Italia es mucha Italia. Pero la de verdad, reside en el sur. Si ya has visitado Cinque Terre y la Costa Amalfitana, no dudes en que esta región, virgen, rural y costera donde la historia se puede tocar, será tu proximo destino. La recorremos en 10 paradas para inspirar tu viaje: mares vidriosos, catedrales medievales y una autenticidad que resiste con estilo a su creciente despunte como tendencia viajera. En ruta hacia la auténtica pureza mediterránea.
Por Beatriz Hernández
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La capital de la región, macera al sol su innegable esencia mediterránea mientras la vida transcurre serena en sus calles. Laberínticas y vestidas por las ropas de los balcones, pasear por ellas supone un regreso al auténtico sabor italiano. De manera especial, en Bari Vecchia, el barrio antiguo de la ciudad, donde la Basílica de san Nicolás o la Catedral de San Sabino se funden en un intenso olor a salitre.
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En esta lengua de mar de la costa de La Puglia, las grutas marinas y cuevas marcan el estilo de un escenario sin igual. Polignano a Mare, excava entre sus rocas restaurantes tan impresionantes como Grotta Palazzese. Encaramado a un acantilado con una de las mejores vistas al Mar Adriático.
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En el corazón de La Puglia, Alberobello y sus trullis, las emblemáticas cabañas de piedra, donde ahora puedes dormir, son otro imprescindible en nuestra ruta. Estas construcciones fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1996, y aunque ahora muchas de ellas son alojamientos turísticos o segundas residencias, y su autenticidad inicial haya dado paso a un entorno más artificial, merece la pena hacer un alto en el camino para conocerlas.
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No es casualidad que Lecce sea conocida como una de las ciudades más bellas de Italia. Gracias a su casco histórico, con deslumbrantes construcciones como la Puerta de Nápoles o la Piazza del Duomo, sus edificios barrocos y las más de 40 iglesias que completan su elegante imaginario cultural, esta ciudad del sur deja más que claro que la belleza 'made in italy' no solo es asunto del norte de la península.
Lecce también es buena elección para descansar en cualquiera de las múltiples masserie que esconden sus alrededores. Antigua casas de labranza, como la Masseria Trapana, recientemente restauradas para ser convertidas en restaurantes u hoteles boutique, donde la Italia más rural se manifiesta con una cuidada naturalidad rodeada de olivares y jardines con olores cítricos.
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Ostuni es una auténtica delicia para los sentidos. De un blanco impoluto que se funde con la piedra y el inmenso mar de olivos que desde ella se avistan, las cuestas que serpentean y a tan sólo seis kilómetros del mar Adriático, aquí la gastronomía tradicional del sur de Italia convence en restaurantes como L'Osteria Il Tempo Perso, y termina de cautivar por sus cremosos sporcamuss, un delicioso hojaldre al que nadie se resiste.
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El encanto de Otranto gira en torno a su imponente Castillo Aragonés, dentro del pequeño, pero rico, centro histórico que da cobijo a la ciudad. Fuera de murallas su puerto da la bienvenida a este enclave costero con una interesante gastronomía, donde despuntan la pasta con rape o el tradicional pescado crudo pugliano.
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Ya no es un secreto que La Puglia, ha pasado de ser una región rural y virgen, a convertirse en la nueva tendencia viajera de Italia. Y no nos extraña al conocer lugares como Monopoli, donde la combinación de pueblos que se asentaron en sus tierras ha dado lugar a valiosos tesoros que se reparten entre la rica arquitectura que la salpica.
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Con pequeñas playas y calas, y salvaguardado por viejos castillos, Porto Cesaero, ofrece algo más que un refrescante chapuzón en aguas cristalinas. Sin duda, esta pequeña ciudad del Golfo de Tarento se saborea desde calas como la de Punta Prosciutto.
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Miradores panorámicos, playas blancas, senderos sumergidos en la naturaleza y un oasis durante el verano. Así es Vieste, este pequeño pueblo pesquero a orillas del Adriático, donde puedes aún puedes encontrar restaurantes y lugares con encanto inmunes al turismo.
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San Domino, San Nicola, Capraia, Cretaccio y Pinosa, estas son las cinco pequeñas islas que componen las Tremiti. Un peculiar archipiélago bañado por aguas cristalina con playas, calas y grutas donde practicar submarinismo o disfrutar del mar durante todo el año.