Venecia, romántica y secreta

Un paseo por las joyas escondidas de la ciudad en la que se inventó el turismo, la ciudad de las maravillas, la ciudad del pasado, pero también la ciudad del futuro, que lucha porque solo barcos eléctricos surquen sus canales.

Venecia
Venecia / Hein van Tonder

Es más fácil escribir de unos zapatos que del amor y mucho más sencillo escribir sobre cualquier otro lugar del mundo que no sea Venecia porque de Venecia y del amor todos han escrito, todos han estado, todos creen que saben y nadie, absolutamente nadie, sabe nada.

Venecia y el amor siguen siendo tan conocidos que son secretos, tan voceados a gritos que solo se comprenden en silencio y en voz baja, tan fotografiados que nadie ha visto su verdadero rostro, tan cacareados que nadie sabe lo que verdaderamente quieren decir.

Venecia, Italia

El Mercato del pesce al minuto es la lonja de pescado de Venecia y se encuentra cerca del Puente de Rialto

/ FC Federico ChiccoDodi / ISTOCK

En esta ciudad se inventó el turismo, apenas el doge Dandolo arrasó Constantinopla y se trajo de allí los caballos de bronce que capitanean la Basílica de San Marcos, apenas se terminaron el laberinto de canales subterráneos que garantizaba que la Piazza no se inundase y hoy están anegados por el agua que trajeron los grandes cruceros, apenas los palafitos de la laguna se convirtieron en palacios, los nobles y los reyes de todo el mundo se apresuraron a visitar la ciudad de las maravillas para poder contarlo.

Venecia, Italia

Obras de los pintores barrocos Antonio Zanchi y Pietro Negri en las escaleras de la Scuola Grande di San Rocco.

/ Rimbalzino / ISTOCK

Inicio del Grand Tour

En el siglo XV todos venían ya a visitar la Serenissima. Mucho más tarde, en el siglo XIX, Venecia era el inicio del Grand Tour: el viaje que los nobles e intelectuales ingleses debían hacer por Europa antes de encerrarse en sus castillos en la bruma, y en la segunda mitad del siglo XX el Grand Tour estuvo al alcance de todo el mundo y Venecia, a punto de perecer por causa de su belleza.

Después de las cruzadas vinieron los cruceros. Hordas de viajeros armados con botellas de plástico y a veces con sombrillas se lanzaron a hacer pícnics en todas sus escalinatas impidiendo el paso por sus 354 puentes abarrotando sus 100 islas y haciendo cola en sus 200 canales. Un ejército de soldados disciplinados y sudorosos atraviesan cada día la Strada Nova, esa herida que los austriacos infligieron a Venecia derribando las casas y secando los canales para que los soldados y los turistas puedan llegar cómodamente de la estación de tren a la Plaza de San Marcos. No siempre fue así.

Venecia, Italia

La ciudad cambia de rostro al atardecer, cuando levan anclas los cruceros.

/ William Fawcett / ISTOCK

Durante siglos los venecianos construyeron las islas y, aún más, crearon islas artificiales, como la de Santa Maria della Grazia, sobre un bosque de árboles invertidos sin preocuparse de que pudieran ser caminables, sin puentes y sin aceras porque aquí las calles son de agua, la puerta principal de los palacios es la puerta de acqua, la que se abre al canal y a la marea que dos veces al día trae la vida a la ciudad de la laguna. Esa es la respiración perfecta que se creó en el 1300 y que duró hasta que en los años 50 el hombre moderno mucho menos civilizado que los ingenieros de la Serenissima abrió el Canal del Petróleo y más tarde lo ensanchó para que pudieran entrar las naves de crucero. De esa forma la laguna que era de agua semidulce, agua que nacía del río Brenta y del agua del mar a partes casi iguales, se hizo demasiado salina y peligrosa para los cimientos milenarios y las inundaciones que antes no existían parieron el agua alta: diversión para los turistas y pesadilla para los venecianos. El 4 de noviembre de 1966 la primera acqua granda dejó muerte y desolación y despobló Venecia.

Venecia, Italia

A las seis de la mañana, la plaza más visitada del mundo amanece solitaria con una luz asombrosa.

