prousek, comenzó como pastelero en su Nordböhmen natal en 1883 y en 1913 abrió con su mujer la primera Aida Prousek & Co Chocolaterie & Gross-konditorei en Viena, consiguiendo pronto gran popularidad.
Lo más especial. Su diversidad a precios asequibles convierten sus productos en un regalo infalible a la vuelta del viaje. El inconfundible empaquetado en rosa ya garantiza el impacto y la sorpresa. La calidad hará el resto, ya que representa muy bien la tradición pastelera vienesa.
Picasa
Helados únicos
Neustiftgasse, 23, y 5 establecimientos más
Viena concentra la mayor densidad de heladerías de Europa desde que en el siglo XIX se instalaron allí los primeros heladeros italianos. El último grito se llama Veganista Ice Cream, que triunfa con sus helados honestos: una producción totalmente biológica sin mezclas de hielo en polvo, sin colores ni sabores artificiales y sin potenciadores de sabor. Sus fundadoras son dos hermanas veganas desde hace más de veinte años.
Lo más especial. Han triunfado entre los consumidores no veganos porque han logrado sabores únicos, sus precios son muy razonables y ofrecen 18 variedades frescas a diario, desde las clásicas de fresa y chocolate hasta las más exóticas, como la albahaca o la pacana del arce. También es muy recomendable el helado al corte Inbetwiener.
Viajar
Imperial, Domspitz, Guglhupf, Ritz-Carlton y Otto
Todo hotel que se precie de vienés considera imprescindible incluir su propia tarta como parte esencial de su oferta. La Tarta Imperial, en el hotel del mismo nombre (Kärntner Ring, 16, en la foto), es de masa de almendra rellena de cacao y mazapán con glaseado de chocolate. El Pastel Domspitz, de chocolate y semillas de amapola, relleno de mermelada de ciruela, solo se encuentra en el Do & Co Hotel Vienna (Stephansplatz, 12). El bizcocho Grand Guglhupf del Grand Hotel Wien (Kärntner Ring, 9) lleva vino tinto y canela. El Pastel Ritz-Carlton (Schubertring, 5) mezcla chocolate negro y trocitos de naranja confitada. Y la Tarta Otto, de chocolate, se decora con cerezas confitadas y la ofrece el hotel Altstadt Vienna (Kirchengasse, 41).