Bienvenidos a Uganda, la perla de África

Recorremos la niña bonita del corazón más verde de África tras los pasos de los grandes exploradores del XIX, reviviendo sus aventuras con la persona que más y mejor conoce África, Dani Serralta. En su camión haremos kilómetros de belleza.

Uganda, África

Transportando la cosecha platanera en Kasenda, en el noroeste del país

/ Josep M. Palau

Solo hay que hacer el pequeño esfuerzo y retroceder a mediados del XIX; el Imperio Británico aún no se había quitado la espina de los grandes descubrimientos que españoles y portugueses llevaron a cabo durante los siglos XV y XVI. Habían ampliado sus colonias, pero la gloria colonial genera vicio y fijaron el tiro en India, y en una parte del mapamundi que continúa pintado de blanco. Las aspiraciones coloniales del Imperio Británico encuentran en aventureros y exploradores a los mejores aliados.

Uganda, África

Cascadas Murchison

/ Josep M. Palau

La reina Victoria sería recordada en el continente que dio origen a la humanidad. La fama llegaba en forma de aventura y África ofrecía la ecuación perfecta. Uganda fue anhelado por su riqueza geográfica. En tiempos del romanticismo primaba renombrar territorios, descubrir ríos y montañas, o navegar por los grandes lagos. Livingstone ya había encontrado el río Zambeze y renombrado a las Cataratas Victoria en Zimbabue, pero se hallaba “perdido” buscando el último gran mito de África, las Fuentes del Nilo.

Uganda, África

Jirafa en Murchison Falls National Park

/ Josep M. Palau

Al ambicioso periodista Stanley le había sido encomendada la misión de encontrarle. Conocía muy bien el continente tras prestar sus servicios al rey Leopoldo de Bélgica, y había demostrado ser un superviviente sin escrúpulos. Pero las disputas por encontrar las Fuentes del Nilo habían empezado años antes, con otros dos exploradores tan diferentes como amigos, Burton y Speke. Otro británico, el oficial Samuel Baker, descubría el lago Albert y llegaba a las cataratas que bautizó como Murchison. Uganda era el nuevo epicentro de la curiosidad geográfica y antropológica.

En el corazón de los Grandes Lagos

Uganda es de un verde intenso, bosque húmedo, selva ecuatorial. El agua emana y los grandes lagos africanos salpican el norte y centro del país concediendo rojas tierras fértiles, y grandes parques naturales. Kampala es un caos muy entretenido. Un mar de aromas, el olor de una dulce polución, afrutada y podre. El gentío se cruza en todas las direcciones, entre un monumental atasco de moto-taxi boda boda y matatus, furgonetas que transportan personas, animales o cosas. Los marabúes surcan un cielo cercano, cumpliendo su función de limpiadores de ciudad. Todos a una entre colchones, pollos, camas, o vacas, mientras, predicadores cumplen su misión de salvar el mundo. Un mundo que allí ya parece perdido ante los ojos de quienes vienen de otra parte del globo, incapaces de entender que hay millones de realidades tan válidas como la suya.

Uganda, África

Gorila en el Bosque Impenetrable de Bwindi

/ Josep M. Palau

Murchison Falls National Park

Con sus casi 5.000 kilómetros cuadrados, 76 especies de mamíferos y 420 tipos de aves, es el parque más grande de Uganda. Hogar de búfalos, leones, leopardos, facocheros o elefantes, pero también de la peculiar y protegida jirafa de Rothschild, que ha encontrado aquí el hábitat perfecto, concediendo a Murchison Park el honor de ser el lugar con mayor población mundial de esta rara especie de jirafa negra. Aquí veremos antílopes para todos los gustos y al cobo de Uganda, el antílope nacional. Los hipopótamos rondan muy cerca del campamento. Elefantes y facocheros curiosean y los rojos termiteros dan intensidad al lienzo verde.

Uganda, África

Leona en el Parque Queen Elizabeth

/ Josep M. Palau

Ha llegado el momento de recordar a Samuel Baker, el primer británico en llegar al lago y bautizarlo con el nombre del esposo de su reina, Albert. Patrocinado por la Royal Geographical Society llevaba dos años buscando a Speke y Grant. Estamos en plena época victoriana y el romanticismo ha calado en la vieja Europa. Rider Haggard ya está escribiendo su gran obra, Las minas del rey Salomón, Samuel Baker y Florence, eran sin saberlo, protagonistas de una historia tan romántica y épica como el género literario de moda. Ella, húngara, huérfana y secuestrada por turcos, fue comprada por Baker en un mercado de venta de esclavos.