/ AlexAnton / ISTOCK

Peligro constante

La segunda acqua granda me tocó vivirla en primera persona el 12 de noviembre de 2019, el día en el que presentaba mi novela La muerte blanca en Ca’ Sagredo sobre el Gran Canal a la luz de relámpagos que hubieran encantado a Byron, los más de cien asistentes y yo veíamos incrédulos cómo subía el agua y seguíamos bebiendo prosecco y escuchando la lectura del libro como si estuviéramos en la cubierta del Titanic. Cuando nos atrevimos a salir al Campo Santa Sofia, el agua nos llegaba a la cintura. Pocos minutos más tarde, el agua subió dramáticamente y alcanzó los 187 centímetros e inundó la Basílica de San Marcos, la Biblioteca Marciana y la casi totalidad de los restaurantes y negocios venecianos.

Es en la adversidad y no en la prosperidad cuando los venecianos muestran su verdadera grandeza. Durante días no había comida porque el agua había arrasado los supermercados y sus frigoríficos, y los venecianos no solo traían la comida a los ancianos con sus propias barcas, sino que socorrían a las islas cercanas como Pellestrina. Los niños limpiaban el barro y achicaban el agua de los negocios con sus padres. El precio de vivir en la ciudad más bella del mundo se paga, el privilegio se merece y sus habitantes llevan mil cien años ganándoselo a pulso a fuerza de reinventarse.

Venecia, Italia

Decenas de esculturas históricas decoran los muros junto a la basílica de Santa María Asunta en la isla de Torcello.

/ TOLGA ILDUN / ISTOCK

Y a pesar de los miles de visitantes, el lugar sigue siendo único. Se habla de la Venecia del Norte, de la Venecia de Oriente, pero esta es la única, la original, la inimitable. Si las ciudades son libros para leer con los pies, esta es una enciclopedia y si sabes leerla, contiene el secreto de tu vida y algunos otros. Y el primer secreto es este: duerme aquí y no en la tierra firme ni en ningún otro lugar, Venecia es solo la isla donde están los canales, solo durmiendo al pie de su agua te entregará el secreto de su cielo, te sentirás distinto al despertar aquí como si despertaras en el cielo. El segundo derivado del primero: levántate temprano a las seis de la mañana con una luz asombrosa, la ciudad será solo tuya antes de que lleguen los millones de personas que duermen lejos, que toman trenes, tranvías y autobuses con tal de ahorrar algunos euros.

Si puedes, duerme en el Hotel Aman y si no, desayuna en uno de sus salones.

Visita el Mercado de Rialto a primera hora de la mañana, cuando las gaviotas toman posición para el festín de la vida, y al amanecer la Plaza San Marcos será tuya, con los soportales desiertos y una luz de oro guiñándote los ojos. Y acuéstate tarde, a partir de las ocho las hordas se van con las mochilas y las maletas de ruedas a otra parte. La ciudad cambia de rostro, se hace aún más misteriosa, se viste con velos que aún no conoces.

Venecia, Italia

Vistas desde el Palacio Contarini del Bovolo.

/ font83 / ISTOCK

Entre fantasmas

A esa hora es el momento de ir en busca de un vino biodinámico o vino natural que se cultiva en las islas de la laguna, dirígete a la Fondamenta de la Misericordia, con sus infinitos bares y restaurantes para probar los cicchetti o pinchos gourmet del Vino Vero, el bar más chic de toda Venecia, o vete a cenar al Algiubagio en la Fondamenta Nove, desde la que puede verse el Casino de los Espíritus y donde los venecianos afirman que habitan los fantasmas. Fantasmas en este caso a los que les gusta comer y beber bien, porque a flor de laguna y en frente de la Isla de San Michele, que Napoleón transformó en cementerio pero que sigue siendo la más romántica de la laguna, se puede no solo beber un ombra de buen vino, sino degustar una comida de pescado con un punto de refinamiento.

Venecia, Italia

Arcos del Palacio Ducal al amanecer.

/ mammuth / ISTOCK

No lejos de este lugar se encuentra uno de los mejores restaurantes japoneses del mundo: la Osteria Giorgione da Masa. El chef Masa, en la calle larga de los Proverbios (ojo a los nombres de las calles y los campos venecianos, ellos solos escriben un poema), recrea las verdaderas tabernas de Japón en un local que hubiera hecho las delicias de Marco Polo. Porque este es el nudo donde Oriente y Occidente se encuentran, donde todos los caminos se cruzan porque en el agua los caminos son invisibles, se borran, dejan estelas que se besan en el horizonte.

Siguiéndolas pasa de largo a las multitudes que toman el vaporetto número 12 en la Fondamenta Nove para visitar Murano y Burano. Continúa hasta la isla de Torcello, la antigua capital donde todos murieron para que Venecia pudiera nacer. Siéntate en la silla de Atila y saborea los mosaicos bizantinos que se cuentan entre los más hermosos del mundo y piérdete por los senderos hasta la casa del pintor olvidado.

Venecia, Italia

Canal del barrio de Cannaregio.

/ Fingerszz / ISTOCK

Y al regresar, un buen paseo hasta la Scala Contarini del Bovolo, famosa por su escalera: una de las joyas escondidas de Venecia, igual que la Scuola Grande di San Rocco, la Capilla Sixtina de Tintoretto, donde os encontraréis a solas con la belleza.

Paseando en la noche veneciana todo es posible: encontrarse a los vivos y a los muertos, a un magnate de los videojuegos, a un espía, a un rey y a veces a un poeta.

Ten cuidado con no enamorarte de tus propios pasos. Dicen que Venecia es la ciudad del amor. Lo dicen, pero no es cierto, pues cuando vienes con alguien a este laberinto de callejuelas, te enamoras, pero no de la otra persona, sino de la ciudad. Es el llamado mal de Venecia, del que yo padezco un caso grave. Comienzas a volver con cualquier excusa y un día te encuentras viviendo aquí bajo la niebla naranja del invierno. Eso les pasó a Iosif Aleksandrovič Brodskij y a Ezra Pound, a Peggy Guggenheim y a muchos otros. Unos escogen Venecia para vivir y otros para morir, como Wagner, que al sentirse enfermo vino aquí para extinguirse en un palacio del Gran Canal donde hoy está el Casino de Venecia.

Venecia, Italia

Scuola Grande di San Rocco, a la izquierda, junto a la Iglesia de San Roque, a la derecha.

/ Jeannot Olivet / ISTOCK

Un buen restaurante es el que transforma tu día, el que es capaz de cambiar tu mal humor por buen humor; ese el caso de Antiche Carampane, tan difícil es encontrarlo como conseguir mesa. He ido con más de una celebrity y nos han dado con la puerta en las narices. Y sin embargo todo es posible en la ciudad de agua y también comer aquí. O eso dicen.

Vuelve a ser de día y después de madrugar leemos en la guía que todos los hornos que fabricaban vidrio fueron prohibidos en Venecia y se encuentran en la cercana Murano. ¿Todos? No, hay un solo horno que sigue existiendo en Venecia escondido en Cannaregio, el barrio bohemio de la ciudad: Orsoni (orsoni.com), el templo del color, que produce mosaicos con filigrana de oro de 24 quilates como en el imperio bizantino. Este es el único fuego que se enciende legalmente en Venecia con su fastuosa Biblioteca del Color, que atesora 3.500 colores con todas sus gamas y matices. Un verdadero placer para los sentidos. Por supuesto, es necesario reservar, pero vale la pena. Este es uno de los secretos venecianos mejor guardados.

Venecia, Italia
Venecia, Italia / Rudolf Balasko / ISTOCK

El otro secreto guardado celosamente por los reflejos en el agua es que esta no es la ciudad del pasado, sino la del futuro, sin coches, a medida del hombre, con la primera bricola para recargar barcos eléctricos que muy pronto serán los únicos que surquen los canales (e-concept.it).

Laboratorio del futuro

Estos barcos eléctricos son los pioneros de la Venecia sostenible que los cisnes y los delfines podrán compartir con el hombre como lo han hecho durante la pandemia. Venecia laboratorio del futuro se encuentra en la siguiente encrucijada: la duda entre ser como siempre ha sido, un faro para el mundo que acoge a artistas e intelectuales con los proyectos más atrevidos de su tiempo igual que acogió a Galileo Galilei o a la primera mujer universitaria, o convertirse en un parque temático para turistas extranjeros en su infinito descenso a la decadencia como si fuera una de las Bellas Artes.

En cualquier caso, no puede tener miedo de la oscuridad quien ha subido a las estrellas. La ciudad ha renacido de nuevo del barro, del acqua alta, de la desidia, de la corrupción, del olvido, del turismo de masas y renacerá una y otra vez porque lo único que nos hace humanos es la belleza.

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