Una piedra con forma de rana custodia uno de los miradores más curiosos de Galicia: a menos de una hora de Santiago
Su peculiar denominación se debe también a la forma de la roca gigante que custodia el mirador.

O Barbanza probablemente sea una de las comarcas más infravaloradas de las Rías Baixas a nivel natural. A menudo, los titulares suelen dirigirse a las turísticas zonas de O Salnés u O Morrazo, pero lo cierto es que los paisajes que puedes encontrar en Ribeira, Boiro o Rianxo poco o nada tienen que envidiar a sus vecinos del sur.
La comarca de O Barbanza cuenta con puntos que son muy elogiados tanto por locales como visitantes, como son el mirador de A Curota o el Parque Natural de Corrubedo, o sus numerosas e increíbles playas.
Otro punto destacado en la zona es el famoso mirador de A Pedra da Rá (Piedra de la Rana, en Castellano), un paraje natural precioso con una de las mejores vistas del Atlántico. Se encuentra en la entrada de Ribeira y debe su nombre a la icónica roca con forma de rana que corona la cima del mirador.
El mirador de A Pedra da Rá, en Ribeira
El mirador de A Pedra da Rá, que Cristabel de Viaje nos muestra en su cuenta de Tiktok, se utiliza desde los años 80, cuando se realizó una pequeña escalinata que permitía subir hasta la roca para observar el océano Atlántico.
Está 190 metros por encima del nivel del mar y en su cima emerge una gran roca con forma de rana desde la que se podía ver, de forma privilegiada, Corrubedo, su cabo y su Parque Natural. Sin duda, uno de los mejores lugares para observar también la bocana de la ría de Arousa y toda la costa que rodea la comarca de O Barbanza. Además, desde el mirador de A Pedra da Rá se pueden avistar las illas de Ons, Cíes, Sálvora e incluso el pequeño islo de Os Fornos.

En el 2016, se inició un proyecto de restauración que convirtió el espacio en lo que es a día de hoy. El motivo principal fue que la escalera que había originalmente se fue deteriorando y, en vez de repararla, decidieron retirarla, pues el hormigón era perjudicial tanto para el entorno como para la propia roca. Además, se utilizó granito silvestre de la cantera de Confurco, a unos 10 kilómetros del mirador, para modificar lo que fue necesario. También se replantó la zona con plantas del monte cercano.
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