Uganda, África

Riwa es el santuario de rinocerontes más importante de Uganda

/ Josep M. Palau

Un amor a primera vista y una vida de aventuras de la que ella fue instigadora. Juntos emprendieron el viaje en búsqueda de los exploradores perdidos y fueron el origen de una de las escenas más románticas de Hollywood. En las cataratas de Karuma, Florence lava su rubio cabello, dando guion a Pollack en sus Memorias de África. Fue inspiradora de la nueva heroína, guapa, sensual y valiente que motivó a escritores y guionistas, contemporáneos y venideros. El 14 de marzo de 1864 llegan al lago Albert y visionan también las cataratas más peligrosas del mundo, las Murchison. Ahora este parque Nacional es joya de Uganda. Las cataratas que vieron los Baker juntan en apenas seis metros todo el caudal del Nilo Blanco haciendo de ellas el salto de agua más potente del mundo, a pesar de tener solo 43 metros de desnivel. Ensordecedora, abrumadora, espectacular.

Uganda, África

Pastor en Buhoma

/ Josep M. Palau

Hogar de chimpancés y gorilas

El bosque húmedo de Budongo es el entorno perfecto para las comunidades de chimpancés. No siempre vivieron con la tranquilidad que ahora les proporciona la protección del parque. Durante los sesenta y setenta, los bebés de chimpancés eran enviados a países de oriente medio como mascotas. Esto ocasionó su casi desaparición. Gracias al Dr. Reynolds hoy podremos disfrutar de un apasionante trekking por el bosque para observar su actividad en libertad y sobre todo escucharlos.

Uganda, África

Mujeres trabajando en las plantaciones de Kasenda

/ Josep M. Palau

La ruta con Ankawa Safari es intensa y transcurre ahora entre papiros, plataneras y grandes extensiones de cultivo de maíz, la gente camina a ambos lados de la carretera, al saludar sus ropajes multicolor hondean como banderas de alegría. Hay que atravesar el reino de Tooro. Los Montes de la Luna de Ptolomeo aparecen en el horizonte como una acuarela impresionista. El monte Stanley en las Rwenzori es su pico más alto, y aunque Stanley lo avistó y le cambió el nombre, nunca culminó su pico.

Uganda, África

Las sonrisas de los habitantes de Kasenda

/ Josep M. Palau

El Parque Queen Elisabeth es otra de las joyas de Uganda, parada obligada en la ruta hacia el hogar de los gorilas. 2.000 kilómetros cuadrados, 95 especies de mamíferos y más de 640 tipos aves lo convierten en el segundo parque más importante del país. Las tardes se refrescan con la lluvia tropical y las noches están sembradas de rugidos de hipopótamos y el chillar de las hienas. Paraíso de leones, búfalos, leopardos, elefantes, cobos de Uganda, grullas coronadas y facocheros. El paisaje sigue siendo muy verde, pero ofrece la imagen de África con acacias de grandes pinchos, algunas habitadas por miles de tejedores cuyos nidos las decoran en eterna Navidad. Las gigantes euphorbias camuflan al leopardo y la tierra es aquí más blanca. Hay cráteres salados que se formaron por la explosión de gases acumulados bajo la tierra hace millones de años.

Uganda, África

Gorila de montaña en el Parque Nacional del Bosque Impenetrable de Bwindi

/ Josep M. Palau

En la Península de Mweya, el canal de Kazinga comunica los lagos George y Edward. Bienvenidos al edén. De los Big Five aquí hay cuatro, culpa de las mafias que extinguieron al rinoceronte, pero aquí Dios estuvo creativo y generoso. Todos a una, como si quisieran salir juntos en la misma fotografía, marabúes y pelícanos se agolpan junto a hipopótamos, cocodrilos, elefantes o búfalos. En los árboles las águilas pescadoras observan el barco navegar y los martines pescadores demuestran su habilidad, también hay tántalos, y cormoranes de cuello blanco, y tantos otros que hacen del paseo un auténtico show de vida salvaje. Cultivos de mijo, plantaciones de café y maíz, plataneras, niños que gritan “mazongo” (blancos) y tan solo buscan un adiós. Los ladrillos de arcilla se amontonan para ser horneados in situ y la vida de Uganda sucede en directo, es el camino hacia Bwindi.

