Diez rincones de Extremadura donde enamorarse del otoño
Bosques dorados, gargantas, valles y pueblos con encanto: la región ofrece algunos de los paisajes más bellos de España para disfrutar esta estación.

Un sinfín de facetas proclama la belleza de Extremadura, cambiante en cada estación. La primavera trae consigo la eclosión del renacer de la vida, dejando de lado la lobreguez del invierno cencellado y cubriendo la geografía extremeña de una paleta de colores potentes y una sinfonía interpretada por la naturaleza. El verano aterriza con su luminosidad, su ardor y sus tonos agostados. Pero es el otoño la temporada en la que Extremadura se muestra con su preciosismo más espectacular, envuelta en un festival de colores con un clima ideal para disfrutar de la naturaleza. En esta época del año, predominan los colores vivos y ocres, la luz intensa y una meteorología sublime para sumergirse, no solo entre la flora y la fauna, sino también en la gastronomía de temporada (setas y castañas).
Y, precisamente, esta transformación otoñal de Extremadura propicia que los paisajes extremeños, teñidos de ocres, dorados y rojizos, se conviertan en los más impresionantes de España e invitan a perderse caminando entre castaños, por las gargantas y descubrir localidades en las que la naturaleza y la historia se estrechan.
Los diez destinos para sentir el otoño extremeño en su todo su esplendor
Estos son los diez imprescindibles para disfrutar de una otoñada excepcional:
Valle del Ambroz (Cáceres)
El valle por excelencia del otoño extremeño. Cada año, el programa Otoño Mágico celebra con rutas, música y gastronomía el cambio de estación. Los castaños y robles que rodean Hervás, Baños de Montemayor o La Garganta se convierten en un espectáculo cromático difícil de igualar.

Valle del Jerte (Cáceres)
Si en primavera es la floración, en otoño los cerezos y nogales pintan las laderas con tonos rojizos y dorados. La Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, con sus pilones y senderos, es una cita obligada para los amantes del color y del agua.

Sierra de Gata (Cáceres)
Robledales, ríos y pueblos con encanto como Robledillo de Gata, Hoyos o Trevejo hacen de esta sierra una joya otoñal. Es menos concurrida que el Jerte o el Ambroz, lo que permite disfrutar de la tranquilidad y el rumor del bosque.

Las Hurdes (Cáceres)
Entre montañas y gargantas, esta comarca encierra paisajes de una belleza áspera y auténtica. En otoño, los bosques mixtos y el meandro Melero componen una postal inolvidable, perfecta para recorrer con calma.

Sierra de San Pedro (entre Cáceres y Badajoz)
Las dehesas de encinas y alcornoques muestran un color más intenso y acogedor con la llegada del frío. Aquí, además de disfrutar del paisaje, se puede escuchar la berrea del ciervo y observar aves rapaces en libertad.

Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres)
El otoño aporta una luz especial a este espacio natural, donde el verde se mezcla con los tonos dorados de la dehesa. Los amaneceres con niebla sobre el Tajo y la silueta de los buitres leonados crean un ambiente casi místico.

La Vera (Cáceres)
La comarca de las gargantas y los castaños. En otoño, los pueblos de Cuacos de Yuste, Garganta la Olla o Valverde de la Vera se envuelven en una atmósfera cálida. Las cascadas y senderos se llenan de vida y color.

Sierra de Tentudía (Badajoz)
El monasterio de Tentudía, en lo alto de la sierra, domina un paisaje que se torna dorado con el paso de las semanas. En Calera de León y Monesterio, los robledales y castañares ofrecen el escenario ideal para rutas de senderismo.
La Siberia Extremeña (Badajoz)
Reserva de la Biosfera por la Unesco, esta zona combina embalses, montes y bosques que en otoño lucen su mejor cara. Cíjara, Talarrubias o Puerto Peña son destinos perfectos para los que buscan naturaleza en estado puro.

Sierra Grande de Hornachos (Badajoz)
Una joya escondida de la provincia pacense. Sus castaños, brezos y robledales ofrecen un paisaje de contrastes. Además, es un lugar privilegiado para observar aves en un entorno de montaña.
Luagres perfectos para el otoño o, simplemente, una buena demostración de que Extremadura es uno de los lugares más bonitos y fascinantes de España.
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