La Axarquía malagueña en 7 pueblos
Árchez
De camino hacia Archez hay que detenerse en el antiguo Alminar de Daimalos y su fuente del siglo XII. Árchez, que es Monumento Histórico Artístico, conserva, entre huertos y molinos, todo su encanto morisco. Destaca la bella Nuestra Señora de la Encarnación del siglo XIV, con una joya de campanario, un antiguo alminar nazarí con un friso de arquillos ciegos y un elegante sebka.
Salares
Sobre un barranco que se asoma al río, Salares debe su nombre al antiguo yacimiento de sal conocido ya en época romana. Sus calles son empinadas, y sus encaladas casas destilan luz. Algunas conservan cuadras y zaguanes. El campanario de Santa Ana es otra joya nazarí. En Salares hay que cruzar su antiguo puente para ascender a los bancales desde donde está la mejor vista.
Canillas de Aceituno
Canillas de Aceituno es paisaje en estado puro. Desde aquí se domina los valles de los ríos Vélez y Rubite, la sierra de Tejeda y los bancales de huertos. Todo ello regado con almendros, naranjos, olivos e inmaculados cortijos salpicados entre chumberas. Cerca, junto a un molino en ruinas, está la cueva de la Fajara. Y también cerca, La Rahige, un enclave natural cuajado de pozas y cascadas.
Alfarnatejo
Alfarnatejo, de terreno accidentado, se encuentra rodeado de picos entre los que destacan el de Chamizo, el del Gallo y el Vilo, todos con una media de 1.400 metros. Por ello, es ideal para realizar senderismo por caminos como la Ruta de los Tajos, que entre montes y quebradas de increíble belleza. Estos parajes fueron refugio de bandoleros, como lo atestigua una cercana venta del siglo XVI.
Riogordo
Está divido por el barrio alto, el Cerrillo, y el bajo, llamado La Plaza. En sus casas blanqueadas destacan las hornacinas con las imágenes de mayor devoción popular. Interesante su parroquia Nuestra Señora de Gracias y su ermita del siglo XVII. Riogordo se hizo célebre por su cura, un clérigo guerrillero que fustigaba a los soldados napoleónicos y de paso a los bandoleros.
Colmenar
Colmenar se asienta sobre una loma, por lo que su trazado tiene increíbles desniveles, por entre los que el campo se cuela por cada esquina. Coronando la cima está la parroquia de la Asunción, y en torno a ella, la zona antigua del pueblo. De tradición apicultora, hay que visitar el Museo Casa de la Miel y la bodega Blanco, un antiguo edificio que antes fue escuela y, al parecer, también cárcel.