Ojo Guareña: un viaje al centro de la tierra… desde la provincia de Burgos

Te descubrimos el mayor complejo kárstico de España (y uno de los diez del planeta)

Ermita de San Bernabé, Ojo Guareña, Burgos

Entrada a la Ermita de San Bernabé, una de las cuevas del Ojo Guareña

/ jon chica parada

Es un laberinto subterráneo que encontramos en Las Merindades, la comarca más verde de la provincia de Burgos, encajada entre Cantabria, Álava y Vizcaya. Un universo descomunal que yace bajo la tierra y que, por su valor geológico y su espectacularidad, ha sido declarado Monumento Natural. Se llama Ojo Guareña y para los amantes de las cavernas (advertimos) se trata de palabras mayores.

Ojo Guareña, Burgos

La impresionante entrada tallada en la roca 

/ jon chica parada / ISTOCK

Para empezar: es el mayor complejo kárstico de España (y uno de los diez del planeta). Una impresionante cavidad formada por 18 cuevas y más de cien kilómetros de galerías distribuidas en seis pisos superpuestos. Su origen se sitúa en millones de años atrás, cuando grandes bloques de roca caliza que emergieron del fondo del mar se plegaron y se superpusieron. Desde entonces, el agua ha ido modelando las zonas más solubles de esas moles dando lugar a este escenario deslumbrante.

Como una catedral de Gaudí

Es a la acción de dos ríos y un arroyo a la que se debe el actual aspecto de este complejo, tanto en el exterior como en el interior: el río Guareña (que le da nombre), el río Trema y el arroyo de Villamartín. Todos han ido labrando a lo largo de los siglos el interior calizo de la montaña hasta formar una interminable sucesión de simas, lagos y ríos interiores. El resultado es un laberinto de alocadas formaciones, como una catedral inmensa en la que hubiera trabajado Gaudí.

Orbaneja del castillo, Ojo Guareña, Burgos

Una de las imágenes más bonitas de Las Merindades, un río atravesando el pueblo Orbaneja del castillo

/ jon chica parada / ISTOCK

Antes de lanzarse al descubrimiento de Ojo Guareña, es fundamental pasarse por la Casa del Parque de Quintanilla del Rebollar, donde nos explicarán tanto el interés geológico como las leyendas que pesan sobre este misterioso lugar que en su día sirvió de refugio a neardentales y cromañones: una huella que ha quedado plasmada en pinturas rupestres que aún se encuentran en fase de estudio. Son vestigios de antiguos pobladores del paleolítico, pospaleolítico y de la Edad de Bronce, así como numerosos restos arqueológicos como armas, cerámica, huesos… e incluso huellas de pies humanos descalzos.

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Hitos sorprendentes

La Cueva Palomera y la Cueva de San Bernabé son las únicas de todo el complejo que permiten visitas guiadas y en grupos reducidos. El encanto de la primera se basa en mostrarse más auténtica, conservada tal cual la dejaron las aguas, lo que propicia una auténtica exploración. El de la segunda, que está acondicionada con pasarelas, barandilla e iluminación a lo largo de 400 metros, reside en su desembocadura en el bello paraje de la Ermita de San Bernabé, enclavada bajo una roca, que conserva unas curiosas pinturas murales en su bóveda natural. Es a través de esta joya donde se regresará después a la superficie.

En el recorrido por las entrañas aguardan hitos tan sorprendentes como la gran cueva del Ayuntamiento, con sus 400 metros de recorrido; el sumidero del río, que engulle de repente el agua como si quitáramos el tapón de un lavabo; o la impactante sima de Dolencias, una caída vertical de 23 metros a la que se llega caminando por una amplia galería entre estalactitas y estalagmitas, tan solo iluminadas por las luces de los cascos. Y es que, si algo caracteriza este lugar es la oscuridad total y el silencio absoluto.

De vuelta a la superficie, en las inmediaciones de Guareña aguardan diez rutas de senderismo que avanzan entre encinas, enebros y quejigos. Y por si fuera poco, en Las Merindades hay multitud de posibilidades para disfrutar en familia: miradores sobre el Cañón del Ebro, el museo del Petróleo en Sargentes de La Lora o la estación de esquí de Lunada que, además del deporte blanco en invierno, también en verano ofrece actividades tan divertidas como tiro con arco, paint ball y rutas a caballo.

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