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Este Monumento Histórico Artístico del siglo X, fue donado por Alfonso I el Batallador al Temple, que lo convirtió en castillo convento. En su portada hay un crismón y varios motivos florales, y su interior es bastante sencillo, con dos curiosas esculturas con rostro de lobo y cabra. Con posterioridad, los templarios añadieron las caballerizas y las bodegas.
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Cerca de Muruzábal, en pleno Camino de Santiago, se alza esta iglesia románica del siglo XII. Tiene una arcada que rodea el templo como si fuera un claustro externo, impresionante. Cuenta la leyenda, que Salomón entregó los restos de la reina de Saba para que fueran enterrados en el Camino de Santiago y que en Santa María de Eunate está grabada en clave la ubicación de la tumba real.
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El Monte Sagrado es punto de encuentro de peregrinos. Pertenece a Morcín y demuestra la importancia de la Orden en el Camino de Santiago como protectores de los peregrinos. Lo cierto es que este enclave ha sido venerado desde tiempos remotos por diferentes culturas gracias a su estratégica ubicación. Contiene vestigios megalíticos que quizá despertaron la curiosidad de los templarios.
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Su origen se sitúa entre los siglos XII y XIII, cuando los templarios fortificaron esta zona. La fortificación de Ponferrada demuestra la estrecha relación que tenían los templarios con la naturaleza y lo esotérico. Dice la leyenda que tenía 12 torres que estaban relacionadas con las constelaciones del Zodiaco. De pizarra, granito y cantos rodados, es espectacular.
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Está a las afueras de Segovia, en el camino a Zamarramala y, según el mito, en su altar los aspirantes eran nombrados caballeros. Cuajada de historias, está asociada a los templarios y a los caballeros del Santo Sepulcro. Tiene una planta de 12 lados y un anillo circular en el interior, característicos de la orden. Pretendían reproducir la basílica del Santo Sepulcro y la Cúpula de la Roca de Jerusalén.
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En Guadalajara los templarios dejaron su huella por Zorita de los Canes, Peñalver y Torija. En estas tierras destaca la ermita de Santa Coloma, en Albendiego, construida por la Orden en el siglo XII, que hoy es Bien de Interés Cultural, al igual que la iglesia de San Bartolomé, en Campisábalos y el bellísimo monasterio de San Francisco, en Guadalajara, casa de templarios por el empeño de doña Berenguela.
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El castillo fue de los árabes hasta que Alfonso IX lo reconquistó con ayuda de los Caballeros del Temple y de Santiago, de ahí su nombre. Este paraje ha estado habitado desde el Neolítico, pasando por manos fenicias, celtas, romanas y visigodas. Según la tradición, cuando se disolvió la orden, los templarios se encerraron en él y fueron asesinados, por lo que uno de sus baluartes se llama Torre Sangrienta.