Un otoño frente al mar: 10 rutas preciosas con la vista puesta en el horizonte azul
Para evitar la nostalgia de mar una vez terminado el verano, nada como volver a acercarse a la orilla y disfrutar de paseos otoñales con la vista puesta en el horizonte azul. Te proponemos estos 10 recorridos protagonizados por faros, salinas y marismas.


Dos faros por uno en Ribadeo, Lugo
Es una de las instantáneas más bellas de Galicia: los dos faros de Ribadeo (el antiguo, de planta cuadrada del siglo XIX, y el nuevo, blanquinegro de finales del XX) asentados sobre un manto de uñas de gato o de león que se tiñen de púrpura en primavera en la isla Pancha (hoy, por cierto, son apartamentos turísticos). Observarlos, incluyendo en la fotografía el coqueto puente que lleva a la isla, es posible desde el sendero azul Ruta do Faro de Illa Pancha a As Aceas, que une el molino de marea de As Aceas con el faro antiguo atravesando la zona portuaria de Ribadeo, uno de los pocos puertos de Galicia reconocido con el distintivo de Bandera Azul, y bordeando la ría de Ribadeo. Es la oportunidad de observar con calma esta ría que es Reserva de la Biosfera y que alberga cangrejos, salmones y truchas en sus humedales y patos, fochas y garzas reales en sus orillas en invierno. La duración de la ruta es de hora y media y recorre algo más de 5,6 kilómetros.

Senda Marisma de Joyel, Arnuero, Cantabria
Otro tipo de agua, el del conjunto de humedales del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, espera al viajero en el norte de España, discurriendo por 11 municipios cántabros (desde Arnuero hasta Santoña pasando por Noja, Laredo, Bárcena de Cicero…). La Senda Interactiva Marisma de Joyel lo recorre como Sendero Azul partiendo de la Casa de las Mareas de Soano, un centro de interpretación donde aprender todo lo que uno necesita saber sobre el devenir de las mareas, las verdaderas configuradoras de este territorio. Mareas que también son las impulsoras de molinos como el de Santa Olaja, uno de los pocos molinos de mareas que se mantienen en pie y que también se visita en esta ruta. Conocer a los habitantes de esta marisma es el colofón de este sendero, ya que hasta 130 especies distintas visitan estos humedales.

Ruta por el Delta del Ebro, Tarragona
Sin duda, es uno de los faros más icónicos de España. Ubicado en la Punta del Fangar, la lengua de arena que abraza el norte del Delta del Ebro, el Faro del Fangar se alza 20 metros sobre un desierto de arena rodeado de agua formando una de las zonas más insólitas de este paraje natural. Hay una ruta de ida y vuelta de 8,4 kilómetros que parte de la playa de la Marquesa, donde existe un aparcamiento para dejar el coche, en dirección al faro y en la que se puede practicar el tan de moda birdwatching, ya que es una zona importante de nidificación de charranes y gaviotas. Se tardan unas dos horas en hacerla y el otoño es uno de los momentos ideales, ya que hay mucha actividad migratoria.

Sendero de la Punta del Hidalgo, en San Cristóbal de la Laguna, Tenerife
Unos 45 minutos se tarda en recorrer andando los 2,3 kilómetros que separan la playa del Roquete del charco de la Arena, una antigua piscina marina natural, en Punta del Hidalgo. Este sendero litoral recorre una de las mejores zonas de la costa norte de Tenerife, en el municipio de San Cristóbal de La Laguna, con el Faro de la Punta del Hidalgo como punto destacado del itinerario. Este moderno faro de 50 metros de altura, cuyos prismas de hormigón armado blanco simulan una macla de cristales escupida por la lava volcánica, brinda una de las instantáneas más futuristas del archipiélago. Nada como observarlo dándose un bañito otoñal en una de las piscinas naturales de esta punta, galardonas con Bandera Azul (uno de los requisitos para conseguir la distinción de Sendero Azul).

Entre faros por las islas Cíes, Vigo
Este año, la senda Entre Faros por las islas Cíes es una de las galardonadas con el título de Sendero Azul, la iniciativa de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (apoyada por la Fundación Biodiversidad y por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), que pone en valor la recuperación de itinerarios que enlazan, atraviesan o parten de playas o puertos. Este sendero aprovecha el trazado de dos recorridos ya existentes, el del Faro de Cíes (en la isla de Faro) y el de Faro do Peito (en Monteagudo), en una ruta de dificultad sencilla de unos siete kilómetros entre ida y vuelta. En poco más de una hora y cuarto, uno puede deleitarse con la vista de la playa de Rodas (elegida la mejor del mundo en más de una ocasión), el lago dos Nenos (que conecta las islas de Monteagudo y Faro a través de un dique), el complejo dunar Figueiras-Muxieiro, la playa de Figueiras, y un observatorio de aves. Para visitar este paraíso natural en la ría de Vigo hay que solicitar un permiso a la Xunta.

