La ruta de senderismo más bonita para hacer en otoño está en Castilla-La Mancha: atraviesa uno de los bosques más antiguos de Europa
Declarado Patrimonio de la Humanidad, está hermanado con otros bosques únicos del norte de Europa.

Ponemos rumbo al Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara para hacer una ruta de senderismo en un lugar único: uno de los hayedos situados más al sur de Europa. Está justo en el margen de dos ríos, Lillas y Zarzas, que son los que dan forma a los dos valles que flanquean el bosque entre altas crestas rocosas del macizo de Ayllón, ya en el límite de la provincia de Segovia.
La carta de presentación no puede ser mejor. O sí. Y es que se trata de un lugar de cuento en el corazón de Castilla-La Mancha, sobre todo en otoño, cuando entre la neblina que se genera en el entramado de troncos (hayas, por supuesto, pero también robles, pinos, acebos y abedules, entre otros) que pueden alcanzar los 25 de metros de altura con facilidad, al tiempo que sus ramas se retuercen entre la neblina que genera la humedad del bosque, ofreciendo imágenes de lo más fantasmagóricas.
Si al microclima de su ubicación le añadimos que en esta época del año el bosque muda el color de sus hojas tornándose ocres, rojizas, anaranjadas y marrones, junto al verde intenso de los musgos, el halo de misterio de su mágica paleta de colores es total.

Entre los bosques más antiguos de Europa
Situado en el término municipal de Cantalojas, el Hayedo de Tejera Negra forma parte del Parque Natural de la Sierra Norte, y es uno de esos lugares que no pasan desapercibidos: está declarado Patrimonio de la Humanidad y es uno de los bosques más antiguos de Europa.

De hecho, se dice que es como una extensión de los hayedos primarios de los Cárpatos, un tipo de árbol que procede del final de la prehistórica Edad del Hielo, cuando comenzaron a expandirse por toda Europa.
No solo sobrevivieron, sino que se adaptaron, confirmado la versatilidad de este tipo de árbol, a pesar de no tener ya aquellas temperaturas ni condiciones de humedad en las que empezaron a desarrollarse hace miles de años.

Más allá de valores objetivos, las hayas son famosas por el ambiente que crean: espacios neblinosos y oscuros en los que las ramas tienen aspectos fantasmagóricos. Además, el otoño acentúa esta imagen con el manto amarillo que forman. Punteados por muchos países de Europa sobreviven algunos de los hayedos más bellos y antiguos del continente.
La Ruta más bonita para descubrir este hayedo manchego
No hay una, sino dos rutas circulares y perfectamente señalizadas que se pueden hacer a pie por el interior de este increíble hayedo manchego: la Senda del Robledal (sale desde el aparcamiento del Centro de Visitantes), de mayor dificultad y extensión (unos 17 kilómetros).

Y luego está la Senda de Carretas (arranca en el aparcamiento del Casarejo) es la más cómoda y fácil para hacer, además de la más corta (unos 6 kilómetros). Atraviesa el corazón del hayedo, pasando por lugares singulares como la carbonera (no es original, sino una recreación que simula las antiguas carboneras que había antaño construidas en medio del bosque para el aprovechamiento energético de la leña). En épocas de mucha afluencia, como el otoño, es imprescindible reservar plaza online para dejar el coche en el aparcamiento.
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