El kilómetro cero del Modernismo está escondido en una discreta ciudad del Mediterráneo: tiene la primera obra de Gaudí (y no es Barcelona)
Está en una comarca bañada por el Mediterráneo, considerada la cuna de este movimiento que sedujo a Europa desde finales del XIX

Que Barcelona es el destino modernista por excelencia de España, nadie lo duda. Pero no es la única ciudad vinculada a este movimiento que sedujo a arquitectos y diseñadores durante los años de transición entre finales del siglo XIX y principios del XX en toda Europa.
De hecho, en España hay otra ciudad que es famosa por la cantidad de edificios modernistas y Art Decó que embellecieron sus calles durante los primeros años del siglo XX y que muy poca gente conoce: Melilla. De hecho, con sus casi mil construcciones, la ciudad del norte de África es la segunda ciudad más modernista de España, solo superada por Barcelona.
El gran arquitecto del modernismo
Si hay que poner nombre y apellidos al modernismo en España, no hay duda de que sería el de Antoni Gaudí, el gran genio de este movimiento que supuso el inicio de toda una revolución en diseño y construcción de las ciudades en esa época.
La asimetría, el dinamismo en las formas, las curvas frente a los trazados rectilíneos, la riqueza en los detalles, los motivos vegetales que recordaban constantemente a la naturaleza. Esa era su máxima, y así lo expresaba Gaudí desde el principio.

Antes de culminar algunas de sus obras más conocidas, como la Casa Batlló o la Casa Milá, el maestro sembró la semilla del Modernismo en otras construcciones que han pasado a la historia por sus planteamientos y su manera visionaria de afrontar la arquitectura y el diseño de vanguardia.
Casa Vicens es, posiblemente, el mejor ejemplo. Constituye el primer gran proyecto de Gaudí en Barcelona, muy influenciada por la arquitectura oriental y los salones árabes que a finales del XIX se hicieron muy populares en la ciudad.

Era la primera vez que el arquitecto se alejaba del historicismo y del romanticismo que le inculcaron sus profesores en una obra propia. Aunque antes de Casa Vicens, hubo otro proyecto de Gaudí, en una ciudad que no es Barcelona, un lugar que hoy está considerado como el kilómetro cero del Modernismo.
El paraíso Modernista que no es Barcelona
Antes de que Gaudí creciera y se hiciera grande en Barcelona, llevó a cabo otros experimentos en otros lugares. Y el primero de ellos todavía se conserva. Es la Nau Gaudí, la primera obra del reconocido arquitecto y el gran símbolo modernista de Cataluña, reconvertida hoy en Museo de Arte Contemporáneo de Mataró.

Se encuentra en Mataró, la capital del Maresme, esa privilegiada región costera que se extiende desde Barcelona a Girona, entre el mar Mediterráneo y la cordillera litoral, y que es la gran cuna del Modernismo.
Gaudí experimentó en esa nave con los arcos parabólicos, su gran aportación a la arquitectura, y que podemos ver en construcciones maestras del genio como la Sagrada Familia.
Las grandes joyas del Modernismo escondidas en Mataró
Pero lo más curioso es que, además de Gaudí, en Mataró trabajaron otros grandes artistas del Modernismo, y dejaron allí su huella en lugares tan especiales como el Salón de Sesiones del Ayuntamiento, la tienda La Confianza, la Casa Coll y Regàs o la antigua casa de la caridad La Beneficiència, todos ellos diseñados por Josep Puig i Cadafalc.

El fue el otro gran arquitecto de Mataró, su ciudad natal. De hecho, gracias a su influencia, y a la huella que dejaron en la comarca otros grandes como Lluís Domènech y Montaner, Ferrés y Puig, Cabanyes y Mas y Morell… el Maresme se convirtió en un pequeño paraíso modernista.
Algunas de sus joyas todavía quedan en pie, más de 300 en realidad (entre fábricas, escuelas, torres, panteones, capillas, ayuntamientos, casas particulares…), un rico patrimonio modernista que es la excusa perfecta para ir a conocer esta zona bañada por el Mediterráneo.
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