5 lugares de España donde podrán verse auroras boreales en 2025: un fenómeno mágico que debes presenciar una vez en la vida
El aumento de la actividad solar ha hecho que las auroras boreales se vean cada vez más al sur. En 2025, España vuelve a tener posibilidades reales de contemplar el fenómeno más mágico del cielo.

El 2025 será un año astronómicamente intenso. La NASA y el Instituto Geográfico Nacional han confirmado que el Ciclo Solar 25 alcanzará su punto máximo, lo que significa más tormentas geomagnéticas y, con ellas, más probabilidades de ver auroras boreales incluso en latitudes tan insólitas como la península ibérica. ¿No es increíble que no sea necesario irse a Laponia para disfrutar de una maravilla así? ¡Si es que en España tenemos de todo! Y eso, en Viajar, lo sabemos.
Y aunque no todos los días el cielo se vista de verde, en los últimos años España ha sido testigo de varios episodios históricos. Luces danzantes sobre Galicia, reflejos rosados en Cantabria, destellos en Soria y hasta resplandores verdosos sobre el Mediterráneo.
El fin del mundo se ilumina
Pocas cosas hay más poéticas que ver una aurora boreal desde donde empieza, o termina, la tierra. En la provincia de A Coruña, especialmente en Malpica, Estaca de Bares y Cabo Ortegal, se han registrado en los últimos años las auroras más nítidas de toda la Península. El Atlántico en calma, el viento del norte y la ausencia de contaminación lumínica convierten esta costa gallega en el mejor observatorio natural de auroras de España.
En mayo de 2024, cientos de personas fotografiaron el cielo teñido de fucsia y verde sobre el mar. Y los expertos lo confirman: en 2025, las probabilidades aumentan. Si hay un lugar en España donde el cielo baila, es este.
Luces sobre el mar
El norte de Cantabria también ha tenido su ración de magia. Durante las grandes tormentas solares de 2023 y 2024, se detectaron auroras débiles visibles desde Langre, Cabo Mayor y el faro de Ajo. Allí, el horizonte marino abierto al norte crea un escenario perfecto. Si el cielo se tiñe, el mar lo refleja.

Además, Cantabria cuenta con uno de los cielos más limpios de la cornisa, sobre todo en invierno. Ver un resplandor verdoso sobre las olas en mitad de la noche es una experiencia que pocos olvidan. Una aurora aquí no se ve, se siente.
Donde las montañas también brillan
En los Pirineos de Huesca, la altura y la oscuridad son aliadas del viajero paciente. Durante los últimos episodios de actividad solar intensa, algunos fotógrafos captaron auroras muy tenues desde el Balneario de Panticosa y el valle de Benasque. En noches despejadas, los observatorios naturales de Ordesa o Astún ofrecen una vista privilegiada hacia el norte, con el silencio absoluto de la montaña como único acompañante. No hay garantía, pero sí esperanza, y pocas cosas hay más bellas que esperar una aurora bajo un cielo de estrellas en los Pirineos.
Magia en la España vacía
Si hay un cielo que sabe de estrellas, es el de Soria. En la zona de Duruelo de la Sierra y Vinuesa, junto a la Laguna Negra, varios astrónomos aficionados fotografiaron un resplandor rojizo durante la tormenta solar de 2024. No era un espejismo; la aurora había llegado, aunque tímida. El Parque Natural de la Sierra de Urbión es uno de los lugares más oscuros de Castilla y León, certificado como Destino Starlight. Allí, las posibilidades son reales, y el entorno hace que la espera sea casi un ritual.
El Mediterráneo también mira al norte
Parece improbable, pero no imposible. En las noches más intensas del ciclo solar, el extremo norte de Menorca ha sido escenario de auroras débiles visibles desde Punta Nati o el Faro de Cavalleria. Su cielo oscuro y despejado, su horizonte marino y la tranquilidad de la isla en invierno crean las condiciones ideales para una sorpresa así.
Además, Menorca es Reserva de la Biosfera y un referente internacional en turismo astronómico. Si en 2025 el Sol decide brillar más de lo normal, el Mediterráneo podría teñirse de verde por una noche.
Mirar al cielo como antes
Quizá la magia de las auroras no esté solo en su rareza, sino en lo que nos recuerdan; que todavía hay cosas que no controlamos, que el cielo sigue siendo un misterio y que vale la pena salir de noche, mirar hacia el norte y esperar. En 2025, España podría volver a vivir ese milagro. Y cuando ocurra, no habrá pantalla que lo capture del todo. Solo ojos que lo recuerden.
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