El pueblo asturiano con el primer monumento protegido de la región: una preciosa villa marinera con un casco antiguo de cuento
Entre el Cantábrico y los Picos de Europa, este municipio conserva la elegancia marinera de sus siglos de historia. Entre sus calles destaca el primer edificio protegido de Asturias, declarado Monumento Nacional en 1876.

Tiene poco más de 13.000 habitantes, pero resume a la perfección la esencia de Asturias: montañas escarpadas, valles verdes, playas salvajes y una vida marinera aún latente que se empeña en sobrevivir a los siglos.
Situada entre el mar Cantábrico y los Picos de Europa, la geografía de Llanes es una postal perfecta. A lo largo de su historia, la vida del pueblo giró alrededor del mar. En sus costas faenaba buena parte de la población, y desde aquí zarparon, tal como indica una placa, los 65 marineros que pusieron en 1588 rumbo a la Grande y Felicísima Armada que cayó contra Inglaterra.
Qué ver en un fin de semana en Llanes
Dentro del recinto amurallado, que data del siglo XIII, cuando Alfonso IV dotó a Llanes de su fuero, se extiende un casco histórico lleno de encanto.

Allí se conservan joyas como la Basílica de Santa María del Concejo, de origen románico y con interior gótico; la Casa del Rivero; el Palacio del Conde de la Vega de Sella, una residencia barroca del siglo XVIII que es hoy museo de excavaciones; o el Palacio de El Cercado. Pasear por sus calles empedradas, entre balcones llenos de flores y fachadas de mampostería, es un viaje al pasado con vistas al mar.
Tampoco te pierdas el Palacio de los Duques de Estrada, del siglo XVII, que quedó en ruinas tras un incendio en 1809, y el Convento de las Agustinas, hoy convertido en un hotel cuyo comedor se asienta donde un día estuvo la capilla. El Torreón de los Posada, ejemplo de arquitectura civil tardomedieval, completa un patrimonio que habla de un esplendor que permaneción constante hasta bien entrado el siglo XX.

Qué hacer en Llanes
Más allá de su casco antiguo, Llanes es también un paraíso natural. Su litoral combina acantilados y playas —más de cuarenta—, donde el mar se cuela entre la roca formando los bufones, esos espectaculares orificios que expulsan espuma y cuando sube la marea. Completando el combo están las montañas calizas que funcionan como antesala de la Sierra del Cuera, mientras en los valles verdes del interior se mantiene la tradición ganadera.
Los amantes de la arqueología también encontrarán aquí su destino soñado. El entorno de la ciudad es rico en vestigios prehistóricos, con cuevas como la de Bolado, cerca de La Pereda, o los yacimientos de Nueva, son testimonio de un pasado remoto.
Y el arte contemporáneo también tiene su espacio: los Cubos de la Memoria, del pintor vasco Agustín Ibarrola, han transformado los bloques de hormigón del espigón en una galería al aire libre.

El monumento más antiguo de Asturias
Una de las grandes joyas de Llanes es su Torreón, el primero en recibir la protección patrimonial en toda Asturias. La torre defensiva, alzada junto al resto de la muralla que la rodea en el siglo XIII, ha funcionado como punto de protección de la ciudad y como cárcel.

Ubicado justo detrás del Casino y del Ayuntamiento, el Torreón de Llanes se compone de una planta circular de nada menos que 8 metros de diámetro distribuida en 5 alturas. La última es una azotea almenada que, en su día, servía como punto de defensa de toda la ciudad.
El Torreón fue declarado Monumento Nacional en 1876 y ha sido objeto de unas profundas obras de restauración desde 1954. Ahora es accesible al público y todo un icono del paisaje urbano.
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