Sendero Torre de Meca, Barbate, Cádiz
Un mar de pinos piñoneros envuelve al visitante que se une al sendero azul Torre de Meca, que discurre alrededor de esta singular torre vigía en el cerro de Meca, dentro del parque natural de la Breña y Marismas de Barbate, con vistas a Los Caños de Meca y al cabo Trafalgar. Ese mar de pinares del que hablamos fue plantado a finales del siglo XIX con la intención de contener el avance de las dunas móviles, lo que lo ha convertido en el mayor pinar de Cádiz. Pero además de aroma a pino, el senderista disfrutará en casi cuatro kilómetros de recorrido de los olores del romero, la lavanda, los lentiscos, las retamas, los palmitos, los acebuches, los eucaliptos… Y si las vistas de la Torre de Meca son fascinantes, más lo son si cabe las que se obtienen desde otro de los puntos de este recorrido, el mirador de Trafalgar. Desde él, además de Los Caños de Meca, se ve el tómbolo de Trafalgar y el icónico faro.

Rumbo al cabo de Cullera, Valencia
Cullera atesora algunos de los más bellos acantilados rocosos de la provincia de Valencia. Para conocerlos se creó el Sendero Azul Cap de Cullera, que parte desde la playa del Dosel, protegida por su bello cordón dunar y dentro del parque natural de l’Albufera, sigue por el Faro de Cullera (que data de 1858 y se eleva 27,90 metros sobre el mar) y termina en la punta de la antigua isla de los Pensamientos. Desde ella puede verse una panorámica completa de toda la bahía, con sus playas extendidas al abrigo de la montaña. Son solo dos kilómetros de recorrido, con un desnivel que no llega a los 40 metros, pero suficientes para conocer a fondo esta zona de los acantilados del faro.

Sendero Tapiego, Tapia de Casariego, Asturias
Tapia de Casariego es una de las villas marineras más bonitas de Asturias. Contemplar su puerto, recordar su pasado ballenero y fijar la vista en el faro que corona la isla de Tapia, el más occidental del Principado, es lo que propone el inicio del Sendero Azul de Tapia de Casariego. A través de una ruta muy sencilla de un kilómetro y medio que discurre entre varios miradores, se llega hasta las playas de la Ribeiría, As Furadas y Maleguas, las tres comunicadas cuando hay marea baja y la última, catalogada como espacio Red Natura 2000. La playa final del recorrido es la de Anguileiro, una meca para los aficionados al surf.

Senda de los Tarays en San Pedro del Pinatar, Región de Murcia
El amanecer es uno de los momentos más especiales en el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, cuando el sol se refleja en sus charcas salineras. Recorrer este espacio natural protegido, avistar las diferentes aves que lo habitan (garzas, flamencos, cigüeñuelas) o capturar en la retina el paisaje de las grandes montañas de sal es posible gracias a varios senderos señalizados; uno de ellos es la Senda de los Tarays, también galardonada como Sendero Azul. De 3,2 kilómetros y alrededor de una hora de duración, el itinerario parte del Centro de Visitantes Las Salinas, donde hacer una masterclass rápida sobre estos tarayes, el árbol adaptado a la salinidad del entorno que da nombre a la ruta. Tras la lección aprendida, el sendero discurre en paralelo a un canal de agua dulce que rodea las salinas y desemboca en el Mediterráneo, en la playa de El Mojón.

Entre salinas, Mallorca
Las Salinas d’Es Trenc, situadas en el sureste de la isla de Mallorca, están activas desde época romana. Además de producir sal de alta calidad, un paseo por ellas permite la observación de especies como el flamenco rosado, la cigüeñuela y la avoceta. Ubicadas dentro del Parque Natural marítimo-terrestre Es Trenc-Salobrar de Campos, es posible recorrerlas a través de una visita guiada de unos 50 minutos con reserva (salinasdestrenc.com) que sumerge al visitante no solo en los valores ecológicos de humedales como el del Salobrar, donde hay hasta 171 especies de aves, o en playas casi vírgenes como la d’Es Trenc, de más de tres kilómetros, sino también en los secretos de la explotación salinera. Esta se sostiene gracias al agua que se bombea desde la citada playa d’Es Trenc, pasa por distintas balsas donde el sol y el viento la calientan y provocan su evaporación durante el recorrido.
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