El castillo más espectacular de España está suspendido sobre un abismo: medieval, de estilo románico y el mejor conservado del país
Está en una ubicación privilegiada entre sierras pirenaicas y es uno de los castillos más antiguos y bonitos de España.

Cuando antiguamente se erigían los castillos, se hacía con la idea de crear una fortaleza que protegiera la región. Por eso también se escogía una ubicación privilegiada, con vistas espectaculares sobre un espacio muy amplio, que no todos conservan a día de hoy debido a la edificación del ser humano. Al encontrarnos castillos así, que aún mantienen esa esencia primigenia y cuyo paisaje sigue casi intacto, nos quedamos perplejos.
Sobre todo si hablamos del más antiguo y mejor conservado de España, el castillo de Loarre, en la Hoya de Huesca. A principios del siglo XI, el rey Sancho III "El Mayor" de Pamplona mandó construir esta fortaleza de estilo románico sobre un asentamiento romano conocido como Calagurris Fibularia. En el mismo siglo, su nieto Sancho Ramírez Rey de Aragón la mandó ampliar. Las funciones religiosa y militar se unen en perfecta armonía y esta es una de las razones por las que se considera el castillo románico más destacado de Europa.
Así es el castillo románico mejor conservado de España
En el exterior cuenta con una impresionante muralla coronada por dos torres semicirculares, mientras que en el interior llama la atención la iglesia de San Pedro, una joya románica del siglo XI. Su estructura se compone de una imponente cúpula repleta de detalles y capiteles ornamentados con iconografía de la época. Esto es un símbolo vivo de que el castillo no solo tuvo una gran relevancia militar, siendo un bastión fundamental durante la reconquista musulmana, sino también religiosa y monástica.

El monasterio y la iglesia del castillo se levantaron en la década de 1070 y estuvieron ocupados en sus inicios por monjes agustinos. Este nuevo sentido espiritual se lo dio el rey Sancho Ramírez. Cuando se completó la reconquista, el castillo perdió su función militar y, aunque la dimensión religiosa se mantuvo así hasta el siglo XVI, en esa época quedó prácticamente abandonado. Quizá debido a su aislamiento geográfico, se mantuvo en buenas condiciones hasta que se restauró y se declaró Monumento Nacional en el siglo XX.

Lo que hoy se puede visitar de la fortaleza de unos 2.200 metros cuadrados son sus murallas sustentadas por ocho torreones, la torre albarrana que en su día fue el campanario de un templo muy anterior a la construccioń del castillo, la iglesia en su interior con su imponente crucero, la torre del Homenaje de 31 metros de altura -una de las edificaciones militares mejor conservadas de la época-, el pozo con su brocal y el aljibe con las bóvedas de medio cañón.
El entorno privilegiado que rodea el castillo
Otro punto atractivo del castillo de Loarre es su ubicación geográfica. Está rodeado de paisajes que continúan prácticamente vírgenes y que han sido testigo de batallas y del paso de conquistadores por allí. Se dice que está suspendido sobre un abismo porque es literalmente así. Se encuentra en la Hoya de Huesca, a 1.070 metros de altitud sobre una llanura que se extiende hacia el valle del Ebro. En esta zona hay otros muchos monumentos destacados como el Monasterio de San Juan de la Peña o la Colegiata de Bolea.

La comarca se enmarca entre las sierras pirenaicas de Santo Domingo, Loarre, Caballera, Gratal y Guara y la Estepa Monegrina. Las formaciones geológicas llamadas "Mallos" son las más características de este área, con algunas conocidas como los Mallos de Riglos, Agüero y Murillo cerca del río Gállego o los Mallos del Salto de Roldán y Vadiello en el Parque Natural de la Sierra de Guara. Sobre el castillo de Loarre vuelan aves rapaces como el quebrantahuesos y el buitre leonado, en una zona de una naturaleza absolutamente privilegiada.
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