La ruta de senderismo que tienes que una vez en la vida: en España, con un cañón de 250 metros de altura y arte rupestre milenario
Una lugar precioso e icónico que sirve para asomarte a uno de los abismos naturales más bonitos del mundo.

Entre acantilados calizos y un río que brilla en tonos turquesas, el Cañón del Río Vero, en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, es uno de esos lugares que parecen de otro planeta. Tiene paredes de más de 250 metros, pasarelas colgadas sobre el agua y una historia que se remonta a más de 20.000 años, cuando los primeros habitantes del Alto Aragón pintaban bisontes y ciervos en sus cuevas.
Hoy, esa mezcla de naturaleza salvaje y legado humano convierte al Río Vero en una de las rutas de senderismo más espectaculares de España.
Donde el agua esculpe el paisaje
El Río Vero nace en las estribaciones del Pirineo y ha ido tallando, durante siglos, un cañón de formas imposibles. A su paso por el municipio de Alquézar, el cauce se encaja entre paredes verticales que alcanzan los 250 metros de altura, creando uno de los desfiladeros más impresionantes de Aragón.

El Sendero del Río Vero, es una auténtica maravilla, y una ruta circular de unos 8 kilómetros, permite recorrerlo a pie combinando pasarelas metálicas, tramos de roca y miradores que dejan sin palabras. El itinerario está perfectamente señalizado, y en apenas unas horas te hace sentir dentro de un documental de naturaleza, ¡pero de los divertidos! En los puntos más angostos, el río se abre paso entre paredes casi verticales; en otros, se ensancha en pequeñas pozas de color jade que reflejan el cielo. El contraste del agua turquesa con la piedra blanca de la sierra es, sencillamente, un espectáculo.
Un paraíso en la tierra
El recorrido más famoso es el de las Pasarelas del Río Vero, un circuito accesible para casi todos los públicos (aunque con algún tramo de altura y vértigo moderado). Las pasarelas cuelgan literalmente de la roca, ofreciendo una perspectiva única del cañón. Uno de los puntos más espectaculares es el Mirador del Río Vero, desde donde se puede ver el meandro del río encajado entre farallones de piedra caliza. Si os soy sincera, el lugar es un espectáculo capaz de encandilar a cualquiera.

El recorrido dura unas 2 horas y media si se hace con calma, y se inicia en el pueblo de Alquézar, donde se obtiene el pase (gratuito pero regulado). Durante el trayecto hay zonas para detenerse, bañarse en verano o simplemente disfrutar del silencio roto por el sonido del agua.
Arte rupestre y cuevas milenarias
Más allá de su belleza natural, el Cañón del Río Vero es también un tesoro arqueológico. ¡Si es que lo tiene todo! En sus paredes se esconden más de 60 abrigos con pinturas rupestres, declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1998. Algunos de ellos, como el Abrigo de Mallata o el de Barfaluy, pueden visitarse a pie, con guía o en rutas organizadas desde el Centro de Interpretación del Arte Rupestre de Colungo.
Estas pinturas, de más de 20.000 años de antigüedad, representan ciervos, caballos, figuras humanas y escenas de caza que se conservan sorprendentemente bien gracias al clima seco de la sierra. Es uno de los conjuntos más importantes del arte prehistórico levantino.
La joya medieval al borde del abismo
La ruta comienza y termina en Alquézar, uno de los pueblos más bonitos de España. Colgado literalmente sobre el cañón, su castillo colegiata del siglo IX domina todo el valle. El casco urbano es un laberinto de calles estrechas, balcones de madera y plazas porticadas donde el tiempo pasa, y a nadie le importa; pues lo único que se busca es el vivir.

Desde la plaza mayor se puede ver cómo el sol del atardecer tiñe de naranja las rocas del cañón. Y si el hambre aprieta, nada como probar las migas aragonesas o un vino de la Denominación de Origen Somontano, producido en las bodegas cercanas.
Naturaleza, vértigo y silencio
El Cañón del Río Vero no es solo una ruta de senderismo, es una experiencia. En pocas horas pasas del bullicio del pueblo medieval a un mundo donde solo suena el viento. Tiene 250 metros de altura, aguas que parecen pintadas y uno de los conjuntos de arte rupestre más importantes de Europa. Y, además, está a menos de dos horas de Zaragoza. ¿A qué esperas para poder disfrutar de esta maravilla del territorio nacional?
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