Ybykty-Say, el cañón secreto de Kazajistán que te transportará a otro planeta o a las profundidades marinas
Entre el mar Caspio y las inmensas estepas del suroeste de Kazajistán se despliegan los secretos geológicos más impresionantes del país. Explorarlos supone adentrarse en un mundo irreal donde el silencio lo llena todo.

Alrededor del mundo aún quedan lugares que parecen escapar de los mapas y, por lo tanto, de las listas de los viajeros. Lugares donde la naturaleza está cicatrizada por muescas tan bellas que resultan irreales. Es el caso Ybyskty-Say, un cañón que se abre como una profunda cicatriz en mitad de la llanura desértica de la provincia de Mangystau, al suroeste de Kazajistán.
El desfiladero, cuyo nombre viene a traducirse como “lugar donde duermen las ovejas”, se formó durante la era terciaria, cuando el antiguo mar de Tetis cubría esta extensa península caracterizada por sus terrenos áridos. Al retirarse las aguas, dejaron sedimentos calcáreos y arcillosos que, durante millones de años, han sido esculpidos por la erosión del viento, dando forma a este túnel de piedra cuya altura difiere entre los 3 y 6 metros.

Paredes estriadas, arcos blancos y formaciones imposibles recuerdan a templos, animales o castillos. Siluetas que cambian dependiendo de la hora del día, llegando a acentuar sus tonalidades al atardecer, cuando los rosados y anaranjados de la estepa se tornan explosivos. Ocres, rojizos, blancos y grises se entremezclan en las capas horizontales de las cavidades narrando la apasionante historia geológica del lugar.

Seguir sus curvas, escalar sus recodos y saltar pequeñas lagunas esporádicas nos conducirá a sus laberínticas profundidades, donde podremos contemplar su geología. También es posible recorrer el techo de las paredes del cañón para obtener las panorámicas más vertiginosas de este tesoro indómito.
Un viaje a otro planeta
El cañón de Ybykty no es la única maravilla de este territorio hecho de vientos y silencio. Mangystau no necesita filtros ni grandes campañas turísticas para cautivar, a pesar de que las redes sociales ya estén haciendo su parte siguiendo una tendencia de instagramers que se cuelgan de peligrosos acantilados en busca de likes.

Los paisajes desérticos y solitarios que conforman esta zona, le han dado el sobrenombre de “Kazajistán marciano”. Entre ellos destacan la montaña Sherkala, el Valle de las Bolas (Torysh) -donde infinidad de esferas pétreas de enorme tamaño se amontonan- o Bozzhyra, con sus afilados pináculos blancos que cortan la respiración.
Mangystau también está salpicado por necrópolis y mezquitas milenarias, la mayoría de ellas subterráneas o excavadas en la roca, que atraen a peregrinos de países vecinos. Las más famosas son Beket-ata, Shapak-ata y Karaman-ata.
La aventura está servida
Aktau es la capital de Mangystau, reseñable puerto y puerta de entrada a este territorio extraterrestre. Situada a orillas del mar Caspio, esta ciudad fue fundada en los años 60 como centro energético, tras descubrirse yacimientos de petróleo y uranio. Su trazado soviético guía hasta el agradable paseo que se extiende a orillas el mar Caspio, alumbrado por un faro enclavado en lo alto de uno de sus edificios.

Desde Aktau se pueden contratar excursiones en todoterreno a todas las maravillas naturales de Mangystau. No hay señalización que indique el camino y las carreteras se convierten en caminos de tierra compartidos con caballos y camellos, por lo que la aventura está garantizada. Tras realizar largos y polvorientos trayectos, aguardan impresionantes recompensas y la certeza de haber llegado a rincones donde pocos han puesto un pie. Rincones en los que sentirás estar en Marte o en las profundidades marinas, donde realmente estás.
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