Vilarinho de Negrões, la “Granadilla portuguesa” que nunca fue abandonada

Una aldea tradicional que mira de frente al embalse del Alto Rabagão.

Vilarinho de Negrões, un pueblo rodeado de agua al lado de la frontera con España
Vilarinho de Negrões, un pueblo rodeado de agua al lado de la frontera con España / Wiki Commons

Llegamos hasta la histórica región de Trás-os-Montes para descubrir uno de los pueblos más peculiares de Portugal, Vilarinho de Negrões, un pequeño núcleo de población extrañamente emplazado sobre una especie de diminuta península, formando una de las postales más evocadoras del norte de Portugal.

El pueblo que flota sobre las aguas

A un paso de la frontera española, a pocos kilómetros de la provincia de Orense y de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Gerês-Xurés, se localiza Vilarinho de Negrões, un núcleo de la parroquia de Negrões, en el municipio de Montalegre, que pareciera haber emergido de las aguas en algún momento del pasado para revelarse ante nuestras miradas como un elemento destacado del paisaje que forma parte del entorno del embalse del Alto Rabagão.

Con apenas unos pocos habitantes y una arquitectura que conserva la esencia del pasado rural de Trás-os-Montes, esta aldea tiene la particularidad de su insólita ubicación, fruto del resultado del embalse de las aguas en este punto. Rodeado de agua por casi todos sus costados, el pueblo se conecta al resto del mundo por una estrecha franja de tierra que, al cruzarla, da la sensación de adentrarse en otro tiempo. Las casas de piedra con tejados de pizarra, las callejuelas silenciosas y la ausencia de bullicio refuerzan esa atmósfera de retiro absoluto. Es un lugar para desconectar, mirar el cielo estrellado y dejarse envolver por el sonido del viento y del agua.

Una escapada perfecta para quienes buscan tranquilidad y autenticidad con el añadido de descubrir un lugar que es un regalo para nuestras miradas viajeras.

Vilarinho de Negröes ha mantenido intacto su encanto

Vilarinho de Negröes ha mantenido intacto su encanto

/ Wiki Commons

Un paisaje que hipnotiza

El embalse del Alto Rabagão rodea Vilarinho de Negrões no solo creando su peculiar ubicación sobre una diminuta península, sino que también regala vistas impresionantes. No obstante, esta pequeña población está considerada una de las maravillas de Portugal en la categoría de “Aldeas Ribereñas”, formando una postal de gran belleza entre las más de dos mil hectáreas de superficie que ocupa el embalse. Una postal que nos recuerda inevitablemente a la célebre localidad de Granadilla en la provincia de Cáceres.

En ocasiones, al amanecer la neblina se posa sobre el agua como un velo, mientras que al atardecer los tonos dorados tiñen el horizonte montañoso. La fauna y flora de la zona son igualmente notables, con aves acuáticas, ciervos, jabalíes y una vegetación diversa que hacen del lugar un paraíso para los amantes de la naturaleza y la fotografía.

Mientras, durante el verano, el embalse se convierte en un lugar ideal para practicar kayak o simplemente darse un baño. Aunque el turismo ha comenzado a poner el nombre de Vilarinho de Negrões en el mapa el pueblo conserva intacta su esencia. Los pocos habitantes que quedan, en su mayoría personas mayores, se muestran siempre hospitalarios con los visitantes. No es raro que algún vecino se detenga a conversar o a compartir historias del pasado, muchas de ellas ligadas a la vida campesina o a la transformación del paisaje con la consecución de las obras del embalse a principios de los años sesenta.

Además, llegar hasta Vilarinho de Negrões supone igualmente una magnífica oportunidad de adentrase por las Tierras de Barroso, reconocidas como Patrimonio Agrícola Mundial por la FAO, o bien vivir la experiencia del senderismo con mayúsculas en la cercana Reserva de la Biosfera Transfronteriza Gerês-Xurés.

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