La escapada perfecta para hacer en otoño está a una hora de Barcelona: un bonito pueblo medieval repleto de cascadas y comidas caseras
Integrado por dos núcleos urbanos que se unificaron a finales de la década de los 70, es uno de los pueblos más bonitos y mejor conservados de Catalunya.

Ha llovido mucho desde que la península dejó atrás la Edad Media, la cual fue reemplazada por la Edad Moderna, marcada por el Renacimiento y la llegada de Colón a América en el 1492. Pero aunque han pasado más de seis siglos desde entonces, todavía existen lugares que parecen haberse quedado anclados en el tiempo.

Uno de estos lugares lo encontramos en la comarca de Osona, situada al norte de la provincia de Barcelona, en el que se considera uno de los pueblos medievales de mayor belleza de todo el territorio catalán.
Dentro de la comarca natural de Collsacabra (un espacio natural protegido de una gran diversidad biológica, y caracterizado por sus imponentes cerros y profundos barrancos) se halla el municipio de Rupit y Pruït, en pequeño pueblo formado por dichos núcleos urbanos, los cuales fueron independientes hasta 1977.
Dos pueblos en uno
Rodeado de bosques frondosos, saltos de agua y tumbas prehistóricas, donde el silencio del otoño y la calma de la naturaleza son los grandes protagonistas, Rupit y Pruit mantiene su pasado medieval gracias a sus calles empedradas y casas rústicas, así como varias iglesias y ermitas.

Aunque se encuentra en ruinas y no se puede visitar, uno de los mayores reclamos del pueblo es el castillo de Rupit. Construido alrededor del año 1000 en al cima de un gran peñón en medio del pueblo, se estima que ya debía existir en época visigoda. En 1949 fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional.
También en el núcleo de Rupit se encuentra la ermita de Santa Magdalena, medio rodeada por el arroyo que la separa del núcleo urbano. Se calcula que fue construida a mediados del siglo XVII, y en su interior alberga un pequeño altar de piedra en el ábside frontal, así como una pequeña capilla adosada en su lado de poniente.
En el sí del pueblo, enclavada en la calle de l’Església, encontrarás la iglesia de Sant Miquel, cuyo edificio barroco tiene forma de cruz latina. Su retablo mayor, instalado en el 1830, es también de estilo barroco y está dedicado a Sant Esteve. Justo al lado se erige el campanario del pueblo, de estilo neoclásico y la cima del cual ofrece las mejores vistas del pueblo. Abierto sábados, domingos y festivos de 11h a 15h, el precio de la entrada es de 2€.

Cruzando el arroyo de Rupit podrás encontrar el puente colgante, construido por varios artesanos del pueblo en 1945 con el objetivo de sortear el arroyo que rodea el pueblo y pasa a bastante profundidad.
Trasladándote al pueblo de Pruit podrás visitar la iglesia románica de Sant Andreu, que preside un pequeño núcleo de casas. Al otro lado de la carretera, pasado el cementerio, descubrirás la carpa de ensayo de la mítica compañía de teatro independiente Els Joglars.

Descubriendo los alrededores
Con el distintivo de Pueblo con Encanto de la Agencia Catalana de Turismo, Rupit y Pruit es el destino perfecto para gozar de un turismo accesible, pues cuenta con “La Mirada Tàctil”, una experiencia con elementos de lectura interpretativa adaptados tanto para gente sorda como para aquellos que sufran alguna discapacidad visual.
Además, el pueblo apuesta por la gestión sostenible del turismo, con el desarrollo sostenible como instrumento para unir aspectos socioculturales, medioambientales y económicos.
El Espacio Natural Protegido de Collsacabra ofrece cantidad de rutas de senderismo con las que disfrutar de su magnífico entorno: como el itinerario de las fuentes de Rupit, un recorrido circular de 5 kilómetros; o el itinerario de Santa Magdalena y mirador del Soler, cuyo recorrido de 3 kilómetros atraviesa algunos de los mayores puntos de interés de la localidad. Prestando atención a lo largo del recorrido, quizás puedes ver ejemplares de halcón avispero, así como algún que otro corzo, zorro o jabalís.

Si prefieres la bicicleta, Rupit ofrece varios circuitos señalizados de BTT, con 6 rutas verdes, 4 de azules, 3 de rojas, y 4 rutas negras.
La vida en el pueblo
Hay un gran abanico de alojamientos, desde hostales familiares, acogedoras viviendas turísticas, alojamientos rurales rodeados de naturaleza, e incluso un camping. En cuanto a la gastronomía, el municipio se caracteriza por su cocina casera y de montaña, elaborada con productos artesanos y de proximidad proporcionados por la agricultura de la zona.
Dado el caso que quieras llevarte alguno de estos productos típicos una vez vuelvas a casa, los comercios del pueblo son la solución, pues en muchos de ellos se venden el pan de coca típico del territorio, barquillos, embutidos, quesos, y muchos otros productos.

Durante esta época del año, Rupit se convierte en un paraíso navideño para los más pequeños, pues se organiza el Caçations, con tions escondidos por los bosques de alrededor del municipio y los cuales se deben encontrar. Es una actividad enfocada para los más pequeños, organizada entre padres y RupitViu.
Más cerca de las fechas de Navidad, Rupit presenta su tradicional pesebre viviente, en el que representan el nacimiento del niño Jesús a partir de una veintena de cuadros con más de un centenar de participantes para hacer de él una experiencia única en Catalunya.
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