Ha viajado a más de 90 países y solo hay uno al que volvería siempre: “Me hace sentir viva, en calma y curiosa a la vez”
Tras visitar más de 90 países, esta viajera estadounidense rompió su propia regla de no repetir destino y en Islandia encontró algo que no esperaba.

Ha recorrido más de 90 países y su norma era inquebrantable; visitar cada uno solo una vez, porque el mundo es demasiado grande para repetir destino. Pero hay un lugar que consiguió romper su regla. Uno que, según confiesa, “podría visitar una y otra vez sin cansarme jamás”; Islandia. La primera vez que viajó al país de fuego y hielo lo hizo casi por casualidad. Siempre lo había tenido en mente, pero no como prioridad. Hasta que una amiga la animó a descubrirlo. Voló desde Washington sin imaginar que aquel paisaje acabaría marcándola para siempre.
Desde el primer día quedó impresionada por la fuerza de la naturaleza; glaciares, cascadas, campos de lava y un aire tan limpio que parecía nuevo. “Recuerdo conducir por una carretera vacía, con montañas a los lados y un cielo que no terminaba nunca. Fue abrumador”, relató. Pero lo que más le sorprendió no fue solo el paisaje, sino la sensación de paz que encontró. “Islandia es segura, acogedora y diferente a todo. Me sentí tranquila, inspirada y, al mismo tiempo, muy viva”, asegura.
Bienvenida al norte más libre
En Reikiavik descubrió una capital pequeña, pero vibrante, donde el arte, la música y la amabilidad marcan el ritmo de la vida. “Al llegar vi una enorme bandera arcoíris pintada en la calle, y eso me hizo sonreír. Fue una bienvenida preciosa. Sentí que Islandia es un lugar donde puedes ser tú misma sin miedo”.

Después llegó el baño en la Sky Lagoon, un ritual islandés que combina bienestar y silencio frente al mar. “Mi vida es estresante, pero allí me relajé. Sentí que todo encajaba, que estaba justo donde debía estar”, contó en una entrevista a Travel + Leisure.
Regresar para seguir descubriendo
Lo que iba a ser una visita única se convirtió en una historia continua. Regresó una segunda vez, apenas unos meses después, para hacer un crucero por el norte y ver ballenas. Y volvió una tercera, en invierno, para cumplir un sueño pendiente, el de ver la aurora boreal. “Quería conocer Islandia cubierta de nieve. Se veía totalmente diferente, más mágica. Pude ver brevemente la aurora y fue increíble”, explicó.

Aquella tercera visita le confirmó algo, y es que Islandia nunca se agota. “Fue una prueba más de que siempre hay algo nuevo por descubrir. La próxima vez quiero ver una erupción volcánica”, confesó mientras ya planeaba su regreso.
El país donde la tierra respira
Ubicada en mitad del Atlántico Norte, Islandia es una tierra que vibra entre fuego y hielo. Sus paisajes parecen irreales; volcanes activos, géiseres, glaciares que avanzan lentamente hacia el mar y cascadas que rugen con una fuerza primitiva. En verano, el sol apenas se esconde; en invierno, la noche se ilumina con auroras boreales. El país es pionero en sostenibilidad (toda su energía proviene de fuentes renovables) y sus habitantes viven en armonía con una naturaleza que impone respeto.

Reikiavik, su capital, resume a la perfección ese espíritu. Una mezcla de diseño escandinavo, cultura efervescente y calma nórdica. En Islandia, el tiempo no corre. Se respira.
Un destino que se vive, no se visita
Quizá por eso, aunque ha recorrido medio planeta, esta viajera considera Islandia su refugio. “No importa cuántas veces la visites, siempre te enseña algo nuevo". Te hace sentir pequeña y, al mismo tiempo, parte de algo enorme”. Y tal vez ahí resida su magia; hay lugares que se admiran, otros que se recuerdan y unos pocos que te transforman. Islandia pertenece a esa última categoría.
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