Eduardo Grund
Guía turística. 48 años
¿Por qué hay que visitar Marsella?
Por ser una ciudad única y muy antigua en Francia. Me gustan sus monumentos modernos, su luz, la piedra blanca...
¿Su lugar favorito?
El Puerto Antiguo y los barrios del sur desde donde se divisan las islas y el castillo de If. Y el barrio de Cours Julien por su arte callejero. Las calles y los comercios están adornados con obras de arte.
¿Un monumento para visitar?
El edificio J4, con su mantilla de hormigón negro. Una escultura más que un museo.
¿Un restaurante para una cena romántica?
Le Petit Nice, un tres estrellas Michelin, bueno y romántico, o alguno de los locales del puerto viejo especializado en pescados.
¿Una tienda?
Compagnie de Provence, para comprar los famosos jabones de Marsella. En el 99 de Avenue des Aygalades.
¿Dónde le gusta desconectar?
En La Corniche, paseando y contemplando el mar Mediterráneo.
Eduardo Grund
Chef. 38 años
¿Por qué hay que visitar Marsella?
Porque la ciudad se ha transformado en los últimos cuatro años. Ahora es una ciudad moderna, bella, con una arquitectura nueva... y una excelente oferta de hoteles y restaurantes.
¿Su lugar favorito?
Les Goudes, un pequeño puesto de pescadores muy cercano al Parque Nacional de Les Calanques.
¿Un monumento para visitar?
El Palacio Longchamp, con sus fuentes y su parque. Se inauguró en el año 1869 para conmemorar la llegada de las aguas del canal del Durance a Marsella.
¿Un restaurante para una cena romántica?
Le Bistrot du Cours, muy popular entre los marselleses. Una terraza a la sombra de los plátanos con la atmósfera de los bares de época.
¿Una tienda?
La Maison Empereur, una tienda de bricolaje, droguería, jardinería, artes culinarias... Llena de maravillas y objetos raros de todas las épocas.
¿Dónde le gusta desconectar?
Fuera de la ciudad. En Cassis o la Ciotat.
Eduardo Grund
Panadero. 74 años
¿Por qué hay que visitar Marsella?
Marsella tiene muchos monumentos históricos y ahora también modernos, pero lo más bonito es Les Calanques. Su visita justifica el viaje.
¿Su lugar favorito?
Les Calanques. Recomiendo recorrer estas calas a pie para parar y relajarse en cualquier rincón contemplando el mar.
¿Un monumento para visitar?
La Basílica de Nuestra Señora de la Guarda. Su bello interior recuerda a los hombres de la mar. Y me encanta subir hasta la iglesia para disfrutar de las vistas de la ciudad y de las islas.
¿Un restaurante para una cena romántica?
Chez Fonfon. En el encantador puerto de Vallon des Auffes. Allí puedes degustar la mejor bouillabaisse de la ciudad.
¿Una tienda?
Le Regency, la panadería del edificio más famoso de Le Corbusier en Marsella. Los pasteles y el pan son magníficos.
¿Dónde le gusta desconectar?
Jugando a la petanca en el barrio armenio de Beaumont.