La comarca de Cataluña donde disfrutar del silencio otoñal: ideal para recoger setas y uno de los territorios con más densidad de espacios naturales
El otoño trae consigo las ganas de pasear por los bosques y de fundirse con la naturaleza con la recompensa final de llevar setas a casa.

Hay rincones en el Pirineo catalán que huelen a pino, piedra húmeda y se respira aire puro. Estas zonas permiten disfrutar del silencio de la naturaleza, donde solo se escucha a los animales y el crujir de las ramas de los árboles. No hay prisa ni ruidos, solo el sonido del viento golpeando nuestro rostro. Estos enclaves invitan a sentirse conectado con la naturaleza más pura y a practicar actividades que nos impregnen de un otoño inolvidable.
Los bosques catalanes desprenden una magia única cuando la lluvia y el rocío de la mañana empiezan a llenar de vida las zonas. Es en ese momento en el que empieza la temporada de setas, un ritual tradicional y de amor por la naturaleza que se ha ganado un sitio privilegiado entre los buscadores de tesoros micológicos. Pero más allá de la recolección, el entorno te pone a prueba y te propone quedarte: a recorrer rutas que ascienden hasta miradores de montaña, a contemplar los colores del bosque o a disfrutar, al caer la tarde, de una comida que celebra lo recolectado.
Allí, dentro del Parque Natural del Cadí-Moixeró, la naturaleza compone de pinos, abetos y hayas. Es el propio parque del Coll de l’Escriga, en Gisclareny (Berguedà), el entorno perfecto para estas prácticas. Allí, el aire húmedo deja ver los rovellons, boletus, rossinyols o fredolics, las especies más codiciadas por los recolectores catalanes. Aun así, no es un bosque que se entregue fácilmente: solo los más avanzados en esta actividad podrán llevar a casa una buena recompensa.
Descubre el rincón más desconocido de Cataluña para recolectar setas
El encanto de Coll de l’Escriga no está solo en su abundancia: su altitud, la orientación de las laderas y la diversidad forestal crean un microclima perfecto. En otoño, el lugar se convierte en un santuario natural, donde expertos y aficionados regresan año tras año con sus cestas de mimbre, buscando repetir un gesto ancestral que combina ciencia, instinto y tradición. Mientras tanto, la Generalitat de Catalunya y el Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC) recuerdan la importancia de una recolección responsable: cortar las setas con cuchillo, evitar remover la tierra, no llevar ejemplares pequeños y usar cestas que permitan esparcir las esporas.

Cómo llegar hasta el punto perfecto de este parque natural
Lo importante es disfrutar del bosque sin agotarlo, ante todo. Desde Barcelona, el viaje hasta Gisclareny se realiza por la C-16 hasta Bagà, y desde allí por la BV-4024 hacia Coll de Pal. ¡Y el resto solo es disfrutar!
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