La ciudad mediterránea que tiene el paseo marítimo más bonito del mundo: con palacetes de la Belle Époque es la ciudad más infravalorada de España
En este rincón del mediterráneo, esta ciudad brilla en el litoral valenciano por sus villas, sus edificios y su clima.

Es un lugar donde las mañanas comienzan con luz dorada y las tardes se deshacen lentamente en tonos cobre con la caída del sol. Es difícil despedirse del verano en una zona costera como esta, en la que los días soleados se convierten en los vestigios de un verano que se niega a marcharse y que nos aporta toda la vida que necesitamos. ¿Acaso tu estado de ánimo está ligado a la cantidad de sol que recibes? Si la respuesta es sí, te entendemos perfectamente... Por eso no debes dejar de visitar una ciudad como esta, que a pesar de estar infravalorada, puede ayudarte a crear unos recuerdos perpetuos en tu memoria.
El calendario ha dejado claro que el calor ha terminado, pero hay lugares del mediterráneo en el que el clima sigue siendo amable, allí donde las calles huelen a sal. Entre palmeras, villas antiguas y montañas cercanas que protegen el litoral valenciano, se esconde Benicasim. En la propia costa de Castellón encontramos este lugar conocido por sus playas de arena fina, su ambiente cultural y un clima al que muy pocos se pueden resistir.
Benicàssim despliega su encanto mediterráneo en un pequeño territorio de apenas 36 kilómetros cuadrados. A solo 12 kilómetros de Castellón y bien conectada con Valencia y Barcelona, esta localidad se ha consolidado como uno de los destinos más vibrantes de la Costa de Azahar.

El rincón del mediterráneo que atrapa al visitante con su oferta cultural y sus palacetes de la Belle Époque
La ciudad cuenta con 20.322 habitantes (según el INE, enero de 2024) y una estructura urbana moderna, accesible y abierta al visitante. Su casco urbano, asentado a apenas 15 metros sobre el nivel del mar, mira hacia un litoral de playas doradas de arena fina y aguas templadas, mientras a sus espaldas se eleva la Muntanya de Sant Miquel, con 729 metros de altura, protectora verde del Desierto de las Palmas. En sus mejores miradores se puede apreciar el mar, los pinares y las caídas del sol que tanta paz aportan.

De este modo, el Parque Natural del Desert de les Palmes, con sus senderos entre montañas rojizas y vistas al mar, ofrece las mejores vistas desde sus miradores. Mientras tanto, la Playa del Voramar, al norte, es la más nostálgica. A lo largo del paseo Pilar Coloma podemos ver que está bordeado de mansiones que evocan los primeros años del siglo XX, un viaje en el tiempo que nos hace imaginar cómo vivía la burguesía catalana. Este, considerado uno de los más bonitos del mundo, se ha convertido en un atractivo turístico para el viajero. ¡Pero eso no es todo!

Cada septiembre, el festival Benicàssim Belle Époque revive esa época con trajes vintage, sombreros de paja y melodías que dejan ver el lado más romántico de los palacetes de la zona. Benicàssim es, en definitiva, un rincón del Levante que vive a otro ritmo muy diferente al de las capitales... Si sabes disfrutar del mediterráneo, este debe ser tu próximo destino, sea la temporada que sea.
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