El pueblo de España que en noviembre sigue teniendo temperaturas de verano: una joya con playas vírgenes y caseríos tradicionales únicos
Es uno de los pueblos más coquetos y desconocidos de las islas Canarias, con algunos paisajes que quitan el aliento y temperaturas veraniegas todo el año.

Las temperaturas no hacen más que bajar en picado, encaminándose a las nevadas y los grados bajo cerode la época navideña. Pero todavía hay quien echa la vista atrás hacia el verano con nostalgia, queriendo regresar a esos días de vacaciones, playa, sol, fiesta y relax. Hacer una escapada en mitad de esta ola de frío a un lugar cálido es un plan perfecto, siempre y cuando se sepa a dónde ir.

Aunque parezca mentira, en España hay varios rincones en los que el calorcito aguanta y, en ocasiones, casi como si todavía fuera verano. Las temperaturas se mantienen en más de 25 grados durante el día y casi 20 cuando cae la noche, por lo que se puede pasar el día incluso en la playa. Es lo que sucede en general en la isla de Santa Cruz de Tenerife y en particular en Taganana. Este pueblito de algo más de 500 habitantes esconde muchos encantos más allá de su verano eterno.
Un paseo por el pueblo más veraniego del otoño
Rodeado de playas vírgenes y entre de las montañas del Parque Rural de Anaga, se extiende Taganana con un aire fantástico y misterioso que llama la atención de cualquier viajero que se acerque a explorar la zona. Su acceso es a través de una carretera algo sinuosa si se va desde Santa Cruz o por mitad del bosque de Laurisilva desde La Laguna. La meta es la misma: un precioso lugar que aún conserva las costumbres y la arquitectura más tradicional de la isla.

La panorámica más bonita que se puede contemplar sobre todo el conjunto es desde el mirador de El Bailadero. Más allá del mirador, es obligatorio acercarse a la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, uno de los templos más antiguos de Tenerife, en cuyo interior se expone un tríptico de la escuela flamenca del siglo XVI. Entre caseríos y caseríos se ubica el impresionante Roque de las Bodegas y, a su lado, una playa que emana magia.
Los caseríos de la zona de Taganana
Si seguimos el paseo llegamos hasta el caserío Almáciga, junto a una playa que es un auténtico paraíso para los surfistas y donde se erige una pequeña ermita dedicada a Nuestra Señora de Begoña, que esconde una curiosa historia. Cuentan las lenguas del lugar que mediados del siglo XX, unos peregrinos de Bilbao que iban en un barco hacia Santiago de Compostela, lanzaron una botella con la estampa de la virgen de Begoña al mar.
Después de ocho meses, llegó a las costas de Almáciga. Los vecinos respondieron y, a modo de agradecimiento, les enviaron una imagen que acabó convirtiéndose en la patrona. Los caseríos en esta zona tienen una gran importancia, como el de Benijo, que existe desde 1536; así como el del Draguillo o el de Las Palmas de Anaga, repleto de casas construidas con la arquitectura tradicional e incluso una ermita del siglo XVIII.

También caben destacar otros caseríos más pequeños como el de Chamorga, que no alcanza los cien habitantes y es un lugar completamente recóndito, o los de Roque Bermejo, Roque Negro, Afur y Taborno. Se pueden conocer mediante rutas de senderismo absolutamente preciosas y haciendo paradas en las diferentes playas, donde, de verdad, sentiremos que el verano nunca acaba. Incluso en pleno mes de noviembre.
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