Es Conjunto Histórico y tiene un barrio lleno de casas-cueva: el pueblo de Albacete de 4.500 habitantes que nadie conoce
Este pueblo es uno de los más bonitos de toda la provincia de Albacete e incluso de Castilla-La Mancha, está lleno de historia y de monumentos imperdibles.

Hay lugares en España que son más desconocidos que otros, eso está más que claro. Pero las razones no suelen ir ligadas a la belleza, sino más bien a la ubicación. La provincia de Albacete es una de las más infravaloradas que hay en todo el país, a pesar de tener muchos atractivos que ofrecer como una de las calles más bonitas de la región o el precioso pueblo de Alcalá del Júcar.
Pero no es lo único que cautiva a los viajeros que se deciden a conocer estas tierras manchegas. Hay un precioso pueblo que es Conjunto Histórico-Artístico que merece mucho la pena descubrir. Con un barrio excavado en la roca, su trazado medieval, una impresionante fortaleza, calles empinadas y magníficas panorámicas sobre la llanura manchega, se levanta Chinchilla de Montearagón.
Un pueblo manchego de marcado origen árabe
Se encuentra en lo alto del cerro de San Blas y, desde lo más alto de este pueblo que tiene apenas 4.500 habitantes, se pueden contemplar los Montes de Chinchilla y las sierras del Segura y Alcaraz. Está a tan solo 13 kilómetros de la capital y aún conserva el trazado urbano que se dibujó en la Edad Media. Por eso, por las calles podemos ver casas señoriales, murallas e incluso baños árabes.

La presencia musulmana en Chinchilla de Montearagón fue muy relevante para la creación del pueblo propiamente dicho. Uno de los monumentos más diferenciadores es el castillo, que utilizaron los íberos, los romanos y los árabes, pero cuya fachada actual es del siglo XV. Conserva parte del foso tallado en la roca que pretendía reforzar su carácter defensivo y, aunque austero, su historia es de lo más impresionante.

Aunque si hay algo destacable es el barrio de las Cuevas del Agujero, una serie de viviendas excavadas en la roca al pie de la muralla. Son casas-cueva de fachadas encaladas y chimeneas troncocónicas que utilizaron los moriscos a modo de refugio en el siglo XVI, después de la rebelión de las Alpujarras. Estuvieron habitadas durante mucho tiempo, pero fueron abandonadas hasta los años 70 que se recuperaron, muchas como alojamientos rurales.

Entre monumentos y naturaleza
Son muchos más los edificios y monumentos que tiene Chinchilla de Montearagón, comenzando por la iglesia de Santa María del Salvador, un híbrido entre el gótico y el barroco. El Museo de Alfarería Tradicional con más de dos mil piezas también llama la atención. Así como los diferentes conventos y palacios renacentistas que se reparten por dentro y por fuera de las murallas.

La plaza de la Mancha es el centro neurálgico de la vida en el pueblo. Aquí se encuentra la iglesia, el Casino con galería acristalada sobre columnas de capiteles con zapatas, la torre del reloj de estilo neoclásico o el Ayuntamiento de fachada barroca que conserva dos cañones del castillo que los franceses mutilaron en 1812. Además de sus atractivos monumentales, también cuenta con un precioso entorno natural que puede recorrerse a pie o en bicicleta.

Una de las más destacadas es la del Bosque de las palabras, una ruta circular de 15 kilómetros y dificultad media. Es una zona repleta de magia donde, de pronto, aparecen tótems de tres metros de altura con banderas ondeando mensajes de personas anónimas para atraer deseos de prosperidad, alegría y una buena vida, que el viento se lleva de manera muy poética en este precioso bosque.
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