PEDRE / ISTOCK
Pontedeume, A Coruña
Un paseo por las Fragas do Eume son un deleite para todos los sentidos. Por los senderos infinitos y laberínticos de sus más de 9.000 hectáreas de este parque natural, nunca se hace dos veces el mismo camino. La Fraga do Eume es misterio y su corazón, un regalo. En su epicentro se alza el Monasterio de Caaveiro, un antiguo cenobio con más de 10 siglos de historia. Hasta aquí llegaron eremitas y anacoretas en busca de soledad.
Marcos Veiga / ALAMY
Lalín, Pontevedra
Los castaños centenarios que parecen rozar las nubes de la Fraga de Catasós cautivaron a Emilia Pardo Bazán, donde ambientó su obra por excelencia: Los Pazos de Ulloa. Catasós está catalogado como parque protegido de Europa desde el año 2002 porque, a pesar de que no cuenta con una gran extensión, tiene una fauna y flora singular. En sus casi 5 hectáreas de extensión se encuentran los castaños más altos de Europa, plantados para la producción de vigas.
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San Xoán concentra tanta belleza en sus caminos que transporta a paisajes que parecen salidos de un cuento. Esta fraga contiene la naturaleza de una tierra todavía virgen, tocada por el mito, que transmite la sensación de estar en el Medievo. En este bosque de Excálibur, del rey Arturo, de Lanzarote, de Merlín y de Morgana, es posible hacer un recorrido de ida y vuelta desde varias de sus entradas.
Jose Meano / ALAMY
As Mariñas, A Coruña
Las Fragas do Mandeo, muy cerca de Betanzos, es una gran desconocida. Para recorrerla nada mejor que acudir a Chelo, donde está el centro de interpretación. Muy cerca del centro hay un merendero bajo la sombra de los carballos, donde es un lujo comer rodeados del sonido de los rápidos del río Mandeo, o el paso del agua por los antiguos conductos del molino. Seguir el curso del Mandeo hasta la presa del Zarzo entre los colores de su vegetación es un sueño.
Marcos Veiga / ALAMY
Carballeda de Valdeorras, Ourense
La espesura de Casaio tiene el increíble encanto de los bosques ancestrales. Este regalo de la naturaleza es el único bosque de tejos que queda en Galicia, y el mejor conservado de toda la península ibérica. Es una asombrosa huella de épocas remotas, de cuando, hace millones de años, durante el Terciario, grandes bosques, muy diferentes a los actuales, cubrían la Tierra.