Tras las huellas de Santa Teresa

Vista de Ávila desde el mirador de Los Cuatro Postes

Vista de Ávila desde el mirador de Los Cuatro Postes, donde Santa Teresa acudía de niña a jugar con su hermao y donde, según la leyenda, se despidió, ya de monja, de Ávila.

/ Luis Davilla

El V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús invita a un acercamiento a toda la dimensión de esta monja rebelde y andariega, como le reprochaban sus muchos enemigos dentro de la Iglesia, que eligió su destino y alcanzó logros impensables para una mujer del siglo XVI. Nació como Teresa de Cepeda y Ahumada en Ávila el 28 de marzo de 1515, nieta de judíos conversos por parte de padre, en el seno de una familia acomodada y culta.

La Santa, como le dicen los abulenses, fue una mujer infatigable y de un carisma tal que, pese a su mala salud y al acecho constante de la Inquisición, se las compuso para conseguir el dinero y los permisos con los que, recorriéndose a caballo media España, fundar los conventos que se regirían bajo estas premisas entonces revolucionarias.

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