El lugar más pequeño de España con catedral tiene 44 habitantes y esconde uno de los templos más especiales del mundo

Más allá de su belleza, la catedral de este pequeño pueblo cuenta una apasionante historia llena de detalles únicos.

Descubre esta maravilla desconocida de Aragón
Descubre esta maravilla desconocida de Aragón / Istock / Pablo Utrilla

El escaso número de habitantes de un lugar no impide que su belleza y encanto sean arrebatadores. La ciudad más pequeña de España es Frías, en Burgos, con 270 habitantes: su historia habla de lucha y fortaleza por parte de los vecinos para mantener sus privilegios, y de ahí que, a pesar de su tamaño, se considere ciudad. Pero hay algo que este precioso destino no tiene: una catedral.

Este tipo de templos cristianos se erigen como sede o cátedra del obispo de la diócesis. Desde ahí se preside la comunidad católica y por ello suelen ubicarse en grandes ciudades. Aunque hay ejemplos que dicen lo contrario, como ocurre con la concatedral de Santa María de Sigüenza. Este municipio alcarreño cuenta con más de 200 habitantes, por lo que no es el lugar más pequeño con una catedral.

La más antigua de Aragón y la más pequeña de España

Para encontrarlo hay que viajar hasta la provincia de Huesca y adentrarnos en la comarca de Ribagorza, concretamente en Roda de Isábena. Aquí se ubica la excatedral de San Vicente, de gran antigüedad, belleza y simbolismo. Se construyó en el siglo XI, en pleno auge del arte románico lombardo, y aunque se ha restaurado en varias ocasiones, conserva una esencia muy especial.

Catedral de San Vicente en Roda de Isábena

Catedral de San Vicente en Roda de Isábena

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La excatedral es considerada la más antigua de Aragón y la más pequeña de España, pero también una de las más bonitas. Tan solo durante dos siglos, Roda de Isábena fue hogar de obispos. Muy poco tiempo para la religión cristiana, pero suficiente para dejar como legado una construcción tan brillante, cuya belleza se ve ampliada gracias al entorno pirenaico en el que se ubica.

La excatedral de Roda de Isábena en mitad del Pirineo aragonés

La excatedral de Roda de Isábena en mitad del Pirineo aragonés

/ Istock / KarSol

Para conocer sus orígenes hay que remontarse al año 956, cuando el conde de Ribagorza promovió la diócesis y mandó erigir el templo que hoy se levanta en este pueblo oscense. En 1149 y después de 15 obispos, la cátedra se trasladó a Lleida, que acababa de ser recuperada de manos de los musulmanes. Su construcción finalizó en el siglo XIII y dio como resultado un impresionante monumento lleno de historia.

Cómo es la catedral de Roda de Isábena

Está formado por tres naves con ábsides semicirculares que invitan al recogimiento. Debajo de su cabecera presenta una cripta dividida en tres estancias, aunque lo más destacable es su claustro. Es pequeño y austero, pero muy coqueto, decorado con inscripciones necrológicas que hacen del espacio un lugar mucho más místico de lo que ya es por su origen.

Arquería de la Catedral de Roda de Isábena

Arquería de la Catedral de Roda de Isábena

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Capiteles labrados, pinturas murales con escenas bíblicas, sepulcros o arquetas esmaltadas con reliquias de santos terminan por completar este monumento declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Al final del claustro medieval se abre paso el antiguo refectorio catedralicio, que hoy se utiliza como el comedor de la Hospedería de Roda de Isábena.

Un paseo por su pasado y sus tradiciones

Allí pueden degustarse algunos de los productos más tradicionales de la tierra, desde longaniza de Graus hasta ternera de Benasque o perdiz escabechada. Dejando atrás la catedral, nos topamos con un casco histórico de lo más atractivo, donde cada uno de sus rincones nos transportan a una época lejana donde reinaba la magia junto a la pobreza y la religión.

Las preciosas calles medievales de Roda de Isábena

Las preciosas calles medievales de Roda de Isábena

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Está declarado conjunto monumental, y solo hay que pasear por sus calles empedradas para comprobarlo, visitando el palacio del Prior del siglo XVI, la Torre Gorda o el puente sobre el río Isábena. Así como un espectacular entorno natural que convierte este destino en un lugar perfecto para los amantes de esos pequeños monumentos que estás repletos de historia.

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