La remota cueva de León descubierta por un monje benedictino del siglo IX: en un paraje remoto, repleta de misterios y perfecta para una ruta de senderismo
La misteriosa cueva se encuentra muy cerca del pueblo medieval más bonito de España.

Ponemos rumbo a un paraje remoto, localizado muy cerca de uno de los pueblos medievales más bonitos de España, en la provincia de León. Ahí, como abrazado por la sierra, se levanta un paisaje rocoso, de alta montaña, que guarda un misterioso secreto. Y que es perfecto para descubrir en una bonita ruta de senderismo.
Y es que al sur de la provincia, en dirección a Peñalba de Santiago, aparece como dibujado en el paisaje, un sendero que conduce hasta una cueva excavada en la roca. La puerta de entrada es visible a pie de calle; mejor dicho, a pie de monte, protegida por una verja y una puerta de hierro.

El misterio del Valle del Silencio
Estamos en lo más profundo del Valle del Silencio, donde lo único que se escucha de fondo es el canto de los pájaros y el rumor del agua del río Oza de fondo. Algo que en la Edad Media resultaba totalmente inaudito.
Y es que, según cuenta la leyenda, si a este valle se le conoce como el Valle del Silencio es, precisamente, porque ni siquiera eso se escuchaba. La culpa la tiene un monje benedictino que se retiró a este lugar a meditar en los albores del siglo X.

Por qué se la conoce como la cueva del San Genadio
Se trata de un personaje que nació en El Bierzo en el siglo IX, un eremita que, además de obispo en la diócesis de Astorga, tuvo tiempo para fundar y hasta restaurar varios monasterios perdidos en la región.
Tal era su compromiso, que incluso el rey Alfonso III le obsequió con diferentes joyas, como la arqueta de San Genadio: hoy en día está considerada como una de las cuatro obras cumbre de la orfebrería prerrománica asturiana (actualmente está expuesta en la Catedral de Astorga).
Hechas las presentaciones, continuamos con la historia de San Genadio, el monje que después de alcanzar fama y prestigio entre el clero, decidió renunciar a todo y retirarse para dedicarse a la vida monacal en el sentido más estricto del término. Y elige una cueva escondida en un lugar remoto de El Bierzo.
El misterio de la cueva del Valle del Silencio
Al parecer, tal era su obsesión por realizar el rezo en el más absoluto silencio, que hasta el rumor del agua le molestaba. Hasta que un día gritó “¡Cállate!”, ordenando al río que fluyera sin hacer ruido. Según cuenta la leyenda, el riachuelo que pasaba por allí pilló el mensaje al vuelo y se sumergió para continuar el curso debajo de la cueva para no molestar al monje.

Eso hizo que a este lugar comenzara a conocerse como el Valle del Silencio, porque ni el agua se escuchaba. Hoy en día la cueva permanece abierta, y en su interior todavía guarda un pequeño altar en honor a este santo que bautizó este remoto lugar.
Síguele la pista
Lo último