Ibiza, una isla abierta a la calma
Los placeres tranquilos propios del verano aguardan en Ibiza a todos aquellos que deseen disfrutar del hedonismo mediterráneo a través de la gastronomía, la desconexión y la diversión náutica.

La Isla Blanca, como la bautizó el artista catalán Santiago Rusiñol en agosto de 1912, sobresale por ser un destino idóneo para unas vacaciones tan relajadas como se desee. Su amplia oferta de actividades y establecimientos orientados a las familias, las parejas y los viajeros en busca de cultura y naturaleza invitan a disfrutar de unos verdaderos días de diversión y desconexión consciente, conectando así con la isla y sus tradiciones.
Vacaciones con buen sabor de boca
A pesar de su reducido tamaño, con distancias máximas entre los puntos más alejados que no alcanzan los 55 km, Ibiza se ha convertido en los últimos años en un destino gastronómico muy atractivo gracias a la amplia diversidad y calidad de su oferta. Desde restaurantes de cocina ibicenca con décadas de historia a propuestas vanguardistas reconocidas con la Estrella Michelin, los visitantes encuentran establecimientos para todos los gustos y presupuestos.
Una oportunidad excelente para degustar el producto isleño, que cuenta con Indicación Geográfica Protegida en sus vinos, el aceite, la miel y las hierbas ibicencas, un licor digestivo que tradicionalmente se elaboraba en las casas.

El bullit de peix, un guiso de pescado hervido acompañado de arroz a banda; la borrida de ratjada (guiso de raya), la ensalada de crostes, la frita de pulpo, el guisat de peix, un guiso de pescado caldoso; o los calamares rellenos de sobrasada son algunas de las especialidades locales que merecen ser incluidas en los planes gastronómicos de las vacaciones, donde tampoco pueden faltar los dos postres típicos más habituales en las cartas de los restaurantes tradicionales: el flaó, un singular pastel de queso de oveja y cabra y hierbabuena; y la greixonera, un pudín elaborado con ensaimadas.
Más allá del recetario tradicional, Ibiza desvela su carácter cosmopolita en la diversidad de sabores del mundo, incluyendo las últimas tendencias en cocina japonesa, peruana, tailandesa, mediterránea, francesa, vegetariana, oriental, italiana, india… Sin olvidar los 15 establecimientos con Soles de la Guía Repsol (13 con un Sol y 2 con dos Soles) y los 4 restaurantes galardonados con una estrella Michelin.
Hoteles con encanto para una estancia única
Al igual que a la mesa, Ibiza sorprende con un amplio abanico de alojamientos singulares donde olvidarse del mundo y relajarse, desde lujosos establecimientos históricos en el centro de la ciudad a hoteles boutique o casas rurales tradicionales convertidas en agroturismos.
Junto al mar, en valles agrícolas o escondidos en rincones remotos, estos refugios ofrecen estancias singulares donde descansar, conectar con el ritmo pausado de las vacaciones y disfrutar de actividades de ocio y bienestar adicionales, como clases de yoga, sesiones de spa, talleres… Y todo ello a tiro de piedra de calas salvajes, pueblos con encanto, mercadillos hippies o los enclaves incluidos en el listado de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco: Dalt Vila (la ciudadela renacentista que corona a la capital), la Necrópolis de Puig de Molins, el asentamiento fenicio de Sa Caleta y la pradera de posidonia oceánica localizada entre el sureste de la isla y Formentera.

Relax y bienestar para todos los gustos
Ibiza cuenta con una veintena de establecimientos wellness y hoteles con spa, por lo que resulta muy sencillo disfrutar de circuitos de talasoterapia, masajes especializados y tratamientos de bienestar de vanguardia. Algunos se encuentran en agroturismos, mientras que otros destacan por ofrecer espectaculares vistas sobre la costa, tratamientos de lujo de reconocidas marcas cosméticas o completos circuitos para todos los presupuestos.
Otros relajantes planes disponibles en Ibiza son retiros o sesiones al aire libre de yoga; paseos a caballo por los paisajes rurales de la isla, rutas de senderismo o ciclismo junto al mar, talleres de cerámica, pan o elaboración de hierbas ibicencas; observación de aves en el parque natural de Ses Salines, los famosos atardeceres de la isla… Porque Ibiza puede ser todo lo calmada y relajante que se desee.

Olas de diversión en el mar
Con 210 kilómetros de litoral, la Isla Blanca es generosa en dosis de disfrute náutico y acuático. La amplia oferta, localizada en torno a los principales núcleos turísticos y a numerosas playas y calas, propone desde las opciones adecuadas para todas las edades hasta las propuestas con un plus de descarga de adrenalina.
Así, el menú de diversión marina incluye esquí acuático, pádel surf, kayak, esnórquel, submarinismo, vela ligera, paseos en patinetes acuáticos, hinchables o motos acuáticas; pesca, parasailing, windsurf, kitesurf, seabob, foilboard, flyboard… Y, por supuesto, escuelas especializadas donde aprender vela u obtener el certificado PADI de buceo.
Un montón de buenas razones para echarse al mar y explorar la belleza costera de la isla ibicenca, con preciosas calas salvajes, espectaculares acantilados y curiosas formaciones rocosas.
Una Ibiza slow abierta a todos.
Más información en: www.ibiza.travel