Atardeceres a pie de playa
Caños de Meca, Cádiz
Caños es el enclave costero más atípico, romántico y natural de la costa gaditana. El atardecer es el momento ideal para reunirse en la playa, o en alguna terraza, para beber té verde con hierbabuena. Es un momento que hechiza porque un sol rojizo e incandescente apaga sus ardores tras la silueta afilada del faro de Trafalgar.
Faro de Orchilla, El Hierro
Atardeceres de un disco rojo escondiéndose en el mar hay varios, pero ninguno con lejanía como el que se ve desde esta punta occidental de la isla de El Hierro. Este paraíso está cargado de emoción, ya que antaño era la última tierra conocida que veían los descubridores del Renacimiento, y la primera que observaban los que llegaban de América en barco.
Playa de Sopelana, Vizcaya
El mar y los imponentes acantilados que rodean esta playa, crean el marco perfecto para una de las puestas más bellas de la costa vizcaína. En esta increíble costa cantábrica se alzan impresionantes acantilados, desde donde sentir el ocaso es un privilegio. Pero también se puede ver cómo termina el día, desde sus salvajes arenales.
Finisterre, A Coruña
Desde siempre, finis terrae, era considerado el fin de la tierra, el lugar dónde se acababa el mundo. Sin ninguna duda, Finisterre desborda encanto, tiene un halo mágico que atrapa. La vista desde sus acantilados acapara el inmenso océano. Cuando el sol empieza a ocultarse tiñe el Atlántico de amarillos, naranjas, rojos y rosas, y conforma un escenario de incalculable belleza.
Punta Nati, Menorca
En la costa norte de Menorca, a solo 6 kilómetros de Ciutadella, se extiende una zona de paisaje árido y de difícil acceso a la que llegar tiene premio. El faro de Punta Nati, erigido en un paraje solitario, envolvente y casi mágico es un gran contraste en la excepcional Menorca. Aquí, es un regalo disfrutar del sol cuando empieza a esconderse tras la cortina que forma el Mediterráneo en el horizonte.
Cabo Tiñoso, Cartagena
El espacio natural de la Sierra de la Muela, Cabo Tiñoso y Roldán, un gran desconocido, es uno de los tramos mejor conservados del Mediterráneo peninsular. Esta sorpresa paisajística ha sobrevivido en estado puro gracias a su pasado militar. La fortificación castrense de Los Castillitos, de difícil acceso, evidencia el Mediterráneo en su inmensidad, y las más increíbles puestas de sol del Mediterráneo sobre el horizonte.