El curioso barrio de Zaragoza donde los vecinos viven en casas excavadas en roca: se encuentra en un meandro abandonado del Ebro

Su casco urbano se erige sobre las laderas que delimitan la zona norte de las huertas del Ebro, y tiene las ruinas de dos fortalezas medievales.

Las curiosas casas-cueva de un barrio de Zaragoza
Las curiosas casas-cueva de un barrio de Zaragoza / Istock / Konstantin Yolshin

Vivir en cuevas puede que nos suene a algo de la prehistoria; pero la realidad es que, hoy en día, sigue habiendo gente que vive en cuevas, aunque no como las imaginamos. No se trata de una cueva al uso, amueblada al gusto de cada cual, sino que son casas que han sido excavadas en la roca, adaptando su arquitectura a las laderas y rocas de montañas y cerros.

Un ejemplo de casas-cueva lo encontramos en el barrio de Juslibol, en Zaragoza, donde algunos de sus habitantes viven en las más de 200 casas-cueva totalmente reformadas que se encuentran en los alrededores. La existencia de estas casas-cueva se debe a que el barrio se encuentra en una ubicación peculiar; su casco urbano se erige sobre las laderas del escarpe de yesos que delimitan la zona de huertas del Ebro, que es una zona inundable, mientras que en la cima semidesértica del escarpe se ubica el campo de maniobras de San Gregorio, el tercero más grande de Europa.

En un agujero en el suelo...

Como ya hemos dicho, las casas-cueva nada tienen que ver con las cavernas que habitaban nuestros antepasados en la prehistoria. Pero la realidad es que estas construcciones son más parecidas a los agujeros hobbit que aparecen en El Señor de los Anillos.

Se trata de habitáculos que se construyen excavando una cueva en un terreno apropiado, o adaptando una cueva ya existente. Son construcciones que respetan el medioambiente, además de que aprovechan los recursos que brinda la roca, ya que protege de la lluvia, el viento y el frío. Si bien la mayoría de las casas-cueva construidas hace décadas están deshabitadas, algunas de ellas se han reacondicionado con toda clase de comodidades y sistemas sostenibles para poder acoger nuevos residentes.

Las casas-cueva de la actualidad cuentan con todas las comodidades de una casa normal

Las casas-cueva de la actualidad cuentan con todas las comodidades de una casa normal

/ Istock / Jose Miguel Sanchez

Hace unos cuantos años, las casas-cueva de Juslibol eran la mínima expresión; sus paredes solo estaban encaladas, y su interior era un espacio diáfano sin estancias distinguidas. Así mismo, no disponían de agua corriente, por lo que debía almacenarse en tinajas. Pero después de una profunda reconstrucción y remodelación por parte de sus habitantes, fueron cogiendo la forma que hoy en día podemos observar.

Vestigios de la época medieval

En el núcleo del barrio se encuentran una serie de restos arqueológicos de los primeros asentamientos en el valle del Ebro de los que se tiene constancia. Se hallan también las ruinas de dos fortalezas medievales: una de ellas es el Castillo de Miranda, cuya posición elevada permitía controlar la ribera del Ebro, entonces cubierta por densos bosques. El otro conjunto de ruinas corresponde al Castillo de Juslibol, conocido como el “Picote de San Martín” y construido entre los siglos XI y XII por orden de Pedro I de Aragón, con el fin de asediar la ciudad.

Las ruinas del Castillo de Juslibol, construido por orden de Pedro I de Aragón

Las ruinas del Castillo de Juslibol, construido por orden de Pedro I de Aragón

/ Olybrius

Un enclave de naturaleza único

En enero de 1961 el río Ebro sufrió una de las crecidas más colosales del siglo XX, llegando a multiplicar alrededor de 16 veces el volumen de su cauce. Tras este desbordamiento, el río fue volviendo poco a poco a su trazado. Así, quedó un recodo de agua entre los barrios de Juslibol y Alfocea, transformando y regenerando el espacio hasta convertirlo en una perla natural.

El Ebro dejó tras su desbordamiento un paraje de naturaleza único

El Ebro dejó tras su desbordamiento un paraje de naturaleza único

/ Istock / Pnavgin

Con una gran diversidad de fauna y flora, el Galacho de Juslibol es un área protegida que cuenta con un centro de interpretación, guías, e incluso un trenecito turístico que lo comunica con el casco urbano de Zaragoza.

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