Estos son algunos de los pueblos europeos más bonitos

Oia, uno de los mejores enclaves de Grecia para ver el atardecer. Situado en la isla de Santorini, a los pies del mar Mediterráneo, sus características casas blancas trepan por el acantilado hasta un antiguo molino donde el sol brinda una de las imágenes más especiales del pueblo.

Encantador y tranquilo, Bibury podría ser el escenario de cualquier cuento. Sus cuidadas casas de piedra del siglo XIV, dan forma a uno de los pueblos más bonitos y famosos de Inglaterra. En plena campiña inglesa, la calle Arlington Row, en la foto, o su iglesia sajona son visitas obligadas en esta aldea. 

En la costa noruega, este pintoresco pueblo de pescadores a los pies de la montaña, es famoso por las numerosas casas de colores que salpican sus calles. Entre acantilados y fiordos, el idílico pueblo de Reine no es solo uno de los más llamativos del increíble archipiélago de Lofoten, si no también de Europa. 

A orillas del río Mossa y escudado por imponentes formaciones rocosas, el mayor atractivo de Dinant, en Bélgica, es poder perderse por sus calles mientras disfrutas del espectacular entorno que rodea al pueblo. Sin duda, comer en uno de los restaurantes con vistas al río es uno de los planes perfectos para no fallar si paras en él.

Un lugar idílico en plenos Alpes Julianos, que cuenta con una llamativa iglesia que capta todas las miradas del lago glacial de Bled. Comparte protagonismo, en este pueblo esloveno, con un castillo de origen feudal, que corona lo alto del acantilado. Recomendamos visitarlo al anochecer, cuando las vistas son aún más impresionantes. 

Quizá uno de los pueblos más mágicos de nuestra selección. En Eguisheim, las flores, las casas de colores y la ruta de los vinos de Alsacia, de la que forma parte, dan nombre a este precioso pueblo Francés, en el que Disney se inspiró para crear la villa de Bella en la película “La Bella y la Bestia”.

Continuamos nuestra ruta por el país vecino, para hacer una parada en el pueblo navideño por excelencia: Colmar. En él, las cálidas luces y los puestecitos del mercadillo de Navidad transforman a este rincón francés en el lugar con más encanto para disfrutar de las fechas más especiales del año.

En el norte de Italia, Manarola, junto con Riomaggiore, Corniglia, Vernazza y Monterosso, da vida a las Cinque Terre. Una pintoresca costa ceñida a los acantilados, donde este carismático pueblo de casas coloridas y espíritu alegre escala por lo alto de la montaña junto al mar Mediterráneo. 

Los singulares trullos, como se denominan las construcciones en forma de cúpula de este pueblo italiano, le han valido el título de Patrimonio Mundial por la UNESCO. Y no nos extraña, ya que la belleza de Alberobello reside en su original y diferente estilo arquitectónico, por lo que no podía faltar en nuestra selección.