Uganda, África

Hipopótamos en Ishasha

/ Josep M. Palau

En busca de gorilas de montaña

En el Bosque Impenetrable de Bwindi habitan los gorilas, aquellos que en otro tiempo también estuvieron a punto de la extinción y que, gracias al turismo sostenible, han logrado multiplicarse. Es aquí donde se encuentran la mayoría de gorilas de la montaña de África. También es la tierra de los pigmeos que fueron obligados a sacrificar su hábitat en pro de los gorilas cuando se limitó el parque que los protegería. Buhoma es una pequeña comunidad, con apenas dos calles de casetas de madera y techos de latón, que, al caer la tarde y el sol abrasador, se llena de vida con mercados callejeros. Es la manera más auténtica de saborear otra parte de Uganda, la gentileza y simpatía de sus habitantes. Desde aquí hasta el Bosque Impenetrable la carretera discurre entre plantaciones de café y té.

Uganda, África

Elefante en Murchison Falls National Park

/ Josep M. Palau

Es aún temprano y los recolectores caminan a un lado de la carretera con las cestas que desafían el equilibrio sobre sus cabezas, comienza una nueva jornada de trabajo. En el Bosque Impenetrable habitan varias familias de gorilas que solo pueden ser vistadas durante una hora, una vez al día y en días alternos. Cada grupo de máximo ocho personas visita una familia. Los gorilas están en libertad y hay que dar un buen paseo por el bosque húmedo hasta encontrarlos. Un paseo que ha de hacerse con machetes para abrir camino, con buen calzado y con el cuerpo cubierto. Tomando las medidas oportunas no resulta peligroso, pero sí emocionante. El bosque es francamente impenetrable, el suelo muy resbaladizo e irregular, y es recomendable tener cierto nivel de forma física. Los gorilas son mucho más accesibles que los chimpancés, parecen invitarte a su hogar, no huyen y se dejan observar. Cada nacimiento es el gran acontecimiento del parque, símbolo de la ternura que este país inspira.

La última gran aventura convertida en mito de África fue el descubrimiento de las Fuentes del Nilo. Una aventura que enfrentó a tres exploradores, con sus tres versiones y que llevó al suicidio al descubridor definitivo, Speke. De nuevo el romanticismo en estado puro, aventuras épicas en un mapa que empezaba a dibujarse. Según Ptolomeo en su Cosmografía, el agua del Nilo venía desde el cielo a los Montes de la Luna (Rwenzori) y de ahí a dos grandes lagos, ahora Albert y Edward. El Nilo era el padre de todos los ríos y su Cosmografía fue considerada la gran obra de la geografía mundial por los eruditos de Europa.

Uganda, África

Safari en el Parque Queen Elizabeth

/ Josep M. Palau

Pero las Fuentes del Nilo, en época victoriana, seguían sin aparecer. El río Nilo es desde la antigüedad fuente de riqueza y Egipto no hubiera sido lo que fue si sus aguas no hubieran bendecido el país, pero ¿dónde nacía? Un espadachín, intelectual y políglota, Richard Francis Burton, ya había traducido por primera vez Las mil y una noches y el Kama-sutra, y a mediados del siglo XIX seguía decidido a dejar huella. Con Speke va a cartografiar el cuerno de África, entablan amistad y deciden ir juntos a encontrar el nacimiento del padre de todos los ríos. Recorren el Tanganica donde Burton cae muy enfermo, hecho que Speke aprovecha para llegar al Victoria, bautizarlo y decidir que ahí están las fuentes del Nilo, era un 28 de julio de 1862. Burton lo desprestigia, critica e intenta hundir argumentando que no ha hecho cartografía alguna, además era imposible que un río naciera en el hemisferio sur y desembocara en el norte. En 1864 se reconcilian y deciden exponer sus teorías en una conferencia conjunta, pero Speke no acude y de un disparo se quita la vida.

Para entonces Livingstone ya tiene otra posible ubicación, pero está perdido en el corazón de África. Es entonces cuando envían a Staley en su búsqueda, una aventura que duró más de dos años y quedó resumida en la famosa frase “Profesor Livingstone, supongo”, cuando lo halló en el lago Tanganica. Stanley confirma que en el Tanganica no están y navegando por el Victoria descubre algo sorprendente, el lago se encuentra a más de 1.100 metros de altitud, pero su caída es hacia el norte. Speke tenía razón. Un monumento lo recuerda en el lugar donde las aguas del Victoria se adentran en África para recorrerla hacia el norte y acabar en el Mediterráneo. La polémica continúa aún en nuestros días, pero el lugar es mágico, continúa impregnado de aventura y romanticismo épico.

Síguele la pista

  • Lo último