Diez castillos para dormir en Escocia. Erigidos unas veces como defensa contra los invasores y otras como simple exhibición de poder, con ellos se escribe gran parte de la historia del Viejo Continente. Soberbios, majestuosos, imponentes en el horizonte con sus torres y murallas, sus almenas y barbacanas, estos fuertes reconvertidos en hoteles de lujo son joyas por las que se desliza la pátina del tiempo y la solera monumental. Por fuera, la bruma del pasado se pierde entre los bellos paisajes escoceses, mientras que por dentro, en suntuosos aposentos plagados de armaduras, tapices y muebles de madera, se experimenta un mágico paseo por la Edad Media. Recorremos las más hermosas fortalezas habitables de Escocia, la nación que cuenta con el catálogo defensivo más amplio del Reino Unido.
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Elevada sobre un acantilado de 30 metros, con una bonita panorámica sobre el mar y las montañas de Arran, esta maravillosa mansión neoclásica acoge un hotel en sus pisos superiores, justo en las dependencias que fueron regaladas al general estadounidense Dwight D. Eisenhower en agradecimiento a su ayuda aliada y que se convirtieron en su refugio. El resto del castillo se puede explorar en visitas guiadas.
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Apenas a media hora de Edimburgo, esta fortaleza del siglo XIII con una compleja disposición de torres impacta por la bienvenida de carácter real que se experimenta en su vestíbulo de abovedados techos neogóticos, así como por sus mazmorras reconvertidas en un fabuloso Spa. En su haber cuenta con una lista de invitados ilustres que incluyen, entre otros, al rey Eduardo I, Sir Walter Scott y Oliver Cromwell.
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Tapices, candelabros y pinturas antiguas decoran este castillo que está, como en los cuentos, oculto tras un bosque y rodeado de casi 500 hectáreas de reserva natural. Aquí los huéspedes experimentan un viaje al pasado, para lo cual ayudan algunas actividades muy en sintonía con el que fuera el entretenimiento de los reyes y nobles: desde tiro con arco hasta exhibición de cetrería, pasando por el juego del croquet.
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Con una posición privilegiada en la orilla sur del lago más visitado de Escocia, esta mansión sofisticada, incluso opulenta en su estilo clásico, conserva el sabor de unos orígenes que se remontan a 1626, si bien fue restaurada en 1900. Muebles tradicionales y telas elegantes dibujan su atmósfera tradicional, mientras que el misterio lo pone el entorno y, cómo no, la famosa leyenda del monstruo.
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Aunque su interior se asemeja más a una casa de campo señorial, por fuera sigue exhibiendo las magníficas torres que hicieron que este castillo conquistara al propio Winston Churchill, que fue su huésped en 1944. Enmarcado por un bello paisaje de bosques y con un río en la misma puerta, aquí el lujo de los detalles cobra todo su sentido en una atención íntima y personalizada.
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Por su aura histórica y su hospitalidad, pero sobre todo por encontrarse justo enfrente de la catedral de Dornoch, este castillo se ha convertido en un famoso lugar de celebración de bodas. Nada extraña, dado el bonito escenario en el que se enmarca y sus pintorescas habitaciones, cada una con su propia personalidad. Cabe destacar el Whisky Bar, con su exclusiva selección de maltas para hacer degustaciones.
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Lo que más llama la atención de este castillo reconvertido en hotel es que, lejos de ser una construcción de piedra arenisca, se trata de un edificio de arquitectura escocesa revestido de una tonalidad blanca. Esto se debe a la remodelación llevada a cabo por una de las últimas generaciones del clan MacKenzie, al que pertenece desde hace cuatro siglos. Por ello y por su esmerado servicio ha recibido varios galardones.
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Considerado uno de los alojamientos más exquisitos del país, este hotel-castillo emplazado a los pies del Ben Nevis, la montaña más alta de Reino Unido, atesora tanta riqueza histórica como paisajística. También culinaria, que para eso cuenta con los prestigiosos fogones de Albert y Michel Roux. Hasta la reina Victoria, cuando lo visitó, llegó a anotar en su diario: “Nunca vi un lugar más romántico”.
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Este castillo, erigido en la zona residencial de la ciudad, a un corto paseo del centro, está considerado entre los más elegantes de Escocia, título al que contribuyen sus hermosos jardines y ese aura melancólica propia del período victoriano tardío en que se construyó. Reconvertido en hotel después de la Segunda Guerra Mundial, sus cuartos combinan tradición y confort, prestigio y eficiencia moderna.
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El mar otorga una magia especial a este castillo del siglo XV, cuya posición en la escarpada costa de Sinclair Bay, en el extremo norte de Escocia, convierte el rumor de las olas en el despertador perfecto. Aunque sus veinticinco habitaciones combinan el regusto histórico con el lujo del siglo XXI, el hotel cuenta también con una treehouse: es, de hecho la casa en el árbol más grande de Europa. ackergilltower.com