La muralla olvidada de España: es más larga que la de Ávila y pasa desapercibida en una de las ciudades más importantes de Castilla

Además de una histórica muralla, esta ciudad de Castilla y León esconde cientos de secretos dispuestos a ser descubiertos.

Es una de las ciudades más bonitas y desconocidas de Castilla
Es una de las ciudades más bonitas y desconocidas de Castilla / Istock / ERIC HOOD

Antaño, las murallas servían para proteger a las ciudades de los ataques enemigos. De ahí que hoy existan tantos lugares rodeados de estas, al menos en parte, pues muchas han fenecido ante el paso del tiempo y las batallas en la zona. Son muchas las que gozan de gran fama en España como la de Tarragona, la de Lugo o, por supuesto, la de Ávila. Sin restarle mérito y reputación a todas ellas, hay otras ciudades cuya belleza sobrepasa los límites de la imaginación que también tienen la suerte de mantener sus murallas en pie y en muy buen estado de conservación.

Una de esas urbes suertudas es Segovia, en el corazón de Castilla y entre los ríos Clamores y Eresma. Es ultraconocida por su acueducto, su Alcázar y su cochinillo, pero no tanto por la muralla que abraza toda la capital. Se cree que el primer trazado se realizó en época romana y que perdió su capacidad defensiva en el siglo XVI, cuando se empezaron a construir viviendas adosadas a ella. Lo que sí se sabe con certeza es que tiene una longitud de 3.406 metros, frente a los 2.516 de la abulense.

Adriana Fernández

Al perder el valor defensivo, simbólico y territorial, se empieza a considerar un estorbo urbanístico y se derrumban algunas partes en el siglo XIX. Sin embargo, un siglo más tarde, la mentalidad cambia por completo y se ve la necesidad de valorar la muralla. Todavía se conservan varias puertas como la de San Andrés, la de Santiago y la de San Cebrián. El trabajo de restauración de aquella época sirvió para que hoy podamos ver un largo perímetro amurallado que a veces pasa desapercibido pero que merece mucho la pena conocer.

Del Acueducto al Alcázar

La mejor manera de adentrarse en la esencia segoviana es perdiéndose por las calles de su casco antiguo. Segovia es una de esas ciudades que te atrapa y que, en cuanto pisas, ya te da la sensación de estar en casa, a pesar de sus laberínticas callejuelas. La niebla otoñal se cobija en cada rincón y hace que esa magia de la que antiguamente se enamoraron personalidades notables como Alfonso X, Francisco de Quevedo, Isabel la Católica, María Zambrano o Antonio Machado, sea la misma de la que nos impregnamos los viajeros actuales.

Puerta de la muralla de Segovia

Puerta de la muralla de Segovia

/ Istock / Thomas Faull

A tiro de piedra de la capital, se esconde una ciudad repleta de secretos y misterios que pueden conocerse -al menos en parte- en una escapada de unos pocos días. El paisaje de Segovia no podría imaginarse sin muchos de sus monumentos, como el Acueducto, construido en el siglo II y en funcionamiento hasta 1973. Es la obra de ingeniería civil romana más importante de España y una de las mejor conservadas del mundo. Su imponente presencia se vislumbra, sobre todo, en la plaza del Azoguejo.

Acueducto de Segovia

Acueducto de Segovia

/ Istock / SeanPavonePhoto

Otro gran ejemplo de la complejidad monumental segoviana es el Alcázar, una fortaleza del siglo XIII que se ha convertido en uno de los castillos medievales más populares del planeta, gracias también a que Walt Disney se inspiró en él para crear el magnífico castillo de logo y el de la película de ‘Blancanieves’. Su imagen, en lo alto de una colina, hace que nos adentremos en un auténtico cuento de hadas, aunque la realidad es que allí vivieron muchos de los monarcas de la dinastía Trastámara.

Alcázar de Segovia

Alcázar de Segovia

/ Istock / Juan Enrique del Barrio Arri

Entre estos edificios tan conocidos se oculta la Catedral de Segovia, erigida entre los siglos XVI y XVIII. Su torre cuenta con 88 metros de altura y 157 vidrieras. La iglesia de San Esteban, el Jardín de los Poetas, el Barrio Judío o el de las Canonjías son otros lugares míticos de Segovia que nadie debería saltarse en una escapada por la ciudad. Además, más allá de los monumentos más populares, no puede faltar un repaso por su gastronomía y una visita a La Granja de San Ildefonso.

La Granja de San Ildefonso en Segovia

La Granja de San Ildefonso en Segovia

/ Istock / José Manuel Luna

Dónde alojarse y comer en Segovia

Estos días por Segovia merecen un alojamiento a la altura como es el hotel Áurea Convento Capuchinos de Eurostars, un lugar que se ubica en uno de los más de 20 conventos que había en la ciudad en sus orígenes cristianos con unos dos mil habitantes. De hecho, en aquella época había un dicho que se refería a Segovia como ciudad que decía: “De los huertos (del convento donde ahora está el hotel) al Parral, paraíso terrenal”. Y no le faltaba razón.

Exterior del hotel Convento Áurea Capuchinos

Exterior del hotel Convento Áurea Capuchinos

/ Convento Áurea Capuchinos Eurostars

El hotel cuenta con un total de 62 habitaciones con todo lujo de detalles, spa con piscina de chorros, sauna, baño turco y zona de relax, sala de reuniones y un amplio jardín, siendo el primero de la ciudad con 5 estrellas. Antiguamente era el Convento de las Oblatas que, paradójicamente, encontraba sus bases en la máxima austeridad. En la iglesia del edificio original, actualmente está el restaurante Villena, un espacio gastronómico contemporáneo con una interesante oferta culinaria.

Restaurante Villena en Segovia

Restaurante Villena en Segovia

/ Restaurante Villena

Aunque si hay un lugar donde probar el cochinillo más tradicional es el restaurante José María, abierto desde 1982. El origen del cochinillo en Segovia se debe a la importante presencia de este animal en la zona. Pero lo más llamativo no es el cochinillo como tal, sino la manera de servirlo, partiéndolo con un plato y, después, rompiéndolo contra el suelo. Aunque José María dejó de hacerlo hace un tiempo, es una tradición que no se pierde en la ciudad y que, como nos dice, si se lo piden, lo hace.

Una visita a la Granja

Después de conocer la urbe castellana en tierra firme con visitas guiadas de la mano de Turismo de Segovia, toca hacerlo desde el aire. Una excelente recomendación es reservar un vuelo en globo aerostático con Voyager Balloons -el vértigo se queda en el suelo, lo puedo asegurar-. Y no hay mejor forma de terminar la visita que acudiendo al Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, a unos minutos en coche desde allí.

Vistas desde el globo aerostático

Vistas desde el globo aerostático

/ Voyager Balloons

Era el palacio favorito del rey Felipe V, el primer Borbón de España, donde pasaba los veranos y donde quiso mudarse antes del reinado fugaz de su hijo. Lo mandó construir en el siglo XVIII, cuando quedó prendado del pueblo de la zona de la sierra de Guadarrama y la tranquilidad que transmitía -y sigue transmitiendo a día de hoy-. Es una zona fuera de la desconocida muralla que rodea Segovia, pero que está bajo el abrazo constante de un pasado tan rico como el de la propia ciudad